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The Breath Act, la escuela que conciencia sobre el ‘breathwork’: «Quien aprende a respirar, aprende a liderar»

Marta Planells & Juan D’Angelo fundaron hace tres años esta escuela que busca enseñar a la población el potencial de la respiración como regulador de emociones y transformador de nuestra vida.

The Breath Act.

Respirar. Este acto tan automático en el ser humano esconde en su interior mucho más que algo intrínseco a las personas, esconde un termómetro de la salud física y mental. Por eso aprender a usarla correctamente se predispone esencial para paliar problemas de estrés, insomnio, digestivos y un largo etcétera. Con este propósito, con el fin de cambiar la forma en la que respiramos y enseñarnos a sacarle el máximo partido, nace The Breath Act, una escuela fundada por Marta Planells & Juan D’Angelo que desde hace tres años está predispuesta a transformar la vida de las personas. ¿Cómo? Aprovechando sus multitudinarias sesiones en Madrid y Barcelona, los líderes de este proyecto cuentan a Forbes todas las claves.

¿Qué es el breathwork?

Más que una técnica, el breathwork es una herramienta de alto rendimiento humano. No se trata solo de respirar —eso lo hacemos 25.000 veces al día sin pensar—, sino de aprender a hacerlo con intención, para intervenir directamente en nuestra fisiología, desbloquear lo emocional y reconfigurar patrones mentales que nos limitan.

En un mundo donde el estrés, la hiperproductividad y la desconexión son moneda corriente, aprender a respirar de forma consciente se ha convertido en una necesidad estratégica para líderes, CEOS, emprendedores y equipos de alto nivel.

En The Breath Act hemos ido más allá del breathwork tradicional. Hemos desarrollado un método que integra neurociencia aplicada, sonido para la modulación cerebral, trabajo somático, respiración consciente y PNL. Nuestro enfoque no es solo terapéutico, sino transformacional: ofrecemos una tecnología interna para lograr cambios sostenibles en el bienestar, la toma de decisiones, el liderazgo y la capacidad de crear nuevas realidades personales y profesionales.

¿Es la respiración el gran desconocido del cuerpo humano?

La mayoría de las personas nunca ha aprendido a respirar de forma eficiente. Y lo sorprendente es que la respiración es de las pocas funciones fisiológicas que podemos controlar voluntariamente: es el único puente directo entre lo físico, lo mental y lo emocional. Desde el punto de vista estratégico, es una de las herramientas más subestimadas del rendimiento humano. Impacta en el enfoque, el manejo del estrés, la calidad de nuestras decisiones… Y, sin embargo, casi nadie la entrena. The Breath Act nació para cambiar eso. Porque quien aprende a respirar, aprende a liderar.

La respiración es el único puente directo entre lo físico, lo mental y lo emocional

¿En qué momento os disteis cuenta de que había que enseñar a la gente a respirar?

Cuando lo experimentamos en carne propia. Nuestra historia personal incluye procesos de crisis emocionales y económicas, duelos, enfermedad crónica, burn out profesional y reinvención. La respiración nos transformó. Y en ese proceso entendimos que si nosotros —formados, con una carrera de éxito en nuestro sector, con acceso a herramientas y recursos— no sabíamos respirar correctamente, ¿qué pasaba con el resto de la población?

Detectamos un vacío: no hay educación respiratoria ni en la escuela, ni en el ámbito corporativo, ni en el médico tradicional. Ahí vimos la oportunidad de crear un puente entre el bienestar profundo y el alto rendimiento. No desde la teoría, sino desde una tecnología interna capaz de transformar cómo lideramos, decidimos, sentimos y vivimos. Por eso nació The Breath Act.

Tenéis un objetivo muy ambicioso: cambiar el modo en que respira la humanidad. ¿Cómo expandís estos conocimientos para cambiar la percepción humana de la respiración?

Nuestro objetivo es llevar la respiración consciente a todos los niveles y sectores de la sociedad. Por eso no solo formamos a personas, también trabajamos con empresas, líderes, profesionales de la salud y educadores.

Creemos que para cambiar la forma en que respira la humanidad, no basta con hablar del tema: hay que crear experiencias que lo demuestren. Estamos enfocados en diseñar formaciones, eventos y contenidos que permiten a las personas vivir en su cuerpo, lo que significa respirar bien.

También desarrollamos alianzas con instituciones para integrar el método en ámbitos como la salud, la educación o el deporte. Buscamos que la respiración consciente se entienda como una herramienta real de transformación personal y colectiva, no como una moda pasajera. Recientemente colaboramos con Porsche para implementar prácticas de respiración consciente en su plantilla en España, promoviendo una cultura de bienestar y enfoque en entornos de alta exigencia. Y actualmente estamos desarrollando para la FIFA un programa de respiración dirigido a futbolistas de élite en proceso de transición profesional. Es una puerta enorme para llevar este hábito a nuevas audiencias y transformar la forma en que se entrena no solo el cuerpo, sino también la mente.

¿Qué tipo de herramientas empleáis para enseñar a la gente a respirar?

Nuestro método combina ciencia y experiencia. En primer lugar, una espiración consciente con protocolos específicos según objetivos (gestión del estrés, enfoque, sueño, equilibrio emocional); la segunda pata es la neurociencia aplicada para entender el impacto en el sistema nervioso y la mente; también el sonido y frecuencias para modular el estado cerebral; el trabajo somático para integrar la experiencia en el cuerpo; y por último, las técnicas de visualización y programación neurolingüística (PNL) para reconfigurar creencias.

La metodología se adapta tanto a contextos personales como corporativos, y puede aplicarse tanto en sesiones individuales como grupales o en programas de alto rendimiento y bienestar organizacional.

La desaceleración no es una moda, es una necesidad biológica

Vivimos en la época de la inmediación, de la rapidez, de los resultados inmediatos. Sin embargo, en The Breath Act abogáis por la pausa, por la desaceleración. ¿Cuesta que vuestros alumnos reduzcan marchas o por el contrario aprender a respirar es un proceso de rápida adaptación?

Sorprendentemente, el cuerpo se adapta con rapidez cuando le das el estímulo correcto. La desaceleración no es una moda, es una necesidad biológica. El sistema nervioso está diseñado para autorregularse, pero hemos perdido ese hábito.

Lo que ofrecemos no es una pausa sin propósito, sino una optimización del rendimiento desde la consciencia. Paradójicamente, quienes aprenden a bajar la marcha descubren que toman mejores decisiones, rinden más y lideran con mayor claridad. Y eso es oro puro en un mundo saturado de estímulos y velocidad.

¿Cuáles son los síntomas más evidentes de una mala respiración?

Fatiga crónica, ansiedad, dificultad para concentrarse, baja tolerancia al estrés, insomnio, contracturas musculares, digestión deficiente… Todo eso puede tener un origen respiratorio. Una respiración disfuncional activa permanentemente el sistema simpático (estrés) y reduce la oxigenación celular. En el tiempo, esto deteriora la salud física y mental. En el ámbito profesional, se traduce en menor productividad, mayor reactividad emocional y riesgo de burnout. Por eso decimos que una mala respiración no solo te enferma: también te limita.

Desde la escuela afirmáis que respirar mal afecta al sistema inmune. ¿Cómo podemos detectar que precisamente este acto tan intrínseco de las personas puede estar perjudicando nuestra salud?

La mayoría de las personas respira mal sin saberlo. Respirar de forma superficial, acelerada o por la boca activa constantemente el sistema de alerta del cuerpo. Eso genera estrés crónico, y cuando el cuerpo está en modo supervivencia, el sistema inmune se debilita. Podemos detectar que algo no va bien si sentimos cansancio constante, ansiedad, insomnio, digestión lenta o si enfermamos con frecuencia. Son señales de que el cuerpo no se está regulando bien.

Una buena respiración es fundamental para que el sistema inmune funcione correctamente. Cuando respiramos de forma consciente y profunda, el cuerpo puede entrar en modo reparación, reducir la inflamación y recuperar su equilibrio natural.

Marta Planells & Juan D’Angelo, fundadores de The Breath Act.

En vuestro libro ‘Respiras o mueres’ señaláis que aprendiendo a respirar podemos acceder a capas profundas del subconsciente, que podemos conectar con el dolor no expresado. ¿Cómo se llega a través de vuestra técnica a esas emociones muchas veces congeladas y evadidas por nuestra propia defensa?

La respiración es una vía directa al subconsciente. A través de respiraciones rítmicas, sostenidas y guiadas, inducimos estados ampliados de conciencia en los que la mente racional se aquieta y emergen memorias emocionales no procesadas.

No es necesario revivir el trauma con la mente: el cuerpo sabe cómo liberar lo que ha quedado atrapado. Nuestra técnica permite hacerlo de forma segura, contenida y profundamente reparadora. Es un modelo de transformación emocional que no requiere años de análisis, ni de ponerle mente, sino disposición para sentir y respirar.

Siguiendo con ese proceso: ¿Cómo la respiración nos puede ayudar a sanar?

Sanar es volver a conectar con lo que fue desconectado. Y eso empieza por el cuerpo. La respiración consciente crea un espacio interno donde las emociones reprimidas se liberan, el sistema nervioso se equilibra y la mente encuentra claridad.

En The Breath Act, no trabajamos solo con la idea de sanar “dolor”, sino con la posibilidad de rediseñar la identidad. Respirar conscientemente es el inicio de una nueva narrativa: pasas de sobrevivir a crear, de reaccionar a liderar, de sostener cargas a transitar con ligereza. Para nosotros, respirar no es solo vivir. Es evolucionar y tener a nuestra disposición la mayor herramienta de claridad, foco y creación.

The Breath Act lleva tres años en activo. ¿Qué habéis aprendido en este tiempo y qué planes tenéis para los próximos tres años?

En estos tres años hemos aprendido que la respiración consciente no es solo una herramienta de bienestar, es una necesidad urgente.

Hemos visto de cerca cómo la sociedad vive con un nivel altísimo de estrés, ansiedad, trauma acumulado y dolor no expresado. Personas exitosas por fuera, pero completamente desconectadas por dentro. Y cuando les das la oportunidad de reconectar a través de la respiración, algo cambia de raíz. Hemos sido testigos de miles de transformaciones reales: gente que vuelve a sentir, a tomar decisiones desde la calma, a vivir con propósito.

Hoy The Breath Act está presente en más de 10 países, hemos impactado a más de 20.000 personas y estamos formando a cientos de facilitadores en todo el mundo hispanohablante.

Para los próximos tres años, nuestro enfoque está en la expansión internacional y la consolidación del método en sectores estratégicos: crecer en América Latina, España y Estados Unidos con entrenamientos presenciales de más de 1.000 asistentes; escalar nuestra división online para expandir la respiración consciente independientemente del lugar en el que se encuentre cada uno; desarrollar una app con sesiones personalizadas para que cualquier persona pueda regular su estado en minutos según su necesidad; y seguir abriendo camino en el sector corporativo, el alto rendimiento y el ámbito de la salud mental, colaborando con empresas, instituciones médicas y organizaciones de élite.

Queremos que la respiración consciente deje de ser algo alternativo y se convierta en una herramienta fundamental para liderar, transformar y evolucionar.

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