La revolución tecnológica ha creado grandes compañías
globales cuyos máximos ejecutivos han tenido que abandonar el
anonimato y renunciar en muchos casos a comer una hamburguesa
en un restaurante como simples mortales y eso tiene un coste personal
y económico.
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Por ejemplo, en el caso de Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, es el ejecutivo tech con más alto presupuesto en seguridad, unos 4,3 millones de dólares anuales (4,0 millones de euros), mientras que el más bajo es el de Jack Dorsey, cofundador de Twitter, con unos 112.000 dólares (105.000 euros).
Hay alguna estrella en ascenso, como Evan Spiegel, cofundador de la red Snapchat, que está a punto de salir a bolsa, y cuya factura en seguridad supera más de cuatro veces a la de Tim Cook, responsable de Apple.