A pesar de estar ligado a Camper por historia familiar, convertirse en CEO ha hecho que la perspectiva que Miguel Fluxà tenía de la firma haya cambiado. Desde 2012 es el máximo responsable de las aproximadas 400 tiendas que Camper tiene en todo el mundo, presentes en más de 40 países, y de los más de 300 modelos de zapatos que se diseñan cada temporada. Una cuarta generación de zapateros que tiene como objetivo transmitir la pasión por el oficio a una quinta.

Alguna vez ha dicho de Camper que es una firma difícil de entender, ¿cómo la definiría?

Es difícil de entender porque es muy ecléctica y complicada de clasificar. Esto, a veces, crea confusión. Pero es una firma auténtica con una tradición zapatera, muy innovadora y con sentido del humor.

Además, si por algo se diferencia Camper es por llevar más de 40 años reinterpretando las reglas del sector. ¿Qué valor añadido ofrece la firma?

El principal valor de Camper ha sido la capacidad de aportar un producto muy diferente aunando un diseño único con un confort extraordinario. Nuestro conocimiento zapatero, que se remonta a 1877, unido a una gran capacidad de innovación, hace que tengamos un posicionamiento único en el mercado, y todo apoyado por una serie de valores que para nosotros han sido clave desde los orígenes de la marca: el sentido del humor, la conexión con nuestra cultura mediterránea, el respeto con las comunidades en las que operamos y el medio ambiente.

Si tuviera que elegir entre tradición e innovación, ¿qué potenciaría en un zapato?

Innovación, pero siempre partiendo desde la tradición y el respeto a los valores. Es muy difícil encontrar marcas con una tradición y una capacidad de innovación semejantes a las de Camper.

Camper también se está adaptando a la necesidad de hacer del cuidado del medio ambiente una concienciación obligada. ¿Cómo lo consigue?

Desde nuestros inicios hemos sido una empresa con una alta concienciación medioambiental. De hecho, el primer zapato de Camper era un producto que utilizaban los campesinos mallorquines y estaba hecho con suelas de neumático reciclado y con sobrantes de piel y tejido. Con ese mismo zapato obtuvimos la primera eco-etiqueta para un zapato de la Unión Europea en el año 1998. En estos momentos seguimos trabajando muy activamente en cuatro áreas diferentes, que son las siguientes: la mejora de los productos a través de diseños y materiales más sostenibles, la eficiencia energética (desde el año 2011 hemos estado invirtiendo en energía solar para compensar las emisiones de CO2), la reducción de residuos y la transparencia.

Hablando de reconocimiento, este 2019 comenzó para Camper recibiendo el premio Nacional de la Industria de la Moda. ¿Qué retos supone?

Estamos encantados por ese reconocimiento porque es mucha gente la que ha participado en este proyecto durante muchos años; y estos premios nos ayudan a seguir mejorando e innovando de cara al futuro; pero los retos no te los marcan los premios, sino el mercado y los consumidores. Estamos en una industria que es muy dinámica y muy conectada a los cambios sociales, culturales y tecnológicos. Lo único que es seguro es que el mundo evoluciona a una gran velocidad y que tenemos que seguir trabajando e innovando en todos los ámbitos. Vivimos una época de mucha incertidumbre, con retos tan relevantes como la tecnología y la crisis medioambiental. Sin duda, son retos muy importantes para el futuro.

Y en cuanto a clientela, ¿quién consume Camper?

Su consumidor es muy diverso. Nuestra venta se concentra en grandes ciudades, la edad va desde los 30 a los 50 años y, seguramente, sean personas que valoran la calidad, el confort y la creatividad.

Camper tiene un punto más abstracto que el resto de marcas. ¿Podría estar la razón en una fuerte inspiración en el mundo del arte?

La conexión de la firma con el mundo del arte es importante, llevamos muchos años colaborando con diferentes artistas, desde pintores e ilustradores hasta diseñadores gráficos y fotógrafos. Esta conexión con el mundo creativo no sólo se da con el arte, sino también con el diseño industrial, la moda o la arquitectura; es muy relevante para nosotros. Somos una empresa industrial que pretende hacer los mejores productos, tanto en nuestros comienzos como en la actualidad, pero nuestra conexión con ese mundo creativo es muy importante.

Y en cuanto a expansión, ¿hay algún país que se esté resistiendo a la entrada de Camper en su mercado?

China. A pesar de que nuestra presencia en Asia es muy importante en mercados como Japón, Corea del Sur o Hong Kong, nuestra presencia en China es muy pequeña, quizás porque entramos tarde.

¿Qué planes tiene Miguel Fluxà para el futuro de Camper?

Ser la mejor marca de zapatos del mundo.