El Port de Barcelona ha desplegado sus posibilidades con motivo de la Louis Vuitton 37th America’s Cup, de la que ha sido anfitrión por primera vez en sus más de 150 años de historia, creando espacios nuevos que una vez finalizado el torneo quedan para la ciudadanía. Uno de los espacios más notorios es la nueva rambla del rompeolas, una zona de paseo de renombre histórico, renovada recientemente. Al extremo, se encuentra el nuevo edificio Mirador, un espacio de disfrute y donde durante el otoño de este año se inaugurará una zona de restauración.
No se trata de un caso aislado. El nuevo Plan Estratégico del Port Vell (2025-2030) tiene el objetivo de potenciar un nuevo modelo de ocio enfocado a la demanda del público local. Así, Port Vell se amplía hacia el sur con la apertura al público de espacios hasta ahora destinados a la actividad comercial y portuaria —el muelle de Barcelona, el muelle de Sant Bertran y el muelle de Pescadors—, para ganar 15 hectáreas de territorio antes de 2030.
El muelle de Barcelona conectará con el muelle de Drassanes, recientemente urbanizado, a través de una pasarela de paseo, acercando el centro de la ciudad al medio marítimo. Este proyecto se acompaña de la rehabilitación de la mítica torre de Jaume I —la del teleférico, que comunica el Port con la montaña de Montjuïc—, y del World Trade Center, el edificio que acoge las oficinas del Port de Barcelona.
El muelle de Sant Bertran acogerá el Blue Tech Port, el espacio de innovación para empresas relacionadas con la economía azul.
Por último, el muelle de Pescadors se abre con el ánimo de proteger la singularidad pesquera de Barcelona y promocionar el patrimonio histórico y cultural de este oficio. Un ejemplo: la nueva Llotja inaugurada en mayo. A partir de noviembre, el muelle dejará de ser una zona restringida y quedará integrado como zona de paseo de la Barceloneta.