Economía

Puig sale a bolsa (pero la familia mantiene el control)

Dirigida por Marc Puig, la empresa familiar Puig sale a bolsa para captar más de 2.500 millones de euros. Dueños de marcas como Carolina Herrera, Rabanne o Nina Ricci, conservarán una participación mayoritaria.

El pasado lunes 8, el grupo centenario catalán Puig comunicó su salida a bolsa mediante una oferta pública de venta de acciones (OPV), para captar más de 2.500 millones de euros. Esta compañía multinacional ya tiene líneas maestras para su ya nueva presencia en bolsa, hecho que provoca que su valor se sume hasta 10.000 millones de euros.

Esta firma familiar de 110 años de historia actúa como un hogar para sus numerosas marcas de moda, perfumes, maquillaje y cuidado de la piel. Fundada por Antonio Puig en 1914 y con sede en Barcelona, opera en 32 países con sus 17 marcas, entre las que destacan, Carolina Herrera, Rabanne y Charlotte Tilbury. En su historia, el imperio Puig siempre ha buscado el equilibrio entre la empresa familiar y la responsabilidad del mercado, cuya gestión está ahora en manos de la ya tercera generación de la familia, con Marc Puig (Barcelona, 62 años) como presidente ejecutivo de la compañía, desde 2007.

En concreto, Puig ha informado en esta propuesta, su intención de solicitar la admisión a cotización de sus acciones dirigida a inversores cualificados, en las Bolsas de Valores de Barcelona, Madrid, Bilbao y Valencia y su negociación en el mercado continuo.

La oferta consiste en una OPV de acciones de nueva emisión con el objetivo de captar aproximadamente 1.250 millones de euros, y una oferta de acciones existentes de mayor importe que realizará el accionista mayoritario de la sociedad, Puig, controlada por Exea, la sociedad patrimonial de la familia Puig.
Tras la oferta, la familia Puig conserva una participación mayoritaria y la gran mayoría de los derechos de voto de la sociedad.

«El anuncio de hoy es un paso decisivo en los 110 años de historia de Puig (…) Creemos que el equilibrio de ser una compañía familiar que al mismo tiempo está sujeta a la responsabilidad del mercado nos permitirá competir mejor en el mercado internacional de la belleza durante la próxima fase de desarrollo de Puig. Además, creemos que convertirnos en una compañía cotizada alineará nuestra estructura corporativa con la de las mejores compañías familiares del sector de la Belleza Premium a escala mundial, nos ayudará a atraer y retener talento y respaldará la estrategia de crecimiento de nuestro porfolio y nuestras marcas», ha destacado Marc Puig, presidente ejecutivo de la compañía.

Tres generaciones (y las que quedan)

Quién le hubiera dicho a Antonio Puig cuando fundó en 1914 esta empresa, que sus nietos en pleno siglo XXI estarían liderando una compañía multinacional con un siglo lleno de éxitos a sus espaldas, cuyos productos se venden en más de 150 países. Desde que en 1922 se fabricara el primer pintalabios en España, «Milady», Puig ha sobrepasado todo tipo de fronteras, convirtiéndose en uno de los gigantes de la cosmética y moda internacional. Tras asociarse con su primo Paco Castelló para no depender de proveedores externos y así fabricar sus propios recipientes, y destacar el perfume de Rafael López, un diseñador de alta costura, su impacto fue real. A su nueva presencia en el mercado, se le sumó la distribución de las esencias de Williams, Jean Patou, Chanel, Bourjois, Nina Ricci y Max Factor, desde los años 40 hasta los 90.

Con la segunda generación de los Puig, los cuatro hermanos combinaron sus funciones la compañía adquirió una proyección internacional gracias a la adquisición tanto del sector de perfumería como de la sección de moda: Antonio y Mariano al cargo de la perfumería, José María en la diversificación y Enrique en las relaciones institucionales. Con el éxito en 1973 con la fragancia de «Paco Rabanne pour homme» y su más tarde adquisición del sector moda, ya comenzó su expansión internacional. Esta conquista multinacional continuó con la suma de Carolina Herrera, cuya negociación se aceptó en 1995, después de ocho años de distribución de sus perfumes. Carolina Herrera fue la marca que posicionó a Ruig en uno de los seis principales grupos del mundo de la perfumería y de la moda.

Finalmente, la llegada de la tercera generación con Marc Puig como presidente ejecutivo desde 2007, significó una evolución y proyección de la empresa hacia una nueva era y mercado. Con la resurrección de Rabanne y la fusión de Nina Ricci, su estructura internacional se consolidó y se convirtió en esencial. Marc junto a su primo Manuel Puig —vicepresidente ejecutivo—, siguen sumando en el el grupo Puig marcas, fragancias y productos, como Adolfo Domínguez, Agatha Ruiz de la Prada y Mango, a un imperio que no parece parar.