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El cambio climático pide responsabilidad

Las políticas económicas ya no solo deben dirigirse a propiciar un crecimiento lo más saludable y equilibrado posible para las arcas públicas y los ciudadanos, también deben favorecer que ese crecimiento sea sostenible desde el punto de vista medioambiental. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé que si los gobiernos logran generar un crecimiento que reduzca los riesgos del cambio climático, además de ganar en salud se lograría un crecimiento adicional del 2,8% de promedio en los países del G-20 para el 2050.

Una contribución fundamental a la tarea de combatir el cambio climático es el desarrollo de infraestructuras inteligentes y no contaminantes para lo cual se necesita un esfuerzo inversor considerable. Habría que destinar unos 6,3 billones de dólares (5,3 billones de euros) hasta el 2030 para poder atender las necesidades de desarrollo mundial, según cálculos de la OCDE; y un poco más, 0,6 billones adicionales (0,5 billones de euros) por año y durante el mismo período de tiempo, para asegurar que el conjunto de las inversiones sean compatibles con el clima. “Es posible que con el tiempo se compense el coste de esa inversión adicional con el ahorro de combustibles como resultado de las tecnologías e infraestructuras de bajas emisiones”, señala a Forbes el organismo.

Para lograr avances en la dirección que marca el Acuerdo de París de evitar que el incremento de la temperatura media global del planeta supere los 2ºC, la economía mundial debe seguir reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y profundizar en un cambio del mix energético a favor de energías limpias.

Cumplir con el Acuerdo de París exige recortar las emisiones de C02 un 85% en 35 años, lo que supone un 2,6% anual, según cifras del sector energético. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ve un 66% de probabilidades que la temperatura global no supere el límite de los 2ºC si se aborda una activa política que promueva las tecnologías bajas en carbono.

Más renovables

A nivel mundial, las energías renovables aumentaron su participación en el consumo de energía primaria en un 6,4% durante 2016, representando el 10% del total, la cuarta fuente de energía primaria por consumo. El petróleo sigue ocupando la primera posición en consumo mundial con una cuota del 33,3%; le sigue el carbón, que continúa descendiendo lentamente cada año, con el 28%. El gas natural, con un aumento del 1,8% en 2016, se situó en tercera posición con el 24,1% del consumo mundial, según datos de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA).

En España, las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyeron en 2016 un 3,13% respecto al año anterior, según datos del Observatorio de la Sostenibilidad, un think tank multidisciplinar sobre desarrollo sostenible. Atribuye una tercera parte del descenso al menor consumo de carbón en generación eléctrica, aunque también podría deberse en parte a “los resultados de las escasas estrategias y políticas puestas en marcha en los últimos años por el Gobierno […]”.

Con casi el 41% de la generación eléctrica, casi el doble que lo que aportaron las centrales nucleares, las energías renovables siguen reforzando su protagonismo en el mix energético español, coadyuvando a la reducción de los GEI. En datos desagregados, la energía eólica aportó el 19,3%, la hidráulica el 14,6%, la fotovoltaica el 3,1% y la termosolar el 2,1%.

Gas y agua

Una de las fuentes de energía que ha experimentado un mayor crecimiento en los últimos años, y sus expectativas le siguen siendo favorables, es el gas natural. Especialistas prevén que su consumo mundial seguirá en aumento. A su favor ponderan que es una energía limpia, más barata que el petróleo y que está sustituyendo a las centrales eléctricas de carbón, cuya producción va a menos por sus efectos contaminantes; y, por otro lado, las reservas mundiales de gas son abundantes (las de Estados Unidos le permiten ser autosuficiente).

Los precios del gas natural han estado en constante caída durante varios años y en la actualidad están por debajo del pico alcanzado en 2008. Los analistas destacan que al contrario que otras materias primas, la cotización del gas no se ha incrementado a pesar del aumento de la demanda mundial. Según datos recogidos por el sector energético, se espera que el consumo y la producción mundial de gas natural aumenten un 45% para 2040.

Una de las áreas en que, según la OCDE, haría falta un mayor esfuerzo inversor es en la de las infraestructuras del agua: aproximadamente el equivalente al 1% del PIB mundial hasta el 2030, más de cuatro veces superior al esfuerzo inversor en carreteras. El sector se encuentra ante el difícil reto de gestionar un recurso escaso y caro con la mayor eficiencia y calidad posibles para atender una población mundial creciente, y para ello se espera que la innovación tecnológica juegue un papel fundamental.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), que celebra cada año (el pasado 22 de marzo) el día mundial del agua bajo el lema ‘Soluciones para el agua basadas en la naturaleza’, calcula que más de 663 millones de personas viven sin suministro de agua potable cerca de su hogar, y subraya que más del 80% de las aguas residuales retornan a los ecosistemas sin ser tratadas.

El Grupo Aguas de Barcelona, con una experiencia de más de 145 años en la gestión del agua y presencia en varios países, destaca el relevante papel de la inversión para poder mejorar el servicio y progresar en los objetivos medioambientales. La empresa define su política inversora de “transversal” y destina más de 19 millones de euros en I+D+i.