El convenio se ha rubricado con los Departamentos de Guerra y Comercio tras convenirse un compromiso «inicial y condicional» para una inyección pública y de actores privados por 6.600 millones de dólares (5.612 millones de euros). No obstante, de incluirse el capital circulante y los costes de financiación, la cifra se elevaría hasta los 7.400 millones.
La planta, ubicada en Clarksville (Tennessee), tendrá 650.000 metros cuadrados y producirá 11 metales no ferrosos considerados «críticos» por la Casa Blanca. La construcción echará a andar en 2026 y finalizará en 2029, cuando procesará 1,1 millones de toneladas de materias primas anuales y generará 540.000 toneladas de metales acabados.
En concreto, la fundición producirá zinc, plomo, cobre, oro, plata y materias de importancia estratégica como el antimonio, indio, bismuto, telurio, cadmio, paladio, galio y germanio. Además, se comercializará ácido sulfúrico para su uso en la industria de semiconductores.
«A medida que se intensifica la competencia geopolítica por los recursos naturales y que determinados países ejercen una influencia cada vez mayor sobre las cadenas de suministro de minerales críticos, se espera que el proyecto refuerce la cooperación en materia de seguridad económica entre EE.UU. y Corea del Sur, al tiempo que contribuye de manera notable a la diversificación de la cadena de suministro mundial», ha explicado la nota de prensa.
