Un negocio puede ir viento en popa, naufragar, salir a flote, cambiar de rumbo, perder el norte… El mundo empresarial recurre a menudo a la jerga náutica para describir su situación. No es casualidad, pues la navegación —sobre todo en embarcaciones de vela— replica la estructura de mando de una empresa, el espíritu de trabajo en equipo y el compañerismo.
De ahí que cada día más empresas organicen jornadas de teambuilding a bordo de un velero. La iniciativa puede convertirse en un grato recuerdo, pero también puede darse “en un entorno hostil capaz de sacar lo mejor y lo peor de cada uno”, explica Nacho Gómez-Zarzuela, director de Comunicación del Sail Team BCN, el equipo patrocinado por CaixaBank que ha representado a España en la Copa América Juvenil y la Copa América Femenina.
Como ocurre en cualquier compañía, en la vela es imprescindible contar con un liderazgo fuerte. “Es importante que se lancen órdenes directas, pero no titánicas”, apunta Gómez-Zarzuela. En algunos grupos se han invertido los roles, lo que ha dado lugar a reacciones curiosas: no todos los CEO encajan bien recibir órdenes ni todos los subordinados saben lanzarlas. La comunicación y la coordinación son básicas para que un velero llegue a buen puerto.
Además, es esencial la capacidad de adaptación y de gestión de crisis: un fuerte oleaje o una tormenta pueden poner a prueba a un equipo; igualmente, un CEO debe aprender a navegar en aguas turbulentas.