El nuevo reloj que ha salido de la productiva factoría Tissot es el mejor amigo de la mujer moderna. Con sus múltiples facetas, ha nacido para acompañarla a lo largo de cada jornada, en sus momentos familiares y laborales, en una cita vespertina o en una noche en la ópera. Porque ellas despliegan sus capacidades dosificando sus energías durante todo día, estirando las 24 horas hasta exprimir su jugo por completo, sin descanso. Y necesitan un reloj capaz de seguirles el ritmo.
De nombre SRV, este encantador modelo desarrollado en las montañas suizas de Le Locle, donde Tissot fabrica instrumentos para la mujer desde 1853, presenta un perfil similar a una gema tallada rectangular. Es una forma que no suele prodigarse en la relojería y que está reservada para piezas con personalidad. Sus líneas angulosas nos trasladan a la época dorada del art déco, los locos años 20 del pasado siglo, cuando comenzaban a irrumpir en el mercado los relojes de pulsera para ellas, que Tissot había empezado a comercializar en 1907, aproximadamente.
Entonces, la vida de las mujeres occidentales se hallaba inmersa en cambios. Poco a poco, ganaban en autonomía, rompían con restricciones imperantes como el corsé y se mostraban más activas, dispuestas a trabajar, a conducir, a realizar deporte, a viajar y a abrazar todo lo que les liberara. En los archivos de Tissot se conservan relojes de aquellos tiempos, con mecanismos propios de la marca y pensados para una mujer con preocupaciones y necesidades inéditas. Uno de ellos data de 1917, y destaca por su caja rectangular con las esquinas recortadas: el precedente del SRV.


Fruto de su tiempo, ese reloj y los que le siguieron exhibían las formas geométricas y los motivos abstractos que se generalizaron gracias al art déco en disciplinas como la arquitectura, la moda y el diseño. Pero, como las tendencias son caprichosas, cayeron en el olvido en los años 30 para regresar con fuerza en los gloriosos 70, una era que aportó iconos relojeros como el Nautilus, el Royal Oak y el PRX de Tissot. Una vez más, esta firma estuvo pendiente de los avances femeninos, y, en una década en la que la mujer volvió a reclamar su espacio en la sociedad, la marca rescató aquel reloj de 1917, el primigenio SRV.
Ahora, con motivo del centenario del movimiento artístico art déco, llega el SRV, siglas de sapphire rectangle V (zafiro por el cristal que lo protege, rectángulo por su silueta y una uve que alude a su resistencia al agua de hasta 5 bares o 50 metros). Muestra unos trazos angulosos, un cristal facetado que sobresale del bisel, a imagen y semejanza de los primeros relojes rectangulares de Tissot, y un toque retro. Pero ofrece aires renovados. Protagoniza una colección entera, compuesta inicialmente por seis versiones del mismo modelo, dirigido a la mujer contemporánea.
Seis versiones para empezar
Uno de sus puntos fuertes es la variedad. Hay un SRV para cada persona, y su versatilidad consigue que funcionen de igual manera en una reunión de negocios y en un concierto de rock. Dos de las iteraciones que se han lanzado están pertrechadas de un brazalete de acero inoxidable configurado por una única fila de eslabones de diseño cónico que prolongan la forma escultural de la caja. Con su cierre de tipo mariposa, se adecuan perfectamente a cada curva de la muñeca y le aportan un aire deportivo. No obstante, si se quiere cambiar el estilo del reloj, es posible hacerlo rápidamente, pues dispone de un sistema de intercambio fácil que no requiere de herramientas.

Los distintos colores con los que se han vestido las correas y las esferas redundan en esa diversidad. ¿Hoy amanece con alegría? Quizás prefiera el verde, en un tono sutil que no chilla. O el rojo, que se aplica tanto al dial como a la piel de vacuno de uno de los ejemplares. También está el azul vibrante, que puede acompañarse de un brazalete de acero o de acero con un tratamiento PVD de oro clavel. No faltan las esferas plateadas o doradas, más festivas, ni el nácar blanco o negro, como nubes, para añadir una capa de sofisticación a cada look.
Los SRV son pequeños y asequibles. Miden 30 x 21,8 mm y 7,25 mm de grosor, por lo que se adscriben a la elegante tendencia «mini» que impera en la alta relojería, y su precio oscila entre 375 y 495 euros. Funcionan con un movimiento de cuarzo fiable y preciso y aportan un indicador de fin de vida útil que avisa silenciosamente cuando la pila se está agotando. Apenas pesan, pero no es fácil olvidarse de que se llevan puestos, porque brillan con luz propia. Ese resplandor surge de la sencilla y equilibrada esfera, dotada de un acabado de rayos de sol que aportan reflejos. Porque su objetivo no solo es capturar el espíritu de las mujeres autónomas modernas sino contribuir a que deslumbren.
Más detalles
TISSOT SRV






- Movimiento: cuarzo
- Funciones: horas, minutos y segundos
- Caja: acero, acero con revestimiento PVD de oro amarillo o acero con revestimiento PVD de oro clavel; 30 x 21,8 mm y 7,25 mm de grosor; fondo opaco
- Esfera: azul, plata, verde, madreperla blanca, madreperla negra, champán o roja; el SRV con la esfera de madreperla negra incorpora cuatro diamantes en otros tantos marcadores
- Correa: piel de vacuno, brazalete de acero gris o de acero con PVD de oro amarillo con cierre de mariposa con pulsadores o brazalete de malla milanesa con PVD de oro clavel con cierre de tipo joya. Todos intercambiables
- Precios: entre 375 € y 495 €
