«La industria continúa sufriendo no solo problemas estructurales, sino también el aumento de los aranceles estadounidenses», destaca el banco central alemán en referencia a la disminución reciente de la producción, las ventas y las exportaciones de bienes, así como de los nuevos pedidos industriales.
Además, la entidad considera que la baja utilización de la capacidad en la industria y la débil competitividad probablemente siguieron lastrando la actividad inversora, al tiempo que el consumo privado registraría, como máximo, un ligero aumento, y aún no se ha materializado una recuperación generalizada en el sector de la construcción.
En cuanto a la evolución de los precios, el Bundesbank señala que la tasa de inflación armonizada de Alemania repuntó ligeramente en septiembre, alcanzando el 2,4%, tres décimas por encima de la subida registrada en agosto, y anticipa que, en los próximos meses, «fluctúe en torno al nivel alcanzado más recientemente».
La economía de Alemania, la mayor de Europa, registró una contracción del 0,3% en el segundo trimestre de 2025, en contraste con la expansión de tres décimas del PIB entre enero y marzo.
A pesar de ello, el Gobierno alemán revisó ligeramente al alza a principios de octubre su previsión de crecimiento del PIB en 2025, hasta el 0,2%, lo que pondría fin a dos años consecutivos de recesión de la mayor economía del Viejo Continente, que acelerará su expansión en los años siguientes, con un crecimiento esperado del 1,3% en 2026 y del 1,4% en 2027.
Las nuevas proyecciones de crecimiento de Berlín coinciden con la previsión para este año del Fondo Monetario Internacional (FMI), que anticipa también una expansión de Alemania del 0,2% en 2025, aunque es menos optimista que el Gobierno alemán de cara al próximo año, ya que la institución dirigida por Kristalina Georgieva limita la recuperación alemana en 2026 al 0,9%.
