Empresas

6 trucos para contar tus debilidades en una entrevista


1. Analízate y analiza el puesto solicitado
La mejor manera de contar algo de forma sincera es sabiendo de qué estamos hablando. Aunque pueda parecer irrelevante, no todos somos conscientes de nuestras debilidades reales. Para ello, lo mejor que puedes hacer es antes de la entrevista tener en mente cuáles son realmente tus puntos débiles y qué cualidad se necesitan para el puesto de trabajo. Aquellas que coincidan, intenta evitarlas en un primer momento.

2. No cuentes tu mayor debilidad, sino secundarias
Piensa que todo lo que digas en una entrevista de trabajo va a ser definitivo a lo largo del tiempo que estés en esa empresa. Cuenta las debilidades que realmente puedas tener bajo control, aquellas que no entrarás en pánico si te observan detenidamente. Por supuesto, tu mayor debilidad intenta solucionarla cuanto antes, pero no hace falta compartirla desde el primer momento. No obstante, es aconsejable que en un tiempo la menciones, para que te puedan ayudar y aconsejar. ¡A fin de todo son tus compañeros de trabajo y están ahí para lo que necesites!

3. El pasado siempre es una referencia: menciona cómo superaste tus debilidades anteriormente
¿Recuerdas esa época en la que te costaba realizar presentaciones en el trabajo y ahora eres el primero en ofrecerte voluntario? ¿O cuando no te atrevías a hablar en inglés delante de tus compañeros pero lo conseguiste gracias a un curso que hiciste? Todos tus méritos van a ser valorados, y más aún si se trataban de debilidades que convertiste en fortalezas. De esta manera puedes demostrar que nada es un obstáculo en tu trayectoria laboral y que siempre puedes superarte.

4. Sincérate pero sólo acorde con el trabajo
Hay veces que cuando estamos nerviosos nos ponemos a hablar y no paramos. ¡Podemos contarle toda nuestra vida al jefe porque nos ha pillado en el ascensor y él sólo quería saber qué tal iba todo! Lo mismo ocurre en las entrevistas. Por ello, te recomendamos que cuentes solamente tus debilidades que tengan relación con el trabajo, y ninguna relacionada con tu vida personal.

5. Evita intentar quedar bien: es un arma de doble filo
“Soy demasiado puntual y eso puede ser obsesivo” o “Hay veces que me involucro demasiado en mis tareas y no paro hasta conseguirlo” no son defectos y en las entrevistas están hartos de escucharlos. No intentes convertir algo que es bueno como un defecto con tal de impresionar, porque se obtiene el efecto contrario.

6. Ponle una solución a tu debilidad y saldrás adelante
Siempre que digas un defecto, intenta añadir una solución que estás buscando. Por ejemplo, si reconoces que eres un poco desordenador puedes añadir que siempre vas acompañado de una agenda o si admites que te pones nervioso al hacer un discurso en público, añade que por eso te sueles memorizar muy bien las presentaciones. De esta manera demuestras que estás intentando solucionarlo y que realmente no es un obstáculo en tu trabajo.