Desde 2007 esta saga de videojuegos de acción, aventura y sigilo en mundo abierto ha vendido más de 155 millones de copias. Su productora, la empresa francesa Ubisoft, cerró el último año fiscal con 2.241 millones de euros de ingresos, un 46% más que el año anterior.
Imagina que pudieras viajar en el tiempo y meterte en la piel de un personaje que vivió hace cientos de años. Imagina que pudieras ver con sus ojos, sentir sus emociones y tomar decisiones que condicionen su existencia y la del resto de la humanidad. Pues eso ha conseguido Assassin’s Creed. Que vivamos momentos históricos en primera persona y sintamos como propias las experiencias de un personaje de ficción a través de una pantalla. Durante años, hemos sido testigos de las vivencias de otros personajes a través de libros y películas, pero los videojuegos nos han ofrecido algo más: la oportunidad de ser los protagonistas.
Como afirma Julien Laferrière, productor en Ubisoft Montreal de la última entrega de la saga, Assassin’s Creed Valhalla, “los videojuegos han aportado a la forma de entender el entretenimiento y a la narrativa audiovisual una nueva dimensión, la interactividad, ya que no eres un mero espectador sino un actor del contenido que juegas”. Esto es lo que hace “realmente increíble el poder de este medio”, y en especial los RPGs (Role-Playing Game), porque permite tener “una experiencia interactiva de inmersión a sus consumidores”, de modo que “no sólo disfrutan del ocio, sino también del aprendizaje”.
Viajar en el tiempo
Assassin’s Creed es una saga de acción y aventuras ambientada en diferentes lugares y momentos de la historia, desde la Tierra Santa de las Cruzadas hasta la Florencia del Renacimiento, pasando por la guerra de la Independencia americana, la Revolución francesa, el Antiguo Egipto o la Grecia clásica. La última entrega, Assassin’s Creed Valhalla, fue lanzada en noviembre de 2020 y tiene lugar durante la invasión vikinga de Inglaterra en el siglo IX. Sólo en la primera semana tras su lanzamiento se vendieron más unidades que de cualquier otro juego de la saga, que ya suma más de 155 millones de copias vendidas desde sus inicios en 2007.
Al ser “una de las franquicias más exitosas de la industria de los videojuegos”, Julien explica que también se ha convertido en “una importante marca transmedia con muchos otros productos de entretenimiento como películas, cómics o libros”. Desde el principio, “la misión de la marca era hacer de la historia el patio de recreo de todos y esto sigue siendo muy cierto en la actualidad, casi 15 años después”. Tener un campo de posibilidades espacio temporales tan amplio les ha permitido “mantener la marca siempre fresca, ya que cada nuevo juego permite descubrir nuevas ubicaciones y vivir en primera persona nuevos momentos cruciales de la historia de la Humanidad”.
Las cifras
“Los videojuegos son en este momento la primera industria de entretenimiento en cuanto a facturación global”, remarca Julien, ya que “cada vez más gente juega en diferentes plataformas y eso hace que la industria esté creciendo y se haya convertido en algo completamente mainstream, no como era hace 20 años”. Según el informe anual de la Asociación Española de Videojuegos (AEVI), sólo a lo largo de 2020 este sector facturó en nuestro país 1.747 millones de euros, un 18% más que el año anterior. Las ventas en el mercado online aumentaron un 32% con respecto a 2019 y aportaron 957 millones, de los cuales 516 millones de euros correspondían a plataformas digitales y 441 millones a móviles y tabletas.
“Desde una perspectiva de ventas, la pandemia no ha tenido un impacto negativo”, reconoce el productor canadiense, de hecho “el lanzamiento de Assassin’s Creed Valhalla ha sido el más exitoso de la historia de la franquicia”. Y no es para menos, porque Ubisoft cerró su año fiscal en marzo de 2020 con una facturación de 2.223,8 millones de euros, un 39,4% más que en el periodo anterior, y con un beneficio neto atribuido de 103,1 millones de euros. De hecho, la empresa francesa asegura que la franquicia consiguió aumentar un 50% sus ingresos durante el pasado ejercicio, algo que no se veía en esta saga desde el periodo de 2012 y 2013, cuando lanzaron Assassin’s Creed III, Assassin’s Creed Ezio Trilogy y Assassin’s Creed: Black Flag.
Más de la mitad de los ingresos del año pasado, 1.609 millones de euros, procedieron del canal digital y casi un 50% correspondieron a complementos y expansiones de juegos vendidos con anterioridad, lo que da una idea de la fidelidad que tienen los jugadores con respecto a esta saga, que representa todo un universo de experiencias compartidas para sus seguidores.
Cambio social y diversidad
La industria de los videojuegos ha cambiado mucho en los últimos 20 años y “esto también se refleja en la diversidad de videojuegos que se lanzan en la actualidad, desde el clásico shooter hasta un producto contemplativo más alternativo”, explica Julien. También se puede ver esta evolución “en la forma en la que está influyendo en el entretenimiento en su conjunto”. Por ejemplo, “cada vez hay más películas adaptadas de franquicias de videojuegos”, cuando hace 10 años era, de hecho, lo contrario. “Estar en conexión directa con la sociedad actual es clave para Ubisoft como empresa y queremos seguir desarrollando una cartera diversa de juegos, en todas las potenciales plataformas que surjan, que ofrezcan una experiencia agradable al variado perfil de jugadores que existe en la actualidad”.
Como sabrán los aficionados, “desde el primer juego de Assassin’s Creed tenemos un mensaje al inicio de cada obra subrayando el hecho de que los juegos han sido creados por un equipo formado por diversas culturas, géneros y orientaciones sexuales”. La diversidad “ha sido importante para la marca desde su creación y estamos felices de ofrecer a los jugadores la oportunidad de elegir entre hombre y mujer en los juegos más recientes. Al igual que las audiencias de los videojuegos son cada vez más diversas, la industria en su conjunto está haciendo cada vez más para serlo también”.