En este programa, en el que también participan otros cuatro países europeos, desarrolla una nueva generación de drones que permite no solo tomar imágenes y adquirir datos a distancia, sino también interaccionar físicamente con su entorno.
Sus creaciones son capaces, por ejemplo, de manipular o de realizar inspecciones por contacto en lugares de difícil acceso desde tierra en operaciones de inspección en plantas industriales e infraestructuras. Así, los robots en los que trabaja el grupo coordinado por el español, pueden volar hasta el punto marcado e instalar sensores que permitan detectar grietas, fugas en tuberías o corrosión y posteriormente tomar las medidas para solucionar el problema. Un proyecto que recibió el premio Innovation Radar de 2017, una iniciativa de la Comisión Europea que reconoce las mejores innovaciones creadas en la Unión Europea y con un alto potencial de mercado.
Las posibles aplicaciones son muy numerosas, el mercado potencial es muy grande. Y, ¿hay demanda? El propio Aníbal Ollero puntualiza a Forbes el hecho de que “solo en Europa haya más de 100 refinerías y 400 empresas que prestan servicios de inspección en estas refinerías, con un mercado de 600 millones anuales”. La industria no podrá dejar de emplear un instrumento que permita un ahorro de 700.000 euros en una sola refinería y “realizar el trabajo diez veces más rápido”, concluye.