BBVA ha publicado un nuevo monográfico en el que reflexiona sobre cómo la inversión en infraestructuras sostenibles se posiciona como una «herramienta fundamental» para construir un mundo «más inclusivo». En concreto, la entidad considera que la promoción de «infraestructuras socialmente sostenibles» puede formar parte de la solución para abordar la «naturaleza multifacética de la desigualdad» y promover el «desarrollo humano integral».
Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las infraestructuras sostenibles, «desde el punto de vista social», son «duraderas», proporcionan «servicios eficientes» y se diseñan «ajustándose al contexto local» y «considerando las preferencias y necesidades de la población».
Por su parte, la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos –UNOPS, por sus siglas en inglés– destaca que este tipo de infraestructuras deben ser «equitativas» y proporcionar acceso «justo y en igualdad de condiciones» a sus servicios.
Además, según UNOPS, las infraestructuras socialmente sostenibles deben reducir la exposición de las personas y del medioambiente a impactos sociales, económicos o físicos negativos y, a su vez, tienen que empoderar a los ciudadanos con capacidades para «lograr su objetivos con éxito».
Mientras, de acuerdo con el 2022 Competitiveness Report, elaborado por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), aumentar la inversión en infraestructura «revierte directamente en la competitividad de los países».
Por otro lado, como revela el informe ‘From poverty to empowerment’ de McKinsey, «el desarrollo socialmente inclusivo debe caminar de la mano con el desarrollo medioambientalmente sostenible». En esa línea, el monográfico de BBVA pone en relieve que considerar lo que la sociedad necesita a la hora de construir puede «reducir la pobreza» y fomentar el «empoderamiento de las comunidades más vulnerables».
EJEMPLOS
Con el objetivo de visibilizar dichos beneficios, la entidad bancaria ha incluido varios ejemplos en el nuevo documento, en concreto infraestructuras sostenibles desarrolladas por países de América Latina que «han mejorado la vida de las personas».
Por ejemplo, el caso del TransMilenio de Bogotá (Colombia), una ciudad que, según ha explicado el banco, no tenía capacidad económica para implementar una red de metro o vía y, como alternativa, implementó un sistema de autobuses de tránsito rápido que transcurre por carriles segregados exclusivos para mejorar la movilidad.
Asimismo, como muestra de una iniciativa centrada en garantizar el acceso a servicios de salud a los más vulnerables, el monográfico incluye el caso de Sergipe (Brasil), un territorio que ha recibido un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo para comprar materiales destinados al hospital oncológico que se está construyendo en la región.
BBVA también ha citado otros ejemplos como el refugio climático de El Botánico Buenos Aires en Argentina, la expansión de centros educativos en Uruguay o la escalera de la Comuna 13 de Medellín (Colombia).
En ese contexto, el nuevo documento pretende transmitir que apostar por infraestructuras socialmente sostenibles «reduce los costes a largo plazo; multiplica las oportunidades y el bienestar social de la población; refuerza la cohesión territorial y social; mejora la competitividad del país y tiene un impacto directo en la reducción de la pobreza y el aumento de la igualdad».