El universo creado por Hergé ha traspasado la barrera del tiempo y del espacio y aún hoy es todo un paradigma en el mundo del cómic. Una hazaña en la que la colaboración de una serie de dibujantes que estuvieron presentes en los Estudios Hergé (creados en 1950) fue decisiva en muchos aspectos del proyecto. Sus nombres no aparecían en los volúmenes en los que participaban y sin embargo algunos gags y diseños son completamente obra suya. Uno de ellos, Jacobs, incluso llegó a pedirle imprimir su firma en las obras en las que aportaba su trabajo, pero Hergé se negó. Una práctica en la que los “ayudantes” se perdían en el contexto de la marca, según contaba otra de las mentes que estuvo en el proyecto, Jacques Martin; a pesar de que se puede considerar que todos ellos son los otros autores de Tintín.

Este grupo tenía algo en común: militaron en la escuela de la llamada “línea clara”, un nuevo estilo en la ilustración en la que se combinan trazo limpio, colores planos, aventuras y simpleza compositiva en la narración y de la que Hergé se considera padre. Y todos ellos trabajaron codo con codo con ese dibujante cuyo nombre resuena en todo el mundo, con sus historias publicadas en sesenta idiomas y doscientos millones de álbumes vendidos. Unas cifras astronómicas en las que también intervinieron estos tres nombres, los principales colaboradores a lo largo de la historia del intrépido reportero que recorre el mundo (y la luna) con sus aventuras:

Edgar Pierre Jacobs
El primero de la lista de los otros autores de Tintín fue uno de sus colaboradores más importantes: Edgar Pierre Jacobs (autor de Blake y Mortimer), a quien conoció en una representación teatral de una de las historias de Tintín. Él se había encargado de los decorados. Desde el primer momento se vieron sus personalidades como completas antagonistas: Hergé era más tímido, mientras que Jacobs hablaba a gritos y se enfurecía por cualquier cosa, lo que más tarde daría lugar al mítico Capitán Haddock. Fue una colaboración intensa en la que redibujaron las primeras historias de Tintín para su publicación en libro (Tintín en el Congo, Tintín en América, El Loto Azul y el Cetro de Ottokar). De esta unión tan fructífera, en la que Jacobs aportaba atención al detalle, salió además un seudónimo conjunto para dibujar historias sobre espionaje.

Bob de Moor
Este dibujante de sonoro nombre (autor de Barelli, ilustraciones tremendamente parecidas a Tintín) fue el encargado de viajar a Inglaterra para documentarse en profundidad y revisar La Isla Negra, ya que Hergé había sido advertido de los errores e inexactitudes en los que incurría la historia. La versión revisada se publicaba en 1965. Además, colaboró en varios de los volúmenes de Las Aventuras de Tintín. De hecho, Jacques Martin, el tercero de los grandes colaboradores de Hergé, decía en una entrevista que “Tintín y los Pícaros” podía considerarse obra de Moor.

El expresidente de la Fundación Hergé Philippe Godin, explicaba en una entrevista a Le Monde que Hergé se documentó profusamente a la hora de encarar la historia de “Objetivo: la luna”, que se anticipó completamente a su tiempo. Sin embargo, Bob de Moor y Arthur Vannaeyen fueron algunos de los nombres que concibieron con talento el cohete experimental X-FLR6 (inspirado en el V2), además de las rampas y la estructura de lanzamiento, así como el interior de la máquina, entre otras cosas.

Jacques Martin
El autor de las célebres historias de Alix, estuvo también presente en el proyecto de Hergé, en el que se hizo cargo de los escenarios y vestuarios de algunas historias como “El asunto Tornasol”, “Stock de coque”, “Las joyas de la Catasfiore” y “Tintín en el Tibet”. De este último se dice que es la obra más personal de Hergé, que se realizó en un momento personal de crisis en el que tenía pesadillas en blanco. Contaba que en lugar de hacer caso a su psicoterapeuta (un discípulo de Jung) decidió crear esta historia, en la que Tintín sueña que su amigo Tchang está en peligro. Una versión que se contrapone a la ofrecida por Martin, quien asegura que fue obra suya.

Trabajos que a título póstumo (todos ellos han fallecido) al menos pueden considerarse como aportaciones relevantes dentro del universo que creó Hergé, algo que nunca se le podrá negar. Pero, ¿Cómo habría sido el célebre cohete de no ser por los otros autores de Tintín?

HELENA VICENTE de OnTheRecord