Criptomonedas

Este es el multimillonario pionero en criptomonedas, ‘biohacking’ y psicodelia que quiere reinventar los Juegos Olímpicos

Christian Angermayer parece estar detrás de todas las inversiones llamativas de la última década. Con una chulería sin límites y una lista de amigos famosos –entre ellos Peter Thiel, Uma Thurman y el presidente de Ruanda–, se dispone a lanzar una Olimpiada para atletas con esteroides.

El empresario multimillonario Christian Angermayer, que lleva tatuada la estructura química de la psilocibina en el antebrazo. (Foto: Levon Biss para Forbes)

En una suite de la cuarta planta del Four Seasons de Austin (Texas), el multimillonario alemán Christian Angermayer habla de su nueva inversión: los Enhanced Games, unas Olimpiadas del siglo XXI con esteroides, literalmente.

Hace un año, cuando el amigo de Angermayer Aron D’Souza, empresario y abogado que trabajó con Peter Thiel para acabar con Gawker Media, mencionó que quería perturbar los Juegos Olímpicos lanzando un gran evento deportivo que permitiera a los atletas doparse con drogas para mejorar su rendimiento (bajo supervisión médica), Angermayer pensó que la idea era brillante.

«Miro el mundo a través de la lente de ‘¿cuál es el modelo de negocio, o cómo podemos ganar dinero?», dice mientras un estilista le maquilla ligeramente la cara y perfecciona su pelo negro azabache antes de una aparición en The Joe Rogan Experience. «Dije: ‘Oye, es una idea multimillonaria».

Angermayer, de 46 años, que tiene un patrimonio de 1.100 millones de dólares e invierte a través de su family office, Apeiron Investment Group, con sede en Malta, ha invertido unos 2,5 millones de dólares en los Enhanced Games. Thiel y Balaji Srinivasan, capitalista de riesgo y empresario de criptomonedas de Silicon Valley, también han invertido en el proyecto. La organización, que ofrecerá un premio de un millón de dólares a quien bata el récord mundial de cien metros sprint y el de cincuenta metros estilo libre en natación, espera lanzar su primera competición en 2025 con cinco deportes. Aunque los Juegos Olímpicos llevan 3.000 años de ventaja, Angermayer, con la chulería de un medallista de oro, cree que un acontecimiento deportivo internacional que permita el uso de esteroides y otras drogas y se centre en superar los límites del potencial humano superará fácilmente a los antiguos juegos.

«Los seres humanos están programados para querer ver al hombre o la mujer más rápidos», afirma. «No quieren ver al hombre natural más rápido».

Dice que los Enhanced Games se retransmitirán en directo, posiblemente desde un estadio o un plató, y no duda de que serán un éxito. La empresa, con sede en Londres, está en conversaciones para recaudar 300 millones de dólares.

«Va a ser una de las mayores franquicias deportivas del mundo», continúa con un optimismo desbordante mientras come huevos revueltos y salmón ahumado en su suite. «Si lo conseguimos, valdrá entre 5.000 y 10.000 millones de dólares. Podría soñar con más, pero eso es realista».

Por supuesto, muchos de los proyectos de Angermayer no parecen realistas, ni siquiera posibles, a primera vista. Su cartera de inversiones sui generis, en su mayor parte a través de Apeiron (2.500 millones de dólares en activos gestionados), abarca desde la minería criptográfica a las drogas psicodélicas, pasando por los fósiles de dinosaurios o los implantes cerebrales, pero no le llamen caprichoso.

«Si estoy de moda, es que he creado la tendencia», dice Angermayer, que lleva tatuada en el antebrazo derecho la estructura química de la psilocibina, el compuesto psicoactivo de las setas mágicas. «Me doy cuenta de las cosas muy pronto».

Mike Novogratz, multimillonario del capital riesgo y de las criptomonedas, que extendió el primer cheque (junto con Angermayer y Thiel) a Compass Pathways, una biotecnológica británica que realiza ensayos clínicos con psilocibina, afirma que el verdadero superpoder de Angermayer es la creación de redes.

«Su capacidad para conectar a la gente con el capital y las oportunidades es extraordinaria«, afirma Novogratz, que ha invertido junto a Angermayer en otras empresas, como la controvertida compañía de criptomonedas Block.One y ATAI Life Sciences, una startup de drogas psicodélicas fundada por Angermayer, que espera obtener la aprobación de la FDA para tratar enfermedades mentales. «Es un networker impresionante».

Novogratz, de 59 años, conoció a Angermayer en 2010, cuando asesoraba gratuitamente a fondos estadounidenses con inversiones en el extranjero sobre cómo afrontar la crisis financiera europea. Le acompañaba un miembro del Parlamento alemán.

Al igual que le ocurre con las modas pasajeras, a Angermayer le molesta la palabra networker. Demasiadas personas hacen networking únicamente para conseguir lo que quiere de los demás, dice. Para ser un hombre que no necesita trabajar nunca más, ha dedicado tiempo y esfuerzo a crear lo que él llama una «vida diversa» llena de amigos que dirigen o dirigían países (la excanciller alemana Angela Merkel), protagonizan películas de Hollywood (Uma Thurman) o ganan más dinero que él (Novogratz y Thiel). «Yo diría que si quieres llamarlo networking, míralo del mismo modo que con el dinero», afirma. «Se trata del poder de la capitalización».

Y así como a menudo se le puede ver detrás de muchas inversiones de moda de la última década, también hace cameos en escándalos de gran repercusión. Fue Angermayer quien, en 2019, negoció una inversión de 1.100 millones de dólares de SoftBank en la ahora insolvente empresa alemana de pagos Wirecard, que se derrumbó después de que los auditores informaran de que a la empresa le faltaban 2.100 millones de dólares en efectivo. Por ello, Angermayer cobró unos 12 millones de dólares. «Literalmente, me limité a hacer la introducción», dice Angermayer. «Acordé una comisión del 1%, que ni siquiera es alta, por cierto».

Durante la fiesta del cuarenta cumpleaños de Angermayer en 2018 en el castillo de un amigo en Austria, supuestamente presentó a Thiel a Daniil Bisslinger, un ruso que trabaja para el Ministerio de Asuntos Exteriores del Kremlin. Thiel, según Business Insider, que publicó la historia, informó de la reunión al FBI, diciendo que Bisslinger lo invitó a hablar en una conferencia en San Petersburgo y le ofreció una reunión con Vladimir Putin. Al parecer, Bisslinger volvió a ponerse en contacto con Thiel con la misma oferta de reunirse con Putin en 2022. (Thiel no respondió a una solicitud de comentarios).

El escándalo subsiguiente es «tan absurdo», dice Angermayer, explicando que toda la narrativa fue inventada. «Tuve una fiesta de cumpleaños. Tenía dos amigos. Se conocieron allí», dice. «Lo que hagan mis amigos, no es cosa mía».

Criado en el pueblo de Triebendorf (Alemania), de 200 habitantes, no lejos de la República Checa, Angermayer ha recorrido un largo camino desde sus humildes comienzos. Su padre trabajaba en la construcción; su madre, antes de quedarse en casa para criarlo, era secretaria. Desde pequeño le obsesionaron los negocios. Tras aprender a escribir en primaria, su primer proyecto fue crear una factura, que al parecer su madre aún conserva. Cuando tenía seis años, sus padres le llevaron a ver la película de los Osos Cariñosos. Al pequeño Christian le encantó la película, pero le fascinó aún más que sus padres pagaran la entrada. Cuando volvieron a casa del cine, cogió el mando a distancia, escribió una lista de precios y empezó a cobrar a su madre y a su padre por ver la tele.

«Mis padres estaban muy preocupados», dice. «Ahora están orgullosos, pero [en aquel momento, pensaron] ‘¿Qué hemos hecho mal? »

La vida de Angermayer daría para un cuento de hadas alemán sobre emprendedores. En 1998 ingresó en la Universidad de Bayreuth, y en el primer mes conoció a dos profesores, Stefan Limmer y Roland Kreutzer, que trabajaban en una novedosa tecnología de selección de genes llamada interferencia de ARN. Los profesores crearon entonces una empresa con Angermayer llamada Ribopharma AG. A pesar de que el joven de 21 años sólo tenía una pequeña participación, Ribopharma contaba con el respaldo del gobierno alemán, lo que permitió a Angermayer abandonar sus estudios. En 2003, Ribopharma se fusionó con una empresa de Massachusetts, Alnylam, que más tarde salió a bolsa. A los 25 años, Angermayer era multimillonario.

Cuando aún no había cumplido los 20, hizo una conexión que más tarde le reportaría grandes beneficios. Se hizo amigo de Golo Quandt, miembro de una de las familias más ricas de Alemania. Después de Ribopharma, Angermayer había cofundado una empresa de servicios financieros llamada Angermayer, Brumm & Lange Group con dos amigos de la universidad. ABL tuvo dificultades para recaudar fondos hasta que, a partir de 2004, Quandt invirtió unos cuarenta millones de dólares en una serie de empresas.

Por si fuera poco, en 2007, un amigo de Angermayer que trabajaba para el Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania le preguntó si podía organizar una cena para Paul Kagame, el presidente de Ruanda. Angermayer y Kagame congeniaron y, pocas semanas después, fue invitado a visitar Kigali, la capital ruandesa.

Durante su viaje a Ruanda –que Angermayer llama el «Singapur de África» por su ambiente favorable a los negocios– le dijo a Kagame que quería invertir en el país. Kagame le dijo que un pequeño banco, el Banque Rwandaise de Développement, estaba en venta. «Literalmente, llegué a casa y compré un banco por diez millones de dólares», recuerda.

A continuación, creó la African Development Corporation, un grupo bancario con sede en Fráncfort, y contrató a un director general que puso en marcha una red de bancos regionales en casi una docena de países del continente. En 2014, Angermayer y sus socios vendieron ADC al antiguo consejero delegado de Barclays, Bob Diamond, y su empresa financiera africana, Atlas, en una operación que incluía otro grupo bancario por más de 265 millones de dólares. Angermeyer afirma que en aquel momento tenía una participación del 15% en ADC.

Kagame, que nombró a Angermayer miembro de su consejo asesor presidencial, siente un gran respeto por el inversor. En un correo electrónico a Forbes, elogió la «visión optimista del futuro» de Angermayer y su capacidad para crear «megatendencias».

Cuando se retiró de ADC, Angermayer, que entonces tenía 36 años, se había independizado con una nueva empresa de inversiones, Apeiron, y se centraba en cómo quería vivir su vida. «Sólo quiero hacer cosas que realmente me fascinen», afirma.

Conocido como abstemio –afirma que solo ha bebido unas gotas de alcohol–, un amigo convenció a Angermayer para que tomara setas mágicas durante unas vacaciones en el Caribe en 2014.

«Fue la experiencia más importante de mi vida», afirma.

Después del viaje, visitó a Novogratz en Nueva York y le dijo que las setas tenían el potencial de convertirse en una droga farmacéutica de éxito. Tres días después, por pura coincidencia, un hombre llamado George Goldsmith entró en el despacho de Novogratz y le propuso desarrollar un medicamento contra la depresión a partir de la psilocibina. Novogratz, Thiel y Angermayer invirtieron un millón de dólares cada uno en la empresa con sede en Londres, Compass.

Unos años después, en 2018, Angermayer fundó su propia firma de psicodélicos, ATAI Life Sciences, que sacó a bolsa en el Nasdaq en 2021. Posee una participación del 20%, actualmente valorada en 44 millones de dólares. ATAI está llevando a cabo ensayos clínicos sobre un conjunto de psicodélicos, desde DMT hasta ibogaína y MDMA. En total, Angermayer ha invertido cuarenta millones de dólares en la empresa. «Si tenemos éxito y medicalizamos los psicodélicos, ATAI será una empresa de dos o tres mil millones de dólares», afirma.

En algún momento, también se aficionó al bitcoin. Todavía posee unos mil, por valor de unos 58 millones de dólares al precio actual de 58.000 dólares. Cree firmemente que un bitcoin acabará valiendo un millón de dólares. «La gente complica demasiado el bitcoin», dice. «Es oro digital».

También cree que la ciencia acabará consiguiendo que los humanos no envejezcan, y predice que vivir hasta los cien años será algo habitual algún día. Para ello, cofundó dos empresas de longevidad, Rejuveron, con sede en Zúrich, y Cambrian Bio, en Nueva York. Ambas están desarrollando medicamentos aprobados por la FDA para ayudar a las personas a retrasar el envejecimiento. Su tesis de inversión, tan futurista como optimista, es difícil de refutar: Vender salud y vanidad a largo plazo. «La felicidad y la longevidad son para mí los productos más naturales», afirma Angermayer. «No encontrarás a nadie que diga ‘no quiero ser feliz’ y ‘no quiero estar sano».

Como siempre, él es su mejor mensaje de marketing. Parece mucho más joven que sus 46 años. Dice que toma una «pila» de drogas para mejorar el rendimiento, aunque no revela su fórmula; quiere que la gente vaya al médico y pida consejo profesional, como hace él. También se somete a terapia psicodélica asistida una o dos veces al año en un país donde es legal. «Es como un antibiótico de amplio espectro para el cerebro», dice. Otros biohacks –enfoque centrado en el individuo para la mejora de la salud y el rendimiento humano– incluyen tomar modafinilo, el estimulante no anfetamínico utilizado para tratar a los narcolépticos, para combatir el jet lag. Tampoco tiene reparos en decir que utiliza Ozempic para perder peso, a pesar de estar bastante delgado. «Es disciplina externalizada», dijo a Rogan en junio.

Para ser un hombre tan centrado en el futuro, Angermayer tiene una pasión profundamente enterrada en el pasado: coleccionar huesos de dinosaurio. En su empresa de Montana contrata a «vaqueros literales» para que busquen y desentierren fósiles. Su colección incluye un Diplodocus, uno de los Triceratops más grandes jamás encontrados y un T. rex joven, que según él vale cuarenta millones de dólares. (Lo bautizó «Chomper» en homenaje a la película La tierra antes del tiempo de Don Bluth) «Es un poco como las prospecciones petrolíferas», dice. «Me enganché a ella, y es una inversión increíble».

En general, la cartera de Angermayer ha sido un poco dispar últimamente. Afirma que algunas inversiones, como Blackrock Neurotech, una empresa de interfaz cerebro-ordenador con sede en Utah, y la empresa canadiense de descubrimiento de fármacos mediante inteligencia artificial AbCellera, han generado una rentabilidad de cinco veces. Block.One, la empresa de criptomonedas, generó setenta millones de dólares para sus inversores, explica, mientras que su fondo de cobertura, Jiva Peak, que se centra en acciones de biotecnología de pequeña y mediana capitalización, registró un rendimiento del 59% entre su lanzamiento en noviembre de 2023 y esta primavera.

Pero algunas de sus posiciones cotizadas en bolsa han sufrido una paliza. ATAI, que salió al parqué en junio de 2021 a casi veinte dólares por acción, cotiza actualmente a menos de 1,30 dólares, solo un poco por encima del mínimo de un dólar que necesita para seguir cotizando en el Nasdaq. Angermayer achaca la caída en desgracia de las acciones biotecnológicas a la subida de los tipos de interés. No es del todo descabellado, pero mientras que el índice Nasdaq de biotecnología ha bajado un 13% desde que ATAI salió a bolsa, las acciones de ATAI han bajado un 92%. «Podría nombrar cincuenta empresas de biotecnología que lo están haciendo muy, muy bien y que cotizan un 90% a la baja», afirma Angermayer. «No hice nada mal».

La historia de Northern Data, una minera de bitcoins con sede en Alemania, es similar, aunque ligeramente menos sombría. Northern Data se ha reducido a más de la mitad, pasando de unos sesenta euros en 2020, cuando Angermayer tomó una posición, a casi 17 euros en la actualidad. En junio, los antiguos directores de operaciones y financiero de la filial estadounidense de la empresa presentaron una demanda por despido improcedente alegando que Northern Data estaba falseando su situación financiera y evadiendo impuestos. La compañía dijo que «refuta las acusaciones en los términos más enérgicos» y sugirió que la demanda tiene «motivaciones financieras». Toda la industria ha luchado desde sus picos pandémicos, pero incluso comparado sólo con un grupo de grandes mineros de criptodivisas como Marathon Digital Holdings, Riot Platforms, CleanSpark, Hut 8 e Iris Energy, la inversión de Angermayer no se ve bien. En ese periodo, Northern Data ha perdido un 79%, la peor de todas. «Creo que Northern Data tiene la enorme desventaja de cotizar en Alemania, y espero que la dirección cambie eso pronto y cotice en EE UU», dice Angermayer en un correo electrónico, compartiendo una captura de pantalla de su terminal de Bloomberg que muestra que la compañía ha superado a Marathon, si se utiliza un marco de tiempo más corto a partir de noviembre de 2022.

En el caso de ATAI, Novogratz insiste en que, aunque las acciones se hayan desplomado, Angermayer merece crédito por el pensamiento creativo y la recaudación de dinero para explorar si los psicodélicos pueden ayudar a abordar la crisis mundial de salud mental. Según Novogratz, Angermayer «recaudó más capital para el espacio psicodélico en los primeros nueve meses que estuvimos juntos que todo el espacio en los 25 años anteriores.» Novogratz sigue siendo optimista sobre las perspectivas de la empresa, a pesar de que el valor de su participación cayó de 170 millones de dólares poco después de la oferta pública inicial a menos de 15 millones en la actualidad. «Por suerte, o por desgracia, según se quiera ver», dice, «no vendí ninguna de mis acciones».

Contratiempos aparte, siempre hay más inversiones que hacer en función del espíritu de la época. Entre los temas en los que piensa Angermayer está cómo el movimiento por los derechos de los transexuales está creando más autonomía corporal para las personas y cómo los humanos han sustituido la religión por otras formas de culto, desde los deportes a los famosos. Para él, los Swifties, por ejemplo, son un nuevo y poderoso culto. La línea de pensamiento de Angermayer le lleva a una hipotética idea de inversión: ¿Qué pasaría si se pudiera comprar un índice de los veinte famosos más importantes del mundo? Su tesis se basa en la idea de que la confianza en las instituciones se está desmoronando, y la gente recurre en su lugar a los ricos y famosos.

«Si preguntas en quién confías más, ¿en el gobierno de Estados Unidos o en Taylor Swift? Creo que el 90% diría Taylor Swift», afirma. Y aunque ese índice de celebridades no exista todavía, Angermayer deja caer que está a punto de iniciar un nuevo negocio, con su amiga Uma Thurman.

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