Las criptomonedas han comenzado el año con buen pie. La más conocida del mundo, el Bitcoin, ha experimentado un aumento de alrededor del 38% en su valor solo en el prim er mes
de 2023 y actualmente acaricia los 25.000 dólares, un repunte que recuerda a la época de los meteóricos ascensos que protagonizó en 2017, o más recientemente en 2020 y 2021, cuando llegó a valer más de 60.000 dólares.
Sin embargo, nadie olvida que el actual impulso de las criptomonedas viene precedido por un desplome de su valor en 2022, un ejercicio que podría calificarse como annus horribilis para las criptodivisas y en el cual se han sucedido quiebras de grandes empresas del sector y desconfianza inversora ante el potencial efecto negativo de las subidas de tipos de interés en el crecimiento de las principales economías del mundo.
Todo ello ha generado dudas sobre si la actual tendencia al alza que se está presenciando actualmente el mundo ‘cripto’, compartida también por divisas digitales como Ethereum o Binance Coin, es el inicio de una recuperación o simplemente una ilusión.
Para Jesús Herencia, profesor del Programa Especializado en Blockchain e Innovación Digital del IEB, este año debería ser el momento de la recuperación del precio de los criptoactivos, incluido el Bitcoin. “Desde mi punto de vista, y sin tener una bola de cristal, consideraría una recuperación tímida durante 2023 donde se puedan tocar los 35.000-45.000 dólares del precio de Bitcoin para seguramente escalar más allá en el año siguiente”, señala.
El mundo de los criptoactivos, al igual que la economía en un sentido más amplio, es cíclico y actualmente atraviesa por lo que los expertos denominan criptoinvierno, pero estos ciclos dependen cada vez más de factores externos ligados a la evolución de la economía y las políticas económicas, lo que dificulta las predicciones sobre su evolución.
“La recuperación debería darse a lo largo de este año. Ahora corresponde una expansión del precio según los ciclos anteriores, pero estamos en plena crisis con una subida galopante de los tipos de interés que va a ser muy dura durante este año para todos los bolsillos”, afirma.
El profesor sostiene que el desarrollo de los activos digitales, con las criptomonedas a la cabeza, ha venido para quedarse y considera muy complicado –aunque no imposible– que se pueda ‘caer’ y deje de aportar valor en el corto, medio y largo plazo, dado el aumento en la aceptación y adopción de las criptomonedas en los últimos años.
Advierte, no obstante, de que es necesario tener en cuenta factores como la regulación y la seguridad de los usuarios finales a la hora de abordar estos activos, y que es crucial realizar una investigación adecuada y consultar a un profesional tecnológico y financiero “antes de tomar cualquier decisión de inversión”. También regala un consejo: “Mantenerse alejado si no se tiene un conocimiento profundo de este mercado”.
Caída de FTX, El Lehman Brothers de las criptodivisas
La quiebra de FTX, una de las principales plataformas de intercambio de criptomonedas, en noviembre de 2022 produjo en el universo cripto un efecto similar al que vivió la economía global en 2008 con la caída del banco de inversión estadounidense Lehman Brothers.
FTX se hundió debido a la falta de liquidez y la mala gestión de los fondos, y su fundador y consejero delegado, Sam Bankman-Fried, fue detenido en diciembre y ahora se enfrenta a cargos de fraude y blanqueo de capitales, entre otros, en Estados Unidos.
La caída de la plataforma vino precedida por otras catástrofes anteriores en el universo cripto el mismo año, como el desplome de Terra y Luna, la quiebra del fondo de cobertura de criptomonedas Three Arrows Capital o, incluso entrado ya 2023 la de la plataforma de préstamos Genesis.
Sin embargo, en el sector confían en que caídas como las de FTX sirven para limpiar el mercado de actores no deseados y no deberían afectar a la creciente base inversora de estos activos.
“Creo que el hecho de que desaparezca un mal
actor que malversó fondos de sus usuarios es positivo para el sector. Cuando cayó Lehman Brothers supongo que no se mermó la base de inversores que empleaban dólares”, afirma Javier Castro-Acuña, Business Controller de Bitnovo, una empresa española que permite comprar y vender criptomonedas.
Transparencia contrastada
De hecho, esta compañía es ejemplo de este resurgir y está viendo un gran incremento de peticiones de parte de comercios para instalar su pasarela de pago, en una constatación de que la demanda de criptomonedas sigue al alza. “Los usuarios están demandando el poder realizar pagos con criptomonedas, lo que entendemos como un claro indicador de cómo la adopción y uso de las criptomonedas continúa creciendo”, sostiene Castro-Acuña.
El crecimiento de la demanda en el sector “es inevitable” pese a estas caídas, explica Quique Lahuerta, profesor de Tutellus, una comunidad cripto donde aprender, desarrollar e invertir en proyectos tokenizados. A modo de ejemplo, “si nos preguntáramos cómo veíamos Internet en
2002, después de la crisis de las puntocom, no pondríamos en duda el futuro que le esperaba”, apunta.
Lo que sí provocará el hundimiento de FTX es que a partir de ahora se requiera una confianza demostrable en los actores del sector, “no únicamente una confianza como ha habido hasta ahora de una forma ciega”, explica Raúl López, country manager en España de Coinmotion, un proveedor regulado de servicios de divisas virtuales.
“En estos momentos, el sector de los criptoactivos necesita demostrar transparencia, pero una transparencia verificable por terceros. Este ha sido el gran cambio que se está autoexigiendo en el sector en estos momentos tras la caída de FTX”, asevera. “Consideramos que debería de ser un requerimiento mínimo y básico con el objetivo de evitar que el sector se relaje u olvide esas buenas prácticas para evitar que se repita lo sucedido en 2022”, afirma.
Formar parte de una realidad
En un reflejo de la madurez de estos activos, López reivindica que actualmente las criptodivisas como el Bitcoin ya forman parte de la tesorería de grandes empresas, como Tesla o MicroStrategy, entre otras.
“Después del tiempo que ha pasado desde la aparición de Bitcoin, es momento de darse cuenta de que dicha criptomoneda ya no es cuestión de unos pocos friquis o inversores particulares”, sentencia.