Los diseñadores, las modelos y las personas que se dedican al sector textil y el de los complementos de moda le veneran respeto. Anna Wintour se ha ganado una de las reputaciones más formidables e influyentes en el mundo de las pasarelas.
Dentro de la prensa impresa las decisiones que toma marcan la pauta de lo que se va a seguir, son la cima de lo que a elaboración de gustos y a moda femenina se refiere. Los lazos transatlánticos de la actividad comercial de la moda actual los encarna ella; en su figura fusiona el continente de las tradicionales casas de moda, y el de las tendencias y la innovación dinámica.
La británica reside en Nueva York donde además de ocupar su cargo en Vogue, es la directora artística del grupo editorial Condé Nast. Este ha celebrado el 125 aniversario de la primera publicación de Vogue con un éxito rotundo, la revista ha aumentado su tráfico digital en un 32% (103.5 millones de visitas) desde 2016.
Fue condecorada por la Reina Isabel II con la distinción como Dama Comandante de la Orden del Imperio Británico. Y tras el año electoral vivido en Estados Unidos ha manifestado su apoyo de forma clara a Hillary Clinton, tal y como hizo en su momento con Barack Obama.
Todo lo que rodea a su nombre se ha convertido en un auténtico icono dentro de la moda. Para las personas alejadas de este sector ha llegado la brillante interpretación de Meryl Streep en la película El Diablo se viste de Prada transformada en un mito sobre Anna Wintour. También llamada la dama de la moda, Anna Wintour por su criterio, sus contactos, y su visión del mundo sigue marcando estilo y haciendo escuela.