1. Predecir el futuro es extremadamente difícil. Conocer los resultados de los acontecimientos macroeconómicos es una tarea compleja, y lo es aún más vaticinar cómo afectarán esos eventos a los mercados financieros. El mercado está compuesto por millones de accionistas, y cada uno utiliza toda la información disponible y las expectativas de futuro para conducir los precios de los activos a una estimación muy cercana de los valores futuros. Hacer una inversión basada en una predicción es oponer tu conocimiento contra el juicio colectivo de los accionistas del mercado. Es importante darse cuenta de que tus opiniones y cualquier información que tengas ya están mayoritariamente incorporados a los precios actuales.
2. Siempre hay incertidumbre en una inversión. El futuro es imposible de conocer y hay riesgos inherentes a esa realidad. Nuestra habilidad para manejar esos riesgos determinará qué nivel de éxito alcanzamos en el terreno financiero. Nunca sabemos cuándo ocurrirá la próxima inflexión o si abrirán las bolsas a la baja la próxima semana, pero la incertidumbre permite que las acciones proporcionen rendimientos por encima de bonos y depósitos. Al mirar hacia atrás en momentos en los que había un alto grado de certidumbre sobre el futuro, normalmente lo identificamos como el síntoma de una burbuja del mercado, precursor de un período de menor retorno del beneficio.
3. Hacer una inversión disciplinada no es fácil. Si pensabas que 2016 era un año de grandes altibajos financieros, imagina cómo te sentirás cuando la volatilidad realmente se acelere. Recuerda que los accionistas son compensados por asumir la incertidumbre de la rentabilidad a corto plazo. Para recibir una prima racional por poseer acciones sobre bonos y efectivo, las acciones en ocasiones necesitan perder valor. La volatilidad no es el enemigo y funciona a favor de los inversores a largo plazo. La alta volatilidad a corto plazo ofrece oportunidades de reequilibrio, mientras que las rentabilidades en horizontes de tiempo más largos tienden a ser menos volátiles. El largo plazo se siente como una eternidad para vivir en el momento, pero aquellos que mantienen la disciplina serán recompensados con el tiempo.
4. Si te sientes inestable, revisa tu plan financiero antes que tu cartera de acciones. La naturaleza humana, junto con el fácil acceso a los datos de mercado en tiempo real, hace que el control de tu cartera sea la prioridad durante los períodos de incertidumbre. Sin embargo, la revisión de los supuestos subyacentes en tu plan financiero llevaría a un curso de acción más acertado, porque un plan financiero cuidadosamente diseñado tiene en cuenta esos períodos de mal desempeño. Los expertos sugieren utilizar un análisis Montecarlo, puesto que permite llevar a cabo la valoración de proyectos de inversión considerando que una de las variables utilizadas para la determinación de los flujos netos de caja no son variables ciertas, es decir, que puede tomar varios valores. Esto permitirá que tu plan financiero haga el trabajo de predicción y riesgo por ti.