Cinco de febrero de 2016, comienza la puja. Ese fin de semana, coincidiendo con la feria Rétromobile en París, Artcurial Motorcars subasta 172 coches clásicos. Todos los ojos están puestos en el Ferrari 335 S Scaglietti de 1957, un modelo que corrió el Circuito de Le Mans en 1957 y pertenecía al coleccionista Pierre Bardinon desde 1970.
A las 18,50 horas la expectación es máxima. En la sala hay 375 postores, otros 150 pujan por teléfono y más de 12.000 espectadores siguen la sesión por internet.
Finalmente, un inversor desconocido se hace con el deportivo por 32,1 millones de euros (35,7 millones de dólares), impuestos incluidos. Esta puja convierte a este modelo en récord mundial de ventas en una subasta en euros, y en el segundo modelo más caro de la historia, tras el Ferrari 250 GTO de 1962, subastado en 2014 por 38,1 millones de dólares.
No cabe duda de que el coleccionismo de automoción (coches, motos) está en auge. En los últimos veinte años, sólo en Estados Unidos las ventas en subastas pasaron de 46 millones de dólares en 1994, hasta 1.450 millones en 2015.
Inversión rentable
“Los coches clásicos son bienes coleccionables porque se trata de piezas únicas y limitadas. Esto hace que el interés sea cada vez mayor y cada más inversores contemplen invertir en coches clásicos”, comenta Alejandro Sánchez, director general de la firma de subastas online Catawiki, en España, artífice de la mayor subasta online de Ferrari clásicos en Europa: 35 modelos por 3,4 millones de euros.
Los que acaparan las transacciones más deseadas son los coleccionistas multimillonarios, un grupo que ha aumentado en los últimos años, aunque la volatilidad del petróleo ha reducido ligeramente su peso en 2015. Según la lista Forbes, actualmente hay 1.810 milmillonarios en el mundo, 16 menos que en 2015. Son los compradores naturales de productos y colecciones de lujo, como joyas, monedas, arte, vino, coches…. Y de entre todos, el ‘capricho’ más rentable son, de largo, los coches clásicos. Según el índice KFLII (Knight Frank Luxury Investment Index) de 2014, que elabora la firma Knight Frank, los automóviles de colección se han revalorizado en un 487% en la última década, frente al 252% de las obras de arte o el 234% del coleccionismo de vino. La revalorización media del los artículos del KFLII fue del 205%.
Pasión por el producto
¿Pasión o inversión? “Los coches siguen siendo un mercado para aficionados coleccionistas que adquieren el vehículo que les hizo soñar”, dice Manuel de Miguel, gerente de Iresa, empresa leridana que creció con los rallyes y que también vende coches antiguos.
Guillermo Velasco, presidente del garaje de pupilaje de coches clásicos, Amazon Sport, es también un apasionado: “El perfil de un coleccionista de coches es una persona con la vida resuelta y que busca un nuevo canal de inversión”, afirma. Pero matiza:
“Siempre con la premisa de que le gustan los coches”. Sin embargo, incluso los coleccionistas apasionados buscan la rentabilidad: “Hoy añaden otro factor: ¿va a mantener su valor?”, aclara Manuel de Miguel. Es el caso de Fernando Bello, ligado toda su vida al mundo del motor y fundador de la agencia Ebent, especializada en eventos.
“Compré la primera edición de la Vespa 946, junto con todos sus accesorios originales, principalmente por dos motivos: me apasiona la marca y, especialmente, este modelo concreto, y, en general, el mundo del motor; y porque lo considero un instrumento de inversión a medio plazo”, afirma.
El coleccionismo puede ser también un vehículo para patrimonios pequeños. “El Classic Car Fund es el primer fondo de este género. Lo pusimos en marcha en septiembre de 2012 y cuenta con una trayectoria de más de 3 años con un rendimiento de más del 7% neto anual, a partir de una inversión mínima de 10.000 euros”, afirma su director, Filippo Pignatti.
Con la turbulencia en los mercados, caída del precio del petróleo y dudas sobre el crecimiento en China, ¿son los coches clásicos una alternativa a la bolsa? “Precisamente –explica Pignatti–, ese escenario lleva a los inversores a dirigir sobre todo su mirada al fondo, percibido como una excelente oportunidad para diversificar. Los coches clásicos no mantienen una correlación con el mercado de capitales y, por otra parte, tienen una volatilidad baja”.
Así, el índice Top HAGI, que elabora la firma Historic Automobile Group International con los precios de subastas, se ha revalorizado hasta los 308 puntos en febrero pasado, desde la base 100 de sus inicios en 1980. Aunque los expertos aseguran que la inversión en clásicos, sobre todo los Ferrari, suele ser segura, no conviene bajar la guardia. La burbuja del sector de 1989 dejó una amarga lección. Los inversores especulativos desplazaron a los coleccionistas, compraron con deuda, hincharon los precios y algunos se retiraron con pérdidas.