La cuestión es ajustarse lo mejor posible a la circunstancia actual de la organización. ¿Las habilidades de tus trabajadores se corresponden con las etapas correctas del ciclo de crecimiento de tu empresa? En pocas palabras, tu organización experimentará un crecimiento, mantenimiento y disminución en varias ocasiones a lo largo de los ciclos económicos. Cada fase requiere diferentes conjuntos de habilidades. Por ejemplo, donde la adaptabilidad es importante, necesitas colocar a alguien con fuertes habilidades de gestión del cambio. Sin ellos, los miembros del equipo no serán capaces de mantenerse al día con las crecientes demandas de la organización.
Es importante que aquellos que tengan un puesto de responsabilidad sean verdaderamente conscientes de sus capacidades, las acepten y sepan hacer a un lado en el momento justo. Si alguien que hasta el momento ha sido un buen estratega no se ve capaz de gestionar a un grupo grande de personas con el crecimiento inesperado del equipo, lo lógico sería que supiera apartarse a una posición donde sus habilidades sean realmente útiles, y dejar el lugar a personas que sean buenas organizando el capital humano.
En primer lugar, deja de ignorar el problema: si hay un asunto que debe solucionarse, ten la seguridad de que no eres la única persona en la empresa que lo ha percibido. Cuanto más tiempo dejes las cosas sin resolver, peor resultado vas a conseguir. La percepción de su liderazgo se resentirán, y la gente se preguntará por qué estás permitiendo que el problema siga en un perpetuo standby, sin una solución a la vista. Haz que revisar regularmente situaciones que sean claves para el buen desarrollo sea una prioridad para todo el equipo.
Sé claro sobre lo que esperas y dónde cada uno de tus empleados encuentra los límites en sus habilidades y en su rol en la empresa. Tómate el tiempo necesario para analizar esta clase de situaciones y ponerlas sobre el papel. Muchos líderes cometen el error de dejar pasar estas situaciones, pero sin llegar nunca a documentar sus pensamientos. Cuando llegue el momento de actuar, podrías pasar por alto algunos puntos que deben ser abordados y que has olvidado en algún recoveco de tu ocupada mente. No vas a tener muchas oportunidades para hacerlo bien.
Por último, empieza una buena ronda de comunicaciones: esperar para entablar conversaciones con los empleados no hará que el problema desaparezca. No esperes a la próxima evaluación de rendimiento, y procura siempre abordar el problema una vez que seas consciente de que existe y hayas analizado cuál es el camino a seguir. Lo más seguro es que tener una conversación con la persona con la que tengas el problema suponga un gran alivio para ambos.
En realidad, no todos los desafíos complicados e incómodos de afrontar tienen por resultado un final dramático. Abordar el tema rápidamente y con transparencia ayuda, y mucho, a ahorrar un recurso valioso y evitar perjudicar el trabajo de otros empleados y de las conexiones entre ellos.