Como una buena tortilla de patatas, los ingredientes son básicos y los pasos a seguir a priori sencillos, sin embargo no es tan fácil encontrar el pincho perfecto: demasiado hecha, poco cuajada, con la patata cruda, muy salada… Casi lo mismo, aunque desde un punto de vista más empresarial, debieron pensar los cuatro socios de Eatable Adventures, la incubadora española de proyectos gastronómicos lanzada hace justo un año, que busca la receta para encontrar el negocio perfecto en un país de referencia internacional en cuanto a comida se refiere. ¿Fácil? Podría parecerlo, pero no lo será tanto si fracasan, según argumentan, el 80% de los proyectos hosteleros que se montan en España en menos de tres años.
José Luis Cabañero, chef e ingeniero de sistemas dedicado a la alta tecnología durante un cuarto de siglo, y José de Isasa también chef con 17 años de experiencia en marketing y comunicación en empresas de entretenimiento y gran consumo, unieron sus fuerzas hace justo un año con Mila Valcárcel, otra experta en marketing y comunicación con una dilatada carrera en el sector, y Método Helmer, la empresa de comunicación que ésta codirige desde hace 10 años, para lanzar un proyecto único en España, o incluso en Europa.
“Conocíamos muy bien el sector y siempre habíamos detectado la falta de empresas sólidas en el negocio gastronómico. Somos una potencia mundial pero, ¿cuántos Zaras llevados a gastronomía conoces? Ninguno. Y ese es nuestro objetivo, descubrirlo y ayudarlo a crecer. Es algo muy ambicioso, pero así empezó Zara”, explica Valcárcel en la sede de operaciones de la agencia.
Amantes confesos de la cocina y el buen comer, vieron la oportunidad de negocio ante la falta de buenos restaurantes más allá de los top de gastronomía. Buscaban un local que ofreciera, por ejemplo, un menú bueno, saludable y original, y no el formado por los mismos platos en todos los locales de moda: “ceviche, tartar, pan bao…”, enumeran con cierta guasa los tres socios. “Tenemos un equipo que aporta lo que los negocios gastronómicos normalmente no tienen: marketing, investigación de mercados, comunicación, posicionamiento… y nos pareció que tenía sentido hacer algo así”, comenta Cabañero.
Mila Valcárcel, José de Isasa y José Luis Cabañero posan en exclusiva para Forbes.
Foto: Diego Martínez
Búsqueda de inversión
En julio de 2015 dieron el pistoletazo de salida a Eatable Adventures con la primera convocatoria de proyectos. Recibieron más de 50 en menos de veinte días desde México, Buenos Aires, Hong Kong, Dubai y España, pero dado el nivel de implicación de la incubadora, sólo los locales pasaron a la siguiente fase. Primero diez, luego cinco y finalmente tres, que en breve verán la luz: un take away de comida sana, uno de distribución en las casas de pan artesano de calidad y otro de restaurantes divertidos de comida callejera. Los dos primeros están operativos pero en plena ronda de financiación, ya que parte del trabajo de la incubadora es poner en contacto a los futuros empresarios con inversores interesados en el negocio. “Nosotros también nos convertimos en socios a través de un fondo de inversión que estamos montando”, afirma Cabañero. Sobre el porcentaje que pasa a ser de Eatable Adventures, aseguran que cada caso es diferente porque como matiza José de Isasa, su trabajo es como un “traje a medida; no hay una fórmula estándar con un formato cerrado. En cada caso trabajamos en una dirección y aportamos lo que podemos”.
Los objetivos económicos marcados por la incubadora son exigentes, aunque “asequibles”: diez proyectos al año y conseguir que dichas empresas tengan una facturación agregada entre 11 y 17 millones de euros al año. La manera de hacerlo, en palabras de los socios, será mediante un buen producto, mejor servicio y permitiendo que las start ups se estructuren de tal manera que puedan crecer. La introducción de tecnología en las cocinas, como apunta Cabañero, será fundamental por su eficacia y ahorro de costes, como un buen uso del microondas.
En esta ambiciosa búsqueda de la auténtica dieta mediterránea y el punto medio entre la moda detox o la comida basura, Eatable Adventures también ha puesto en marcha un foro gastronómico menusal que por una parte servirá de foco de nuevos proyectos que puedan necesitar el apoyo de la incubadora, y por otra, quiere ser el punto de encuentro de empresarios o amantes de la comida cuya experiencia quieran compartir. Abierto a todo aquel que esté interesado en una amena conversación sólo tiene una premisa: no llevar una presentación preparada para el evento, sino que la charla sea lo más natural y distendida posible. “La vida del emprendedor es muy solitaria y esto les ayuda”, destaca De Isasa. “El camino es duro y se han quedado proyectos por el camino a los que habíamos dedicado mucho trabajo, pero tenemos ganas de seguir trabajando, verles crecer y ver el trabajo final. El reto ahora es encontrar parte de la financiación con los proyectos que tenemos presentándolo a inversores”, añade el empresario. Después, a rodar.