Dentro del Foro de Diálogos Becton Dickinson, organizado por el Despacho Cremades & Calvo-Sotelo, tuvo lugar recientemente la intervención de Jesús Sánchez Martos, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Un acto que sirvió al mismo para hacer balance de sus primeros meses al frente del cargo: “Apuesto por un sistema sanitario que siga siendo público, universal y de excelencia, ejemplo claro de un estado del bienestar”. La asistencia sanitaria está en el centro del debate social tanto en España como en otros países europeos: “El sistema sanitario público español, y en particular el madrileño, son realmente ejemplares. En Madrid, el estado del bienestar asociado está medio garantizado gracias al gobierno autonómico de Cristina Cifuentes”.
Tras agradecer la confianza que la presidenta había depositado en él, persona proveniente del mundo de la prensa, aún le queda lidiar con una oposición que debe ser crítica pero a la vez constructiva, siempre en línea con la consecución de un gran pacto de Estado por la sanidad. “Abogo por la sostenibilidad de un sistema que se sustente en la eficacia y cercanía al paciente, y que ponga en valor el trabajo de los profesionales. La sanidad madrileña es la mejor del país, y eso es algo que debemos seguir ratificando”. Confirma que desde que empezó a desarrollar su cargo, la reunión con las partes implicadas en la sanidad se ha convertido para él en algo obligatorio, incluso con los sindicatos que andan siempre enfrentados en sus objetivos.
De consejero de salud, a consejero de Sanidad, Sánchez Martos sigue pensando que el cambio y adaptación a los nuevos momentos es realmente necesario. “El aumento de la esperanza de vida hace que crezcan las enfermedades crónicas ligadas sobre todo al colectivo de personas más mayores. Gracias al ejercicio deportivo, alimentación, la mayor higiene, detección precoz y a la asistencia médica, se está desarrollando una mejor ruta sociosanitaria para la supervivencia y el mantenimiento de la salud”, comenta el consejero como cauce hacia el que confluyen sus gestiones en la búsqueda de hospitales de media y larga distancia. Aún así Sánchez considera que se hacen obligatorias ciertas modificaciones tanto en el sistema como en la mentalidad del individuo, “el estudio de un libro blanco que nos permita ver lo que puede ocurrir de aquí a 25 años”.
Tomando como eje clave el modelo de gestión profesionalizado que se lleva en Madrid, para el consejero son tres los valores básicos que deben seguirse a rajatabla: la actitud emprendedora, innovadora y valiente por un pacto de sanidad generalizado; la humanización y compromiso con los 6,5 millones de personas que integran la comunidad; la lealtad a los valores indispensables (ligados a la Constitución) que garantizan la buena administración de cualquier servicio sanitario, tanto de urgencia como de atención primaria.
Concretando temas, el consejero hizo referencia al proyecto ‘escuela de pacientes’ que quiere poner en marcha en breve, a la gratuidad del duplicado de la tarjeta sanitaria o a la aprobación por unanimidad del proyecto de ley para profesionalizar la gestión sanitaria. Por otro lado, está convencido de que existe un remedio para evitar el colapso de las urgencias hospitalarias y es concienciar al ciudadano para que solo asista cuando resulte realmente indispensable. “Casi el 80% de esas visitas urgentes no deberían darse; se les podría atender en casa o en servicios de atención primaria. Muchas veces es mejor llamar por iniciativa propia al 112 antes que ir al centro sanitario”, responde ante las continuas quejas por las enormes listas de espera, y contra las que la comunidad de Madrid acaba de aprobar una ley.
“Hoy día hay políticos que ponen en peligro el actual estado del bienestar. En cada caso solo es cuestión de buscar el sentido común que garantice esa situación y la sostenga”, comenta Sánchez ante unos contertulios a los que convencer de que el binomio adecuado del que debe hablarse no es sanidad pública o privada sino sanidad buena o mala.