El Banco Central de Chile ha explicado este jueves que avanzará en el diseño y realización de pruebas en «ambientes controlados» (lo que en la jerga se conoce como sandbox) para entender mejor los desafíos e implicaciones en términos tecnológicos y operacionales que pudiera tener la eventual emisión de una moneda digital en el país.
Así se constata en el segundo informe ‘Emisión de una Moneda Digital de Banco Central en Chile’, en el que se da cuenta del proceso de dialogo e interacción con el público realizado por la entidad en torno a la potencial emisión de una moneda.
Al proceso de exploración iniciado en mayo de 2022 se le sumará un foco práctico que permitirá complementar el proceso de análisis y estudio, con una instancia aplicada, en línea con la evolución que han seguido otras economías.
No obstante, el banco ha apuntado que esta fase de exploración no implica la decisión de emitir una moneda digital, ni reemplazar o eliminar los medios de pago tradicionales, en particular del efectivo.
«El Banco Central de Chile sigue considerando que aún no existe información suficiente para tomar una decisión definitiva respecto de su emisión», recoge el informe.
CRECIENTE INTERÉS
El interés del organismo en continuar el proceso de análisis y estudio de una moneda digital se enmarca en un contexto en el que diversos bancos centrales y organismos internacionales han seguido desarrollando una agenda de exploración conceptual y práctica sobre este asunto.
Lo anterior, sumado a la creciente digitalización de los pagos, el acelerado avance tecnológico y la incorporación de nuevos instrumentos y actores al mercado de pagos, ha generado que esta sea una intensa área de trabajo dentro de la actividad diaria del banco.
La institución ha constatado en su informe que existe interés de distintos agentes sobre la eventual emisión de una moneda digital, y que se perciben beneficios potenciales asociados a la competencia y a la forma en que el sistema de pagos se encuentra organizado actualmente.
Además, ha señalado diferentes casos de uso potenciales. Con todo, ha identificado desafíos y riesgos que deben ser tomados en cuenta, como sus efectos en el funcionamiento del sistema financiero y sobre la transmisión de la política monetaria, así como los retos que conlleva en términos tecnológicos e institucionales.