El otro día saltó la noticia: el CEO de Uber, Dara Khosrowshahi, recibirá opciones sobre acciones por valor de unos 136 millones de dólares, tal y como detalla Financial Times. Esta suma astronómica se basa en el logro del objetivo de valoración de la empresa de 120.000 millones de dólares.
Un hito que parecía improbable tras su salida a Bolsa en 2019, cuando Uber tenía pérdidas considerables (no logrando cumplir las esperanzas de una valoración de 100.000 millones de dólares). De hecho, durante años la acción cotizó por debajo del precio de salida a Bolsa de 45 dólares, pero todo cambió hace 12 meses, registrando un repunte de casi un 150%.
Un logro del que Khosrowshahi ha sido el mayor baluarte, llevándola a una valoración que supera los 160.000 millones de dólares en la actualidad. Este logro ha sido resultado de una estrategia que incluyó recortes de gastos, desinversión en áreas no esenciales como los vehículos autónomos y la diversificación de fuentes de ingresos, como la publicidad.
Khosrowshahi llegó a Uber en 2017, tras haber pasado por Expedia, donde llegó a ser el CEO mejor pagado del S&P 500. Para compensarle por los 160 millones de dólares en opciones a las que renunció al dejar Expedia, Uber acordó que recibiría opciones sobre 1,75 millones de acciones si se alcanzaba el objetivo de valoración y permanecía un lustro en el cargo.
Una oferta que la empresa de transportes calificó como «necesaria dados los desafíos a los que Uber se enfrentó en 2017 y el papel fundamental que desempeñaría en el plan de transformación de la empresa».
El generoso paquete salarial de Khosrowshahi no es un caso aislado en el mundo de la tecnología. Ejecutivos de otras grandes empresas como Apple, Alphabet y Amazon también han sido beneficiarios de compensaciones multimillonarias. Sin embargo, estas cifras astronómicas cuestionan la disparidad de sueldos entre los altos ejecutivos y los trabajadores de base.