Si eres de las personas que se dejan llevar por la pasión y por el cumplimiento de un propósito, enhorabuena. Aún siendo así, seguramente hayas sentido que tu fe y tu compromiso decrece en ocasiones, y esto es algo totalmente normal y lógico. Además, no siempre es fácil lidiar con los compañeros de trabajo.
Todo resulta un poco más fácil cuando nos dedicamos a lo que de verdad nos gusta, cuando tenemos un propósito. Pero siempre habrá una tarea administrativa, burocrática, o un error que nos hará sentir bajos de ánimo y de motivación. Y cuando esto se traspasa a un nivel general, a toda la oficina, tenemos que mantenernos fuertes para evitar que la falta de motivación de los demás nos afecte.
Por suerte, hay una serie de pautas que podemos seguir para ello:
No te entusiasmes en exceso
Si te encuentras alrededor de una persona cuya motivación esta en picado, no creas que si tu entusiasmo aumenta eso hará que el suyo lo haga también. Esto solo logrará que tú te sientas peor si no consigues lo que quieres. No dejes que su desmotivación te hunda. Esto parece muy fácil a la hora de decirlo, pero es algo muy difícil de cumplir.
No te lo tomes como algo personal
No dejes que la energía de los demás afecte a tu manera de trabajar. Pero mucho menos dejes que eso afecte a tu persona, no lo lleves al terreno personal. Céntrate en el trabajo y en las cosas que puedes controlar.
Ten compasión y perspectiva
Es muy fácil asumir que las personas que siempre están cansadas odian su trabajo. Pero esto no es así, es mucho más complicado. Puede que la frustración de alguna de esas personas se deba a que por más que se esfuerce no llega. Puede que se sientan estancados. Por ello, sé empático y no te dejes llevar por los prejuicios.
Recarga tu energía cuando lo necesites
Encuentra espacios seguros en tu lugar de trabajo donde puedas tener un momento para ti, aunque solo sean cinco minutos. Aprovecha los fines de semana para realizar actividades que recarguen tu energía, cosas que realmente disfrutes.