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Con “Adriana Lecouvreur” concluye la temporada operística del Liceu de Barcelona

Basada en hechos reales –Lecouvreur fue una famosa actriz francesa del siglo XVIII–, esta es la ópera más famosa del compositor italiano Francesco Cilea, contemporáneo de Puccini.

La temporada operística 2023-24 del Gran Teatre del Liceu finaliza este mes de junio con las siete representaciones que se ofrecerán del domingo 16 al sábado 29 de “Adriana Lecouvreur”, de Francesco Cilea. Se trata de una de esas obras que la mayoría de los aficionados a la ópera conocen por su nombre, pero que es mucho menos probable que hayan podido ver en escena. De hecho, su última representación en Barcelona se produjo hace doce años, en junio de 2012.

Estrenada en 1902 en el Teatro Lírico de Milán, se trata de la ópera más conocida de Francesco Cilea, un compositor contemporáneo de Puccini al que sobreviviría casi un cuarto de siglo. La ópera es un estudio bastante sagaz de la relación entre la vida y el arte, en el que Cilea equipara la vida con la música y el arte con el teatro hablado. La base de la obra son hechos reales: Lecouvreur fue una actriz francesa tan famosa por ser estrella de la Comédie Française de París a principios del siglo XVIII –el mismísimo Voltaire se contaba entre sus más fervientes seguidores–, como por su romance con Mauricio de Sajonia o sus disputas públicas con la antigua amante de este, María Carolina Sobieska, princesa de Bouillon. La Lecouvreur verdadera murió joven, al parecer por causas naturales, pero en la versión de Cilea –basada, a su vez, en la obra teatral del mismo título escrita por Eugène Scribe y Ernest Legouvé– es asesinada por la princesa, no sin antes llevar al público a una montaña rusa de emociones que discurren hacia un final inesperado y sorprendente: al principio se nos hace creer que lo que estamos viendo es una comedia costumbrista. Cilea capta de maravilla la salacidad de las intrigas de sociedad. El momento crítico llega cuando Adriana difumina la frontera entre la realidad y el arte al interpretar un monólogo de “Fedra” en una velada ofrecida por el Príncipe de Bouillon, cambiando las líneas para aludir al adulterio de su esposa. En ese momento, Cilea lanza una descarga de percusión que hace que la partitura pase de la comedia a la tragedia.

A pesar de su reputación como vehículo para el lucimiento de estrellas –está llena de momentos especialmente brillantes para que las sopranos dramáticas deseen asumir tanto el papel principal como el de la princesa de Bouillon, uno de los personajes femeninos más oscuros de la literatura operística: asesina a su rival con un ramo de flores envenenado, pero, a diferencia de otros personajes despechados y ofendidas, nunca muestra remordimientos–, la ópera es, sin embargo, una extraordinaria pieza de conjunto, que es como se nos presenta esta fastuosa coproducción del Gran Teatre del Liceu, la Royal Opera House de Londres), la Opéra de Paris, el Wiener Staatsoper y la San Francisco Opera, dirigida escénicamente por el escocés David McVicar, con una llamativa escenografía de Charles Edwards basada en el escenario de la Comédie Française visto desde atrás, desde delante y desde las alas en el transcurso de los cuatro actos. Igualmente basados en la Comédie Française es el vestuario de época, obra de Brigitte Reiffenstuel, y la coreografía de Andrew George.

Extraordinarios cantantes

Entre los cantantes, el día del estreno, el 16 de junio, destacan las intervenciones protagonistas del tenor más mediático del momento, el joven (¡treinta años!) italo-británico Freddie de Tomasso, en el papel del conde de Sajonia (papel que dobla un nombre mítico: Roberto Alagna), y la soprano polaca Aleksandra Kurzak (alternándose con la napolitana Valeria Sepe), como Adriana Lecouvreur. El papel de la princesa de Bouillon recae en el estreno en la mezzosoprano italiana Daniela Barcellona, alternándose en fechas sucesivas con la francesa Clémentine Margaine.

De Tommaso, que también repetirá en su papel en las funciones de los días 19, 22 y 29 de junio, saltó al estrellato el 8 de diciembre de 2021. Ese día formaba parte del segundo elenco que cantaba “Tosca”, de Puccini, en una de las “catedrales” operísticas del mundo, la Royal Opera House de Londres. Después de los ensayos, en vez de regresar directamente a su casa, a unos setenta kilómetros al sureste de Londres, quiso aprovechar la tarde para realizar las típicas compras navideñas. Había quedado con un amigo y estaba todavía tomándose un café con él en la Royal Opera House cuando el tenor principal del reparto, el estadounidense Bryan Hymel, comenzó a sentirse indispuesto mientras estaba en escena, interpretando al pintor Mario Cavaradossi, y no se vio capaz de seguir adelante con la función. De Tommaso, que no tenía que debutar hasta tres funciones más tarde, no lo dudó ni un instante: se puso su vestuario a rayas y salió al escenario en el segundo acto. A sus 28 años, se convirtió en el tenor más joven en cantar ese papel en el famoso teatro de Covent Garden, y también en el primer Cavaradossi británico en casi sesenta años. Cuando se bajó el telón del tercer acto, el público, emocionado, le dedicó una gran ovación: había bordado uno de los papeles más importantes del repertorio operístico internacional y la prensa especializada se rendía a su interpretación, hablando unánimemente del nacimiento de “una gran carrera”.

¿Y qué decir de Roberto Alagna? En sus treinta años de carrera ha interpretado más de sesenta papeles en los principales teatros de ópera de todo el mundo, destacando sus interpretaciones de Alfredo (La traviata), Calaf (Turandot), Canio (Pagliacci), Cavaradossi (Tosca), Don Carlo, Don José (Carmen), Fausto, Manrico (Il trovatore), Nemorino (L’elisir d’amore), Otello, Radamés (Aida) y Rodolfo (La bohème), entre otros, además de Maurizio, el conde de Sajonia, que ha cantado en varias ocasiones, y que volverá a interpretar en el Liceu estos días 17, 20 y 26 de junio.

Aleksandra Kurzak, por su parte, es cantante habitual en templos operísticos como la Metropolitan Opera de Nueva York, la Royal Opera House de Londres, Opéra National de París, Bayerische Staatsoper de Múnich, Teatro alla Scala de Milán o Wiener Staatsoper. Su repertorio incluye los papeles de Tosca, Madame Butterfly, Santuzza, Micaëla (Carmen), Mimì (La bohème), Liù (Turandot), Vitellia (La clemenza di Tito), Desdemona (Otello), Alice Ford (Falstaff), Rachel (La juive) y Elisabeta di Valois (Don Carlo), entre otros. Ella forma parte del reparto principal y, además de en el estreno, estará los días 17, 19 y 20 de junio, mientras que Valeria Sepe –ganadora del premio «Oscar della lirica”, como soprano de nueva generación, en la edición de 2016– interpretará el papel protagonista femenino los días 22, 26 y 29. En su trayectoria figuran, además, entre otros, los papeles de Liù en el “Turandot” dirigido por Zubin Mehta en la histórica puesta en escena firmada por Zhang Yimou en el Maggio Musicale Fiorentino; Madama Butterfly en el Teatro di San Carlo de Nápoles bajo la dirección de Dan Ettinger o Tosca en el espectáculo de la artista Marina Abramovic “7 Deaths of Maria Callas”. 

Daniela Barcellona, por su parte, interpretará a la princesa de Bouillon los días 16, 19, 22 y 26 de junio. La mezzosoprano italiana debutó como protagonista en el papel principal de Tancredi en Pesaro y ha sido galardonada con el “Premio Abbiati”. Entre sus principales papeles destacan los de Adalgisa en “Norma”, de Bellini; Carmen, Anna Bolena, Lucrezia Borgia o Maria Stuarda. El mismo papel lo interpretará la mezzosoprano francesa Clémentine Margaine los días 17, 20 y 29 de junio, después de haber actuado esta misma temporada 2023/24 en “Il trovatore” en el Teatro Regio di Parma, “Aida” en la Staatsoper Unter den Linden de Berlín, o Carmen en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona y en el Metropolitan Opera de Nueva York.

Los restantes papeles de la ópera serán cantados por Irene Palazón, Anaïs Masllorens, Pau Bordas, Carles Cremades, Marc Sala, Carlos Daza, Luis Cansino, Felipe Bou, Didier Pieri y Ambrogio Maestri, con la interpretación de la Orquesta Sinfónica y Coro del Gran Teatro del Liceu y la dirección musical de Patrick Summers, actual director titular de la San Francisco Opera.