El sector inmobiliario siempre ha mirado de reojo al automovilístico, aunque son mercados muy diferentes. Por ese motivo, parece más interesante que nunca revisar cómo está evolucionando el sector inmobiliario en materia de eficiencia energética, en una época donde los coches eléctricos, el carsharing y otras innovaciones van teniendo cada vez más cabida entre el público, en parte gracias a los incentivos de la administración con diversas ayudas. Esto hace pensar que este tipo de medidas deberán llegar más tarde que pronto a un sector en el que –por ahora– no ha terminado de asentarse, ya sea por la dificultad de extrapolar los costes derivados al precio de las viviendas o por la necesidad de crear medidas por parte de la administración en forma de ayudas para aquellos que optan por invertir en viviendas más eficientes energéticamente.

Y ahí es donde debería empezar el debate: ¿está realmente dispuesto a pagar más el comprador por una vivienda de obra nueva más eficiente energéticamente? Parece que la respuesta generalizada es “no”. El comprador final todavía no valora el ahorro que puede generar una vivienda con medidas de eficiencia energética a lo largo de su vida útil y por ello no está dispuesto a pagar un sobrecoste. Por tanto, la primera medida debería ir dirigida a conseguir que ese cliente final sea consciente de cuáles son los beneficios asociados a esta opción. Lo mejor sería una colaboración público/privada parecida a la llevada a cabo en el sector del automóvil, ofreciendo beneficios fiscales para las viviendas más eficientes o deducciones de IVA en aquellas reformas de edificios con peores certificaciones de eficiencia energética.

La segunda cuestión que debemos plantear es qué está haciendo el mercado. La sostenibilidad es un tema que preocupa. Cada vez son más las promotoras, y constructoras que trabajan bajo sellos como Passivhaus, BREEAM, Wellness, etc. Todos garantizan unos mínimos estándares de calidad y eficiencias energéticas altas. ¿Y cuando hablamos de reformas o rehabilitaciones? En Gilmar Soluciones Constructivas hemos visto crecer el interés de muchos clientes para reformar su vivienda; incluso comunidades de vecinos interesados en optimizar sus gastos generales e individuales. La concienciación ambiental hace que deseen reformar su vivienda habitual, siendo una perfecta oportunidad para hacerla más eficiente y reducir las emisiones de CO2. Cualquier reforma o rehabilitación es un buen momento para introducir las mejoras que vayan a suponer una mayor eficiencia energética.

En España, aproximadamente ocho de cada diez edificios fueron construidos sin criterios de eficiencia energética, por lo que nos encontramos ante un parque inmobiliario que empieza a demandar soluciones eficientes. Actualmente existen cada vez más ayudas y subvenciones oficiales, gestionadas por las distintas administraciones públicas, enfocadas en la rehabilitación y la reforma. Además, muchas Comunidades Autónomas poseen planes para la renovación de ventanas, calderas…

Aplicar estos pequeños cambios puede suponer un ahorro al menos igual o superior al 60% de energía en nuestros hogares:

-Ventanas: con doble acristalamiento o rotura de puente térmico.

-Instalación eléctrica: una instalación actualizada, con un cuadro eléctrico bien estudiado, permitirá contratar la potencia eléctrica que realmente se necesita.

-Instalación de fontanería y saneamiento: instalación de ‘perlizadores’ o aireadores en griferías, reduciendo el caudal de agua entre el 40% y el 60%; inodoros de doble descarga y, finalmente, aislamiento de equipos y tuberías por las que circulan fluidos calientes o fríos, evitando perdidas térmicas calefacción, climatización y agua caliente sanitaria.

-Climatización y calefacción: actualizar la caldera y los radiadores puede suponer un ahorro de hasta el 30% en la factura de calefacción. Para el aire acondicionado, buscaremos maquinaria eficiente y con buena con etiqueta energética.

-Ventilación: una vivienda debe estar bien ventilada para evitar humedades y condensación.

-Control solar: el sol es fundamental, tanto para calentar la casa en invierno, como para evitar que se recaliente en verano. Destacamos la importancia de la orientación y los elementos que pueden hacer sombra sobre la casa.

-Paredes, techos y suelos: aislamientos térmicos y acústicos, tanto en cada vivienda como en la envolvente de un edificio, multiplican la eficiencia energética de forma considerable.