En 9 años, Susanna Antequera ha logrado que su firma de abogados se sitúe como despacho de referencia en España, con sedes en Madrid, Barcelona y Miami. Además, como Consejera de Empresa, reconoce que “Miami es punto estratégico de conexión con el mercado americano y latino”.
Su perfil también como directiva la avaló para formar parte de la exclusiva lista de Top100 Mujeres Líderes España 2024. Es miembro de la Cámara de Comercio de Mujeres de los EE UU y de la plataforma Mujeres Líderes América.
Antequera señala que “vivimos en una sociedad que cambia constantemente” y que las empresas deben adaptarse. En su opinión, la creación del Consejo Asesor es fundamental para el Consejo de Administración. “Como miembros del Consejo Asesor ayudamos a marcar la diferencia con la competencia”.
Según la CNMV, la presencia de mujeres en los consejos es un logro reservado para un número reducido de profesionales. Antequera señala que “complementar los Consejos de Administración con mujeres directivas aporta una visión analítica diferente y proporciona excelencia y proyección en la empresa. Es el momento para que el talento femenino se una al masculino sin ánimo de competir ni marginar. El equilibrio debe sustituir al conflicto para formar un equipo equitativo. Esto es, feminismo inclusivo”.
Como abogada reputada también en Derecho de Familia, y en relación a los procesos de divorcio, considera que son muchos los casos que siguen impactando en las empresas familiares. “Por este motivo, es fundamental implementar protocolos preventivos para evitar que la empresa resulte dañada o bien peligre el legado en los hijos”, explica.
Nuestra protagonista, además, recalca que la máxima prioridad en España es crear urgentemente la jurisdicción de familia. “Es inconcebible vivir en una sociedad con juzgados especializados y otros no, dividiendo a los ciudadanos en primera y segunda categoría”.
Considera que el “divorcio debe plantearse como una reestructuración familiar”. Su consejo para los divorcios es reflexionar, dialogar, empatizar y, sobre todo, priorizar los derechos e intereses de los hijos dejando a un lado el egoísmo personal. “No debemos permitir que se rompa el crecimiento emocional de los menores por un divorcio mal gestionado”.