Vivimos siempre intranquilos por las situaciones que vendrán o que nos ocurrirán más adelante preocupándonos mucho menos por vivir, disfrutar y centrarnos en el presente. La mayoría de ocasiones optamos por la vía más fácil o la que toman la mayoría tratando de evitar errores que otros han cometido sin intentar sacar los factores positivos que podríamos llegar a conseguir con nuestras propias experiencias y motivaciones personales.

Tomar decisiones y elegir qué camino debes tomar requiere atención y energía y, por ello, después de tus horas de trabajo y de máxima productividad debes descansar para poder interiorizar y analizar aquellos cambios que has elegido tomar. Además los procesos de toma de decisiones tienen una parte analítica y considerada pero otra más automática, instintiva y emocional a la que también necesitamos escuchar porque muchas veces tomamos decisiones que pueden beneficiarnos a corto plazo pero que acabarán por pasarnos factura a lo largo del tiempo.

Si algo está claro es que todos queremos tomar las mejores decisiones posibles lo que, dentro de una compañía implica no pensar sólo en uno mismo, si no en ese colectivo “nosotros” que te llevará a elegir la solución más óptima para todos.