Así lo ha indicado la entidad durante su congreso anual celebrado en Barcelona, en el que también se ha vaticinado que, a escala global, la actividad corporativa se incremente en un 25% para el próximo ejercicio tras un 2025 que previsiblemente cerrará con un retroceso del 9% en el número de transacciones, si bien los acuerdos serán de mayor tamaño.
Por geografías, Estados Unidos y Asia han liderado la actividad gracias a su solidez macroeconómica, mientras que Europa ha registrado un descenso cercano al 6% en un contexto de ralentización y elevada deuda pública.
De cara a las expectativas de un 2026 con más actividad, desde la firma han enmarcado que el rebote vendrá impulsado por la esperada mejora de los tipos del Banco Central Europeo (BCE) y un elevado ‘pipeline’ de operaciones pendientes.
Ligado a esto, se ha identificado como principales motores de la actividad la abundancia de liquidez en fondos de capital riesgo con plazos de inversión próximos a expirar, la necesidad de consolidación en sectores maduros y la creciente transformación digital que empuja a las compañías a adquirir capacidades en IA y nuevas tecnologías.
Además, se ha señalado la diversificación geográfica a través de operaciones ‘cross-border’ como una prioridad estratégica para ganar ventajas competitivas globales.
Estrechando la mira, según la firma, los sectores con mayor protagonismo serán tecnología, energía y Real Estate (inmobiliario), donde se concentra tanto el interés inversor como las necesidades estratégicas de crecimiento.
En el lado de los riesgos, desde la entidad han puesto el foco en la volatilidad macroeconómica, las tensiones geopolíticas y las fluctuaciones cambiarias, que amenazan con lastrar los retornos esperados de muchas operaciones.
