La presidenta del Banco Central Europeo (BCE) ha dejado abierta la puerta a que el Consejo de Gobierno acometa en su reunión del próximo mes de junio una bajada de los tipos de interés si la evaluación de las perspectivas y los datos refuerzan «aún más» la confianza en que la inflación se está acercando a la meta del 2% de manera sostenida, aunque ha subrayado que la entidad seguirá tomando sus decisiones reunión a reunión y sin comprometerse de antemano a ninguna senda de ajuste, limitándose a advertir de que «habrá obstáculos en el camino».
En la rueda de prensa posterior al cónclave del Consejo de Gobierno, que decidió mantener sin cambios los tipos de interés por quinta reunión consecutiva, la francesa ha subrayado que si la evaluación actualizada de las perspectivas de inflación, la dinámica de la inflación subyacente y la fortaleza de la transmisión de la política monetaria aumentaran aún más la confianza en que la inflación se está acercando a la meta de manera sostenida, «sería apropiado reducir el nivel actual de restricción de la política monetaria».
Sin querer entrar en detalle, si bien ha reconocido que en la reunión de este jueves ya hubo «algunos miembros» con la confianza suficiente para mostrarse dispuestos a bajar tipos, Lagarde ha asegurado que el Consejo de Gobierno del BCE dispondrá en junio de «muchos más datos y mucha más información», además de contar también entonces con las nuevas proyecciones macroeconómicas, que incorporarán los datos más recientes.
«Algunos miembros se sintieron suficientemente confiados sobre la base de los datos limitados que recibimos en abril. Eran sólo unos pocos miembros y acordaron unirse al consenso de una mayoría muy amplia de gobernadores que se sentían cómodos con la necesidad de reforzar la confianza cuando reciban muchos más datos en junio», ha reseñado.
En cualquier caso, la presidenta del BCE ha reiterado que el Consejo de Gobierno dependerá de los datos y examinará toda la información y las proyecciones para determinar luego «si todo eso confirma nuestra esperanza de que la inflación vuelva a alcanzar su objetivo de manera sostenida y si como resultado nuestra confianza se ve suficientemente reforzada».
Asimismo, ha advertido de que la institución seguirá adoptando sus decisiones bajo un enfoque de ir reunión a reunión para determinar el nivel apropiado y la duración de la restricción monetaria, por lo que ha declinado comprometer de antemano cualquier senda de alivio en el futuro de los tipos de interés.
Sobre esta cuestión, Lagarde solamente ha apuntado que el Consejo de Gobierno no necesita esperar a que todos los componentes estén alineados con el objetivo del 2% para actuar, añadiendo que las proyecciones de la entidad asumen que deberá abordar una serie de «obstáculos en el camino» para alcanzar la meta de estabilidad del 2% a mediados de 2025.
«De aquí al 2025, habrá altibajos», ha advertido Lagarde, refiriéndose con particular atención a los previsibles efectos de base resultantes de las bruscas variaciones en los precios de la energía en el transcurso de 2023, aunque ha señalado que el BCE ya incorporó esos obstáculos en el camino en sus proyecciones del pasado mes de marzo.
En este sentido, después de conocerse ayer un dato de inflación en Estados Unidos correspondiente a marzo que podría demorar el comienzo de las bajadas de tipos de la Reserva Federal, Lagarde ha subrayado que el BCE es «dependiente de los datos, no dependiente de la Fed».
«Nuestro objetivo es la estabilidad de precios y tenemos que determinar nuestras decisiones de política monetaria sobre la base de los datos que produce la zona euro en un entorno global», ha explicado la francesa en referencia a la importancia de lo que pueda suceder en Estados Unidos, pero también en China, Japón o muchas economías de mercados emergentes.