“Estoy asombrado y preocupado por lo poco que invertimos en este asunto tan grave comparado con, por ejemplo, la investigación médica o de defensa”, ha contado Bill Gates a Forbes US. El multimillonario ha dirigido su carta a los estudiantes de instituto, revelando detalles personales como su afición a los cómics de Superman cuando era pequeño, sus pésimas notas cuando estaba en el colegio y su amor por los cereales. Para acabar, puntualiza su carta con una simple ecuación matemática que recalca la necesidad de hallar lo que él denomina un “milagro energético”.
P x S x E x C = CO2 (emisión dióxido de carbono)
Se trata de una fórmula que, aunque simple, resulta absolutamente reveladora.
P = “population” (población)
S = “services used by people” (servicios)
E = “energy needed to power those services”
C = “carbon dioxide created by that energy” (dióxido de carbono creado por esa energía).
La población cada vez demanda más servicios, especialmente en el mundo desarrollado, donde los coches y el aire acondicionado se consideran bienes de primera necesidad. Estos dos factores hacen que el progreso se estanque en términos de eficiencia de la energía. Gates señala que los científicos están avisando de que en 2050 las emisiones de dióxido de carbono deberían reducirse un 80%, y un 100% en 2100, si queremos prevenir sus efectos más dramáticos.
Hablando claro: la única manera de reducir a cero las emisiones de dióxido de carbono es que uno de esos factores de la ecuación (P, S, E o C) se reduzcan a cero. Como eliminar cualquier energía emanada de productos de carbón es preferible a la completa desaparición de la raza humana o volver a la edad de piedra en el sector servicios, esta es la única manera de atajar el problema.
La moraleja de la carta de Bill Gates es clara: la única solución posible es aquella que implique una energía limpia e ilimitada que nos salve de una catástrofe medioambiental y, consecuentemente, económica.