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Airbnb se implica en el desarrollo del turismo local y rural

En 2023, 5.200 localidades de toda España recibieron viajeros gracias a Airbnb, de las que 150 dieron ese año la bienvenida a su primer huésped. En muchas de estas localidades no existen establecimientos hoteleros tradicionales.

¿Recuerdas cómo eran las cosas no hace mucho? A principios de siglo, los hoteles tradicionales dominaban a su antojo la industria hotelera. Entonces, en 2008, surgió Airbnb, que ofrecía algo totalmente distinto. Fundada por Brian Chesky, Joe Gebbia y Nathan Blecharczyk, la plataforma convirtió a la gente corriente en anfitriones y a las habitaciones libres en alojamientos. David contra el Goliat de la industria hotelera.

Su crecimiento desde entonces ha sido impresionante e imparable. Con más de cuatro millones de anfitriones en 220 países, Airbnb ha dejado de ser un experimento curioso para convertirse en un fenómeno mundial. ¿Su secreto? La hospitalidad entre iguales. Todos salen ganando. Los anfitriones hacen de posaderos y obtienen un dinero extra y los huéspedes viven una experiencia única, alojándose en casa de alguien, sumergiéndose en la cultura local y disfrutan como no podrían hacerlo en una habitación de hotel: como dice uno de sus anuncios televisivos… en un hotel, todos los miembros de la familia se acuestan a la misma hora, mientras que alquilando una casa por Airbnb, los niños se van a la cama a su hora, y los mayores se quedan en el salón viendo tranquilamente la tele o reunidos con amigos o… ¡lo que sea! Como si estuvieran en su casa.

¿Recuerdas cómo eran los días de vacaciones estereotipadas? Volabas a un nuevo destino, te registrabas en un hotel y quizá te aventurabas a visitar los lugares turísticos. La experiencia era como seguir un guion preestablecido, similar a ver una repetición de su comedia favorita. Airbnb, en cambio, se parece más a una novela de aventuras: eliges el alojamiento entre infinidad de opciones de todo tipo, desde acogedoras casas en los árboles o áticos lujosos, a pequeños apartamentos de módicos precios, que facilitan el acceso a ciudades “imposibles” para el turista más modesto, ya sea Venecia, Londres o Nueva York.

Esta revolución del turismo ha servido también para estimular la economía local. Porque cuando se reserva una estancia a través de Airbnb, no se está contribuyendo al negocio global de una corporación multinacional, sino que llega directamente a la población local: aterrizas en una ciudad nueva, te alojas en un barrio tradicional y cenas en los restaurantes de esa misma manzana. Además, el anfitrión se puede convertir en tu propio guía turístico, el que conoce de verdad los mejores lugares de la ciudad, sin necesidad de viajar subido a un autobús turístico.

Ahora que todo el mundo conoce las ventajas de Airbnb, la empresa ha decidido explorar su crecimiento de un modo aún más satisfactorio para todas las partes: implicándose completamente en el turismo local y rural. Sus datos económicos demuestran que en 2023 más de 5.200 localidades de toda España –el 99% de ellas situadas en zonas no urbanas– recibieron viajeros gracias a Airbnb y de estas poblaciones, 150 dieron ese año la bienvenida a su primer huésped. Además, el año pasado más de medio millón de noches reservadas en España estaban por debajo de los 100 euros.

Esos viajeros gastaron en España 3.100 millones de euros (con una media 156 euros diarios de gasto por persona y día, según datos internos de una encuesta realizada por Airbnb con una muestra de 13.500 huéspedes), fundamentalmente en bares y restaurantes, además de otros establecimientos, como pequeñas gasolineras locales o tiendas de productos típicos, por no hablar del enoturismo o el turismo olivarero… Los anfitriones locales pueden recomendar lugares recónditos que sólo conocen los lugareños.

Si consideramos que más del 60% de los viajes que se realizan en España tienen como destino pequeñas poblaciones de interior, Airbnb se ha convertido en un dinamizador absoluto de la regeneración de las zonas rurales, facilitando la dispersión de los beneficios del turismo más allá de las grandes ciudades y los destinos tradicionales, dado que en muchas de las poblaciones en las que han surgido nuevos anfitriones no había hasta ese momento ningún establecimiento hotelero en el que hospedarse. Muchos de estos nuevos alojamientos son ofrecidos por anfitriones dispuestos a la transformación de los modelos económicos. Su carácter innovador se pone de manifiesto no sólo en apuntarse a este revolucionario modelo de turismo, sino en que apuestan por la sostenibilidad: hay cabañas que emplean energía solar, sistemas de recogida de agua de lluvia y alojamientos, incluso, con cero residuos. No son sólo camas, sino camas con conciencia.

Y Airbnb se ha fijado, por su parte, objetivos ambiciosos, como conseguir que todas las estancias en Airbnb sean neutras en carbono para 2030, animando a los anfitriones a adoptar estas prácticas ecológicas, porque cuando los anfitriones incorporan elementos sostenibles en sus anuncios, no sólo atraen a viajeros con conciencia ecológica, sino que también reducen la huella de carbono.