Se ha hablado mucho sobre la política arancelaria del presidente Trump, especialmente desde una perspectiva económica, pero ¿podrían también los aranceles acelerar la transición hacia una economía más circular, especialmente en Estados Unidos?
La economía circular es un concepto popular en los círculos de sostenibilidad, y la Fundación Ellen MacArthur la define como aquella en la que los productos y materiales se mantienen en circulación a través de procesos como el mantenimiento, la reutilización, la renovación, la refabricación, el reciclaje y el compostaje.
El concepto también aborda el cambio climático y otros retos globales, como la pérdida de biodiversidad, los residuos y la contaminación, rompiendo los vínculos entre la actividad económica y el consumo de recursos finitos.
David Linich, director de Sostenibilidad de PwC EE UU, afirmó en una entrevista que cree que los aranceles podrían acelerar la justificación comercial de la circularidad.
A pesar de la preocupación por el aumento de los costes, dijo que los modelos de negocio circulares podrían tener sentido desde el punto de vista estratégico, no solo para evitar la exposición a los aranceles, sino también para impulsar la innovación, reducir los costes operativos y fomentar el crecimiento a largo plazo.
En una entrevista, afirmó que hay varias razones clave por las que los aranceles podrían impulsar la circularidad, entre ellas el aumento de los costes de producción para las empresas.
Linich añadió que los consumidores también esperan cada vez más productos y envases sostenibles, y que los avances en inteligencia artificial y robótica supondrán una mejora en la clasificación y reutilización de los residuos.
«Cualquier contaminación del flujo de reciclaje reduce su valor, pero si se pueden separar las impurezas, se obtiene un flujo de mayor valor que se puede reutilizar en diversas aplicaciones», me explicó.
Linich señaló que varios estados de EE UU cuentan ahora con diversas leyes de responsabilidad ampliada del productor, que están ayudando a financiar nuevas infraestructuras de residuos.
Además, afirmó que varias empresas están fijando objetivos en cuanto a la cantidad de materiales reutilizados o reciclados que contienen sus productos.
Añadió que muchas de las materias primas de los residuos eléctricos, como el cobalto y el cobre, son caras y cada vez más difíciles de obtener.
«Cada vez más empresas reconocen que se están convirtiendo en productos escasos y que hoy en día hay mucho valor en el flujo de residuos para recolectar ese material y reutilizarlo», afirmó Linich.
Según él, el segundo informe anual de PwC sobre el estado de la descarbonización muestra que el 37% de las empresas están aumentando sus ambiciones en materia de sostenibilidad, mientras que solo el 16 % las están reduciendo de alguna manera.
«El valor empresarial de la acción climática es cada vez más evidente para la mayoría de las organizaciones. Como prueba de ello, observamos un aumento de entre el 6% y el 25% en los ingresos de los productos que se comercializan con atributos de sostenibilidad en comparación con los que no los tienen».
Vishal Agrawal, director académico de la iniciativa empresarial de sostenibilidad de la Escuela de Negocios McDonough de la Universidad de Georgetown, afirmó en una entrevista que hay varias cuestiones clave a tener en cuenta a la hora de plantearse el paso a una economía circular.
En cuanto al reciclaje, Agrawal añadió que la introducción de aranceles podría fomentar más infraestructuras de reciclaje, especialmente en los países occidentales, pero que cualquier beneficio potencial requeriría una «cantidad increíble» de inversión y tardaría mucho tiempo en amortizarse.
Sin embargo, añadió que los efectos sobre la reutilización, otro pilar fundamental de la economía circular, podrían ser más interesantes, especialmente en algunos sectores en los que los aranceles podrían tener un gran impacto, como los electrodomésticos y la electrónica, ya que podría significar que los consumidores conservaran los productos durante más tiempo.
«Pero, independientemente del precio de los productos nuevos, la gente seguirá queriendo lo último en moda, por lo que quizá haya más posibilidades de que se prolongue el uso de determinados productos».
«Lo mejor que se puede hacer en términos de sostenibilidad es incentivar a los clientes para que conserven estos productos durante más tiempo, porque ahí se recude la mayor parte del impacto medioambiental», añadió.
Otro pilar fundamental de la economía circular es el diseño, y Agrawal afirmó que, si los aranceles siguen vigentes, las empresas podrían responder utilizando menos materiales, siendo más eficientes a la hora de diseñar el producto o diseñándolo para que sea más duradero.
«El impulso hacia la economía circular requiere muchos cambios en el comportamiento de los consumidores, así como enormes inversiones en infraestructura, recogida, reciclaje y reutilización, y, como cualquier otra inversión, es posible que la gente espere a ver cómo evoluciona todo esto», añadió.
