La educación se encuentra en la intersección de un rápido avance tecnológico, una transformación social y el esfuerzo constante por empoderar a todos los estudiantes. Los desafíos y las oportunidades que tenemos por delante exigen acciones audaces, pensamiento creativo y colaboración.
Sobre la base de las tendencias clave que vimos surgir a lo largo de 2024 , cinco temas importantes probablemente darán forma al panorama educativo este año.
1. De la fase beta al impacto: el avance de la IA en la educación
En 2025, la IA dejará de ser una aplicación en fase beta y evolucionará hacia herramientas plenamente desarrolladas que transformarán la experiencia en el aula. La promesa de la IA no es solo hacer las cosas más rápido, sino hacerlas mejor. Las investigaciones de NCEE y otros muestran que la eficacia colectiva de los docentes impulsa el aprendizaje de los estudiantes.
Las innovaciones más poderosas de la IA en la educación complementarán, no suplantarán, el papel de los docentes. Si bien las primeras aplicaciones se centraron en la eficiencia (agilizar la calificación y la planificación de las clases), el año que viene probablemente traerá una implementación más profunda de herramientas diseñadas para fomentar la colaboración auténtica entre los docentes y la IA. Estas innovaciones otorgan a los educadores no solo apoyo, sino también verdadera capacidad de acción y voz, lo que les permite ampliar los límites de la pedagogía, perfeccionar su oficio y explorar nuevos enfoques de enseñanza.
A medida que las aplicaciones y los casos de uso de la IA pasan de los proyectos piloto, las pruebas beta y la implementación a pequeña escala, surgen varias preguntas clave: ¿cómo podemos aprovechar al máximo el potencial de la IA y, al mismo tiempo, garantizar que se centre en las relaciones humanas y el aprendizaje? ¿Hasta dónde podemos llegar en la creación de herramientas impulsadas por la IA que eleven la docencia como profesión? El año que viene se centrará en que los líderes adopten medidas intencionales e informadas para responder a estas preguntas.
2. Aprovechar el poder de los ecosistemas de aprendizaje
Los límites entre el aprendizaje formal e informal siguen difuminándose, y 2025 es el año en que debemos adoptar plenamente los ecosistemas de aprendizaje que unen a las escuelas, las comunidades y otros ámbitos. Estos ecosistemas de aprendizaje reúnen a personas e instituciones para apoyar a los jóvenes, ampliar nuestra idea de dónde puede producirse el aprendizaje y brindar apoyo intencional para desarrollar habilidades fundamentales y oportunidades aceleradas.
Desde The Enough Initiative en Maryland (un poderoso ejemplo de esfuerzos liderados por la comunidad y defendidos por el liderazgo estatal) hasta asociaciones locales entre escuelas y una red de socios comunitarios en ciudades como Newport (Rhode Island), Columbus (Ohio), Memphis (Tennessee) y más. Estos enfoques ecosistémicos centrados en el alumno demuestran el poder de la acción colectiva y cómo el “aprendizaje profundo” puede ocurrir de una manera que los estudiantes encuentren interesante y divertida. La distinción entre educación formal e informal se está reescribiendo a través de alianzas que coordinan el aprendizaje dentro y fuera de la escuela con otros socios comunitarios, como granjas urbanas, organizaciones científicas sin fines de lucro, parques y empresas. Este tipo de alianzas están abriendo las puertas de la escuela al aprendizaje de servicio que se incorpora a la jornada escolar, haciendo que clases individuales o niveles de grado completos identifiquen y resuelvan problemas en sus comunidades.
Los espacios de creación en bibliotecas y entornos comunitarios alientan a los jóvenes a poner en práctica la creatividad de nuevas maneras que ayudan a los estudiantes a desarrollar habilidades preparadas para el futuro, como el pensamiento crítico y la resolución de problemas. La idea de la escolarización se amplía, no solo en términos de dónde tiene lugar, sino también de cómo y qué se estudia, aprende y reconoce.
La incorporación de organizaciones e instituciones externas a los caminos académicos de los estudiantes beneficia a los jóvenes de maneras importantes. También ofrece la oportunidad de repensar, redefinir y renovar el papel de los educadores, creando entornos más ricos y variados para la enseñanza y el aprendizaje. Al combinar los recursos de las escuelas y las comunidades, el enfoque del ecosistema de aprendizaje puede crear entornos en los que cada alumno tenga la elección, la oportunidad y el apoyo sólidos que necesita para tener éxito académico y prosperar personalmente.
3. Las regiones en ascenso: la educación como motor económico
En todo el mundo, las regiones están transformando la educación en un motor económico, alineando a escuelas, empresas y comunidades para impulsar la prosperidad compartida. Los centros regionales de talento están surgiendo como impulsores del desarrollo económico, una dinámica incipiente observada hace varios años que probablemente seguirá acelerándose en 2025 y en los años venideros. Las alianzas, soluciones y estrategias regionales pueden abordar los desafíos locales y, al mismo tiempo, impulsar la competitividad global, fortalecer la resiliencia económica y fomentar la prosperidad a largo plazo.
En estas estrategias regionales, los gobiernos estatales y locales trabajan en conjunto con los líderes empresariales e industriales para construir alianzas sólidas. Juntos, trabajan para armonizar los marcos regulatorios y los requisitos de la fuerza laboral, alinear los planes de estudio y reconocer las calificaciones de los docentes en todos los países. Estas iniciativas reducen la escasez de mano de obra, permiten el intercambio de docentes y mejoran la preparación de la fuerza laboral. Por ejemplo, las redes regionales de desarrollo profesional y los programas de desarrollo de la capacidad institucional han mejorado los resultados educativos en las economías emergentes, creando reservas locales de talento calificado y reduciendo la dependencia de atraer trabajadores calificados de otros lugares.
El surgimiento de centros regionales de talento, adaptados a las industrias y fortalezas locales, garantiza que los sistemas puedan especializarse y colaborar al mismo tiempo. Esta cooperación mitiga la escasez de habilidades y fomenta la resiliencia económica a nivel local y estatal. La tecnología desempeña un papel fundamental, ya que permite un aprendizaje combinado que combina la enseñanza en el aula local con la experiencia de los centros regionales. Al aprovechar los recursos compartidos, estos modelos benefician a una variedad de geografías, desde las urbanas hasta las rurales, y reducen los costos, especialmente importante para las áreas con recursos limitados, al tiempo que garantizan que los estudiantes adquieran habilidades relevantes a nivel mundial.
En 2025, la cuestión es cómo construir sistemas en los que todos los sectores avancen juntos y, al mismo tiempo, respeten los contextos locales singulares. La educación deberá liderar el camino, impulsando las economías y creando oportunidades para todos.
4. Los jóvenes como aliados en la transformación
En 2024, hicimos hincapié en la participación, la defensa y la autonomía de los estudiantes. Este año, la conversación se orienta hacia el reconocimiento de los jóvenes como verdaderos socios en la transformación. En las aulas y las comunidades, los estudiantes están dando un paso adelante, no solo como participantes, sino como buscadores de soluciones que ayudan a resolver problemas complejos. Sus conocimientos y liderazgo pueden ayudar a las escuelas a abordar desafíos persistentes, desde repensar las trayectorias universitarias y profesionales hasta abordar la salud mental y el bienestar.
Los jóvenes aportan creatividad, un sincero deseo de comprender y un sentido material de urgencia. Al invertir en los jóvenes y en su desarrollo como cocreadores, los jóvenes se convertirán en aliados indispensables para diseñar una educación adaptada al futuro. Al dotar a los estudiantes de las herramientas y plataformas necesarias para diseñar las soluciones de hoy y de mañana, las escuelas pueden liberar todo su potencial como socios en la configuración de lo que les espera a las escuelas, a los estudiantes y a las comunidades enteras.
Además, esto tiene el beneficio adicional de cultivar una cantera de futuros líderes. Al involucrar a los jóvenes como cocreadores activos y solucionadores de problemas, los estudiantes asumen roles significativos en la formulación de soluciones. Esta experiencia los prepara para liderar el trabajo futuro para fortalecer las escuelas, sus comunidades y nuestra sociedad en general.
5. Fomentar las habilidades del mundo real y el aprendizaje a lo largo de la vida
La fuerza laboral del mañana exige habilidades modernas, y la educación debe seguir el ritmo. Prosperar en un mundo que cambia rápidamente requiere un compromiso de por vida con el aprendizaje y las habilidades para adaptarse. En el año que viene, busque escuelas que aceleren los esfuerzos para crear caminos significativos que preparen a los estudiantes para la vida después de la graduación. Estos caminos tienen como objetivo ayudar a los estudiantes a descubrir sus pasiones y cultivar la capacidad de aprender de forma independiente.
El aprendizaje actual vinculado con la carrera profesional seguirá centrándose profundamente en nuevas formas de aprendizaje, oportunidades de aprendizaje intersectoriales y un compromiso con el aprendizaje a lo largo de toda la vida. La escuela secundaria se está convirtiendo en un momento para que los jóvenes participen en experiencias de aprendizaje basadas en el trabajo, lo que los posiciona para obtener credenciales valiosas y realizar una transición sin problemas hacia carreras significativas. Las escuelas están cambiando acertadamente hacia la preparación de los estudiantes para un mundo en el que el trabajo evoluciona continuamente y las expectativas de vida más largas requieren un desarrollo constante de las habilidades. Lo que nos espera no tiene que ver con la formación profesional como la conocíamos, sino más bien con la creación de pensadores resilientes y adaptables que prosperen en entornos laborales y contextos laborales futuros dinámicos.
Trazando un futuro más brillante para la educación en 2025
Las tendencias que se describen aquí no son sólo prioridades para los educadores, sino imperativos para la sociedad. Para afrontar los desafíos de hoy y de mañana, debemos adoptar nuevas herramientas y enfoques, sin perder de vista la misión central de la educación: empoderar a cada alumno para que prospere.
La educación siempre ha sido un catalizador del progreso, y en 2025 no será diferente. Si aprovechamos la energía colectiva de las escuelas, las comunidades y las industrias, podemos crear un sistema educativo que no solo se adapte al cambio, sino que lo impulse, construyendo un futuro más brillante y próspero para todos.