El continente africano alberga seis de las diez economías de más rápido crecimiento económico del mundo, y se espera que el PIB regional alcance este año el 4,1%, desde el 3,6% de 2017, según el Banco Mundial. Sin embargo, su economía crea el empleo que debería acompañar a esas tasas de crecimiento. El BM estima una tasa media de paro del 60% entre su población juvenil (en el norte puede rondar el 25%), que ve como una amenaza para los avances logrados en las últimas décadas en la erradicación de la pobreza.
Los organismos internacionales ven el continente con margen de crecimiento potencial si implementa políticas y reformas que creen el marco adecuado para favorecer la seguridad jurídica, inversiones y el desarrollo de los servicios básicos. En esta dirección quieren actuar las nuevas iniciativas de colaboración con África: exigiendo que los países receptores de financiación acometan reformas.
Una cuestión es inevitable al comparar África y Asia. Esta tuvo también una larga historia colonial, pero sus niveles de desarrollo económico e institucional son actualmente muy superiores a los del continente africano. ¿Puede explicar el contraste las diferencias de modelo colonial?
“Comparemos África [subsahariana] con el sudeste asiático. En 1960, el PIB per cápita en las dos regiones era similar. En 1975 las diferencias todavía eran pequeñas. La gran divergencia se produce desde principios de los 70 cuando el modelo altamente intervencionista se generalizó e intensificó en la mayoría de las repúblicas africanas. Es decir, los resultados económicos del modelo colonial fueron similares en las dos áreas, pero la dinámica política que se generó después fue radicalmente diferente. Las diferencias educativas existían, a favor de Asia, pero no eran muy grandes y de hecho durante la gran divergencia 1975-95, África convergió en alguna medida en educación (medida por tasas de escolarización) mientras que divergía en PIB per cápita. Un aspecto de la experiencia colonial que ha podido ser importante es la configuración territorial de las colonias, muy diferente en las dos áreas. Con alguna excepción, como Etiopía, la mayoría de las naciones africanas fueron invenciones de las potencias coloniales, lo que ha sido un hándicap para el desarrollo de un sentimiento nacional y, con ello, para la consolidación de los nuevos estados”, señala Carlos Sebastián, autor de Subdesarrollo y esperanza en África.