Desastres naturales cada vez más frecuentes, glaciares que se derriten provocando un aumento del nivel del mar o ecosistemas que se degradan a pasos agigantados. El planeta ha dicho “basta ya” y ha llegado el momento de tomar las medidas necesarias para frenar las consecuencias del cambio climático.
Por eso, Naciones Unidas impulsa, desde hace más de cuarenta años, la celebración cada 5 de junio del Día Mundial del Medio Ambiente. En este 2024, el foco está puesto en la restauración de la tierra, la desertificación y la resiliencia a la sequía. Los datos son alarmantes: el 40% de las zonas terrestres están degradas, lo que afecta directamente a la mitad de la población mundial. Además, el número y la duración de los períodos de sequía han aumentado un 29% desde el año 2000. Y la previsión para el futuro no es mucho mejor. Se calcula que la escasez de agua pueda afectar a más de las tres cuartas partes de los habitantes del planeta en 2050. Urge, por tanto, proteger y revitalizar los ecosistemas en todo el mundo implementando medidas ambientales que impliquen a todos los actores de la sociedad, desde las administraciones públicas hasta el sector privado y la ciudadanía.
La escasez de agua podría afectar a más de las tres cuartas partes de la población mundial en 2050
En el caso concreto de España, somos uno de los países de la Unión Europea más afectados por el cambio climático. Tras años sufriendo el descenso de las precipitaciones y el aumento de las temperaturas, la sequía es una realidad en gran parte de nuestro territorio, especialmente en zonas del sur y en Cataluña.
Por eso, Agbar es consciente de que si hablamos de agua, cada pequeño detalle cuenta. La compañía, que forma parte del grupo Veolia, está centrada en promover una gestión optimizada de los recursos aplicando soluciones innovadoras para la preservación del agua y el cuidado y restauración de los ecosistemas naturales.
Parque El Recorral de Rojales (Alicante).
Con la economía circular en el centro de su estrategia, Agbar apuesta por dar una segunda vida a las aguas residuales gracias a su regeneración y reutilización en las ciudades, la agricultura o la industria. Así, en Cataluña, el 25% del agua que consume el área de Barcelona ya es regenerada. Otro ejemplo de éxito es el de Murcia, donde las depuradoras de La Hoya o de Cabezo Beaza abastecen para el riego a las zonas agrícolas circundantes. Esta reutilización permite no sólo aliviar la presión sobre los recursos hídricos sino también minimizar la dependencia de la climatología y las precipitaciones. Otro de los ejes de actuación de la compañía es el impulso de soluciones basadas en la naturaleza que, inspiradas en el funcionamiento de los ecosistemas, pretenden frenar la pérdida de biodiversidad. Asimismo, Agbar trabaja para transformar las instalaciones en infraestructuras verdes, implantando planes con los que disminuir su huella ecológica, crear microhábitats, reintroducir especies en declive y luchar contra las especies exóticas invasoras.
Agbar centra su estrategia en la preservación del agua y la restauración de los ecosistemas naturales gracias a la adopción de modelos circulares y soluciones basadas en la naturaleza.
Soluciones todas ellas que buscan una transformación ecológica. Una transformación que, sin embargo, no será posible sin la ayuda de todos. Por eso, Agbar promueve iniciativas como talleres, exposiciones o actividades de recogida de residuos para concienciar a la ciudadanía. Porque si algo está claro es que ha llegado la hora de aunar esfuerzos para legar a las generaciones venideras un mundo, a ser posible, mejor que el que conocemos.
Dos ejemplos de Agbar para la preservación de espacios naturales
En el parque El Recorral de Rojales (Alicante), Agbar apuesta por soluciones basadas en la naturaleza con la construcción de cinco lagunas artificiales, revegetadas con plantas autóctonas y donde se han instalado refugios de fauna. Además, en el paraje natural municipal de El Clot de Galvany, en Elche, el grupo ha realizado una importante labor para la conservación y protección de la biodiversidad de este ecosistema mediterráneo, deteriorado por la actividad humana, gracias a la introducción de especies en peligro de extinción y al uso de agua regenerada para el riego.