El Banco Central de Brasil se ha mostrado partidario de mantener una política monetaria contractiva durante un período de tiempo «suficiente» para consolidar no sólo el proceso de desinflación, sino también el anclaje de las expectativas en torno a sus objetivos.
Así se desprende del acta de la última reunión del Comité de Política Monetaria, celebrada la semana pasada y en la que se decidió interrumpir el ciclo de bajada de los tipos de interés. De esta forma, la tasa se encuentra actualmente en Brasil en el 10,5%.
En dicha acta, el banco descarta adelantar cualquier tipo de decisión futura o plazo concreto, apoyándose en un escenario macroeconómico que resulta «incierto» y «adverso», tanto a nivel global como interno.
«La situación actual, caracterizada por una etapa del proceso desinflacionario que tiende a ser más lenta, un mayor desanclaje de las expectativas de inflación y un escenario global desafiante, exige serenidad y moderación en la conducción de la política monetaria», indica.
En concreto, el banco está pendiente de la evolución macroeconómica en Estados Unidos, debido a que en el país norteamericano hay una elevada y persistente incertidumbre sobre la flexibilización de la política monetaria. Al mismo tiempo, ha alertado sobre la velocidad con la que la inflación caerá de manera sostenida en varios países.
También ha apuntado que un escenario de mayor incertidumbre global sugiere una mayor cautela en la conducción de la política monetaria interna, debido a la posible ocurrencia de movimientos más abruptos en el escenario prospectivo.
Por su parte, en clave interna, el banco ha advertido de que la inflación de los bienes industriales y de los alimentos en el país ya no contribuye a la desinflación en esta etapa del proceso desinflacionario.
«El Comité evalúa que el escenario prospectivo de inflación se ha vuelto más desafiante, con un aumento en las proyecciones de inflación a mediano plazo», recoge el acta.