Su familia fue clave en el proceso fundacional del Ecuador como nación independiente. Hoy Luis Felipe Fernández-Salvador y Campodonico combina una intensa vida de negocios con iniciativas económicas para proteger la naturaleza.
¿Qué es Casa Ecuador?
Es una plataforma social y mediática que promueve la inclusión de los derechos de la naturaleza en las constituciones del mundo utilizando la imagen de nuestro país como un símbolo que permita comunicarnos en cada ciudad donde vamos. Debe su nombre a Ecuador porque fue el pionero en este sentido, al haber reconocido los derechos constitucionales de la naturaleza en el 2008.
En Madrid, durante los días 4 a 9 de marzo, funcionó como un espacio de encuentro donde se exhibió nuestro patrimonio ambiental, nuestra identidad pluricultural y acciones disruptivas enfocadas a la protección de los ecosistemas y la economía sostenible. Se llevaron a cabo experiencias sensoriales y muestras culturales, se impulsaron debates que forjaron lazos con la comunidad iberoamericana en Europa, promoviendo la colaboración y el intercambio de conocimientos para proyectos responsables.
Esta labor sirvió como una plataforma para lograr acuerdos de cooperación con reconocidas instituciones entre ellas ONG’s, universidades, organismos internacionales y empresas de energía con el propósito de ampliar el impacto positivo del diálogo cultural-ambiental; funjo además como un puente de networking para emprendedores, artistas y promotores culturales tanto en Europa como en América Latina.
¿En qué proyectos trabaja la Fundación Identidad Nacional?
La Fundación Identidad Nacional de Ecuador lleva a cabo iniciativas de investigación y difusión sobre tradiciones y legados ancestrales, colaborando estrechamente con comunidades locales que buscan revalorizar su pasado. Asimismo, trabaja en preservar y curar el acervo cultural ecuatoriano a través del cine y eventos con experiencias sensoriales, contribuyendo a que estos saberes y expresiones artísticas trasciendan fronteras.
Con nuestra iniciativa Casa Ecuador, utilizando el arte y la cultura fomentamos la defensa de la naturaleza con la finalidad de impulsar una agenda pragmática que impacte en la economía alejada de los intereses partidistas, y que convierta a la protección de nuestros ecosistemas en un negocio rentable.
Ni el Amazonas ni Los Andes tienen fronteras, mantenemos una fuerte relación con las comunidades indígenas en estos territorios; por ello, estamos en un proceso de internacionalización de la Fundación, exportando el modelo a otros países de Iberoamérica.
Una de sus facetas más conocidas es la de director de cine.
Me dedico al cine con conciencia. Descubrí en el cine una forma de transmitir ideas, conceptos, sueños. Es la mejor forma de hacer política sin ser político, y es la herramienta más poderosa para llegar a las personas. En estos momentos tengo varios proyectos, pero destaco dos: Waorani (sobre una tribu semi-contactada de mujeres amazónicas filmada en el Yasuní), donde abordamos la relación con su entorno y cosmovisión, así como los desafíos que enfrentan para defender su territorio; y Lions of the Sea (filmada íntegramente en Galápagos), que es una película de ficción con animales reales donde un lobo marino lucha por sobrevivir a la contaminación de los océanos y la pesca ilegal.
Mi visión del cine no se limita a contar historias locales, mi enfoque principal es generar conciencia y abrir un diálogo global que aborde nuestra relación con la naturaleza y que adopte medidas urgentes para salvaguardar nuestro patrimonio tanto cultural como natural.
El Hijo del Hombre: la maldición del tesoro de Atahualpa aspiró al Oscar en 2019. ¿Qué historia hay detrás?
El Hijo del hombre es un viaje surrealista por los Llanganates ubicados en el Alto Amazonas. Es un tributo a mi padre, la búsqueda del tesoro fue su voluntad. Debía rodarla con él, pero murió 7 días antes de comenzar. Mi hijo Pipe tomó la posta y logramos algo único.
La producción combinó la estética y narrativa de la ficción con la realidad del cine documental, contó con una amplia colaboración de expertos de Hollywood e indígenas locales. Y fue un homenaje a la tradición exploradora de mi familia, que siempre ha estado vinculada a la historia del tesoro de los Incas.
El resultado fue una película que, más allá de su aspiración al Oscar, se erige como testimonio del esfuerzo intergeneracional por mantener viva la memoria de una leyenda y poner en valor las maravillas naturales de la región.
Viene de una familia de aventureros. ¿Cómo le ha influido?
Esta herencia familiar me ha enseñado el amor por lo desconocido y la importancia de la perseverancia. La exploración no es solo una actividad física, sino también un proceso de aprendizaje continuo sobre la historia y el entorno natural.
Mi abuelo y luego mi padre pasaron sus vidas buscando la tumba de Atahualpa, el último emperador Inca. Yo he continuado con el legado, y nos encontramos en un momento muy importante. Estamos movilizando recursos para emprender la última expedición con un grupo de científicos de EEUU. Queremos que el descubrimiento, que será un hito histórico, vaya en beneficio de las comunidades no contactadas y semi-contactadas.
Desde 2024 es Marqués de Lises. ¿Qué significa el título?
Es una gran honor y responsabilidad que me permite ejercer como puente entre España e Iberoamérica. Por su historia, por su significado y por el momento en que vivimos, lo tomo como un gran desafío. Estamos en proceso de culminar la incorporación en España de la Fundación Marqués de Lises destinada a proyectos para la reconciliación cultural entre España y América trascendiendo fronteras.
Más allá del simbolismo, el título me impulsa a profundizar en el diálogo entre dos mundos que han compartido una historia común. La futura Fundación Marqués de Lises tiene como objetivo principal promover programas de intercambio que fortalezcan los vínculos sociales y académicos entre ambas orillas del Atlántico, con iniciativas que fomenten la cooperación cultural internacional, restauración de patrimonios históricos y la difusión de proyectos de investigación sobre la herencia que compartimos.
Combina su pasión por los tesoros con Impossible Properties, adquiriendo propiedades con historia. ¿Qué busca antes de comprar?
Me concentro en identificar activos en los centros de las capitales económicas del mundo, sobre todo los que nadie ve. Busco tesoros en forma de propiedades. Tenemos un portfolio único con una propiedad gótica en el centro de París (Hôtel Hérouet), propiedades Art Deco frente al mar en Miami Beach, entre otras muy peculiares en distintas ciudades del mundo. Aquí en Madrid estamos trabajando en algo muy especial.
Mi concepto detrás de Impossible Properties es rescatar inmuebles con un trasfondo histórico desvalorizado, dándoles un nuevo propósito: ponerlos en valor. Mi motivación siempre fue crear piezas de arte habitables, y que se conviertan también en grandes atractivos turísticos de las ciudades donde se encuentran. De esta manera, cumplimos un doble propósito: el social y el económico, impulsando el modelo de negocio de Impossible Properties, el cual trasciende la mera especulación inmobiliaria.
¿Qué legado le gustaría dejar?
La curiosidad es un poderoso motor de cambio que nos lleva a descubrir tesoros tangibles e intangibles, proteger nuestra herencia, y reconocer que en la historia hay un camino para construir un futuro más sólido. Quisiera dejar un recordatorio de que nuestra existencia está anclada en la insaciable búsqueda de lo desconocido.