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La cima del viaje

Viajar es mucho más que lo que el propio verbo define. Viajar son experiencias, aventuras, ocio, pero también trabajo, tranquilidad, comodidad y seguridad. Muchos factores influyen en cada una de las decisiones que tomamos a la hora de emprender un camino u otro. Pero hay viajes y viajes. Algunos, incluso, te llevan a la cima.

Es el caso de las opciones que ofrece Iberia Cards con su consolidado modelo, una fórmula centrada en la fidelización, la tecnología y la experiencia que se entrelazan para redefinir la forma de viajar. Así lo confirma su propio director general, Francisco Javier Cobo Velasco, quien entiende que “la fidelización no es un programa, es una filosofía de crecimiento”. Un espíritu que se refleja en las nuevas tarjetas lanzadas este octubre para extender la relación con el viajero, pero también convertirla en una interacción de valor tangible.

En este ecosistema de tarjetas se encuentra Zenit, una dimensión superior a lo que se conocía en el universo de las tarjetas: exclusividad, reconocimiento y distinción. Un puente entre el pago, la recompensación y la experiencia, pero reservándose para quienes ya han alcanzado un estatus que no necesita explicarse.

Lo que hace única a Zenit no es solo su acceso limitado, sino la forma en la que confirma el lugar que ocupa el viajero dentro de la élite de Iberia Cards. Desde el primer contacto, una caja personalizada y una carta individualizada construyen un gesto que no busca impresionar, sino reconocer. “Iberia Cards nos permite reforzar la conexión emocional con la marca”, señala Víctor Moneo, director de ventas Globales y Alianzas Estratégicas de Iberia, y esa conexión se siente desde el minuto uno con Zenit.

El diseño de la tarjeta habla de legado y sofisticación. El tono champagne satinado, la tipografía inspirada en fuselajes y la silueta reinterpretada del avión histórico de Iberia construyen un objeto que no es una simple tarjeta, sino una pieza de historia contemporánea. Ese avión, pionero en resistencia y alcance, se convierte en símbolo de quienes hoy siguen llevando el viaje a nuevas alturas.

Zenit no es un producto que se utilice, sino un producto que te acompaña. En cada paso esta tarjeta demuestra su propósito: hacer que el viaje funcione al ritmo del viajero. La fluidez deja de ser un beneficio para convertirse en una sensación constante, como si el trayecto estuviera diseñado para ti.

Este enfoque cobra aún más sentido en un contexto donde los pagos evolucionan hacia la inmediatez. Como recuerda Cobo, “¿qué ventaja tiene pagar a débito, donde no se obtienen beneficios, frente a una tarjeta de crédito que te recompensa y ofrece seguridad?”. Zenit responde precisamente a esa lógica: valor por cada gesto.

La sinergia entre fidelización, medios de pago y experiencia de vuelo convierte a Zenit en un acelerador natural del vínculo entre el viajero y la marca. El cliente no solo vuela más: vuela mejor, viaja mejor, vive mejor cada parte del trayecto. Así, la tarjeta no se limita a registrar transacciones, sino que crea una relación recurrente y emocional. Viajar con Zenit es viajar desde arriba, pertenecer a un club pequeño por diseño, selecto por naturaleza y silencioso por convicción. En definitiva: viajar, absolutamente.

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