El 56% de los pacientes prioriza el trato humano por encima del resultado clínico. El dato se extrae del último Estudio de Salud Bucodental de Clínicas W, realizado en España. Y no sorprende, si tenemos en cuenta que el 13% reconoce haber evitado sonreír en público en el último año por vergüenza o inseguridad. En ese contexto, el verdadero valor –explican desde la dirección de Clínicas W– está en un cambio de enfoque: “no se trata de hacer muchos tratamientos, sino de que el paciente no llegue a necesitarlos por el mimo y el culto al diente como canalizador de la felicidad y el bienestar”.
Para cambiar el modelo de la odontología –tantas veces asociada al dolor y al miedo– su apuesta, denominada ‘odontología slow’, se estructura sobre cuatro pilares: comunicación constante, prevención activa y guiada, atención sin saturación y sostenibilidad económica real. “Es una clínica que entiende el ritmo real de las personas y de la propia vida para introducir la pausa cuando toca para planificar con acierto”, afirma la Dra. Aída Calvillo, directora clínica de Clínica Dental Plasencia Calvillo de Tenerife.
Sobre la importancia del tiempo y la ‘odontología slow’: “No se trata de hacer muchos tratamientos, sino de que el paciente no llegue a necesitarlos”.
Porque “la salud oral es demasiado importante como para tratarla con prisa”, sentencia el Dr. Julián Sáiz, uno de los profesionales que forman parte de la red dando nombre a una de las Clínicas W localizadas en Sevilla. “Una sonrisa –continúa– no es un resultado estético. Es el reflejo de cómo vive esa persona, cómo se cuida, cómo se siente. Si eso no lo atiendes desde la calma, no puedes dar con la solución que realmente necesita”.
Se trata, por tanto, de trabajar mejor: “Nuestra forma de trabajar permite que el diagnóstico sea más preciso, que la prevención gane terreno y que la experiencia sea más positiva en todos los niveles”, asevera la Dra. Calvillo de esta red de cincuenta clínicas dentales en España basadas en la ‘odontología slow’.
Todo, para dar respuesta a la necesidad social de volver a lo esencial: a las personas y el valor del tiempo como garantía de salud y bienestar.
