El joyero de una reina custodia un repertorio de tiaras, broches y otras alhajas con nombres propios que acumulan más historia que la Acrópolis de Atenas. En el de Sofía de Grecia y Hannover, como en el de las demás de su rango, esos nombres los han dado a veces quienes la agasajaron con motivo de un acontecimiento relevante. Sobre todo, con ocasión de su boda, en 1962. De todos los presentes que la reina consorte de España entre 1975 y 2014 recibió el día en el que contrajo matrimonio con Juan Carlos de Borbón, brilla con luz propia (y encarnada) el collar Niarchos, quizás su pieza más alabada.
Fue un regalo del armador griego Stavros Niarchos, y pertenece a la colección personal de Sofía, en la que cohabitan todos los tipos de gemas y perlas habidas y por haber, porque a ella le encantan las joyas. Lo ha lucido desde el inicio de su reinado hasta hace bien poco: en la misa que se celebró tras la proclamación de su esposo como rey, en 1975, en la cena de gala previa a la boda de su hijo Felipe VI y Letizia Ortiz, en 2004, y el año pasado, en las nupcias del príncipe heredero de Jordania, Hussein, y la arquitecta saudí Rajwa Al Saif.
Originalmente, el obsequio consistía en un llamativo collar de tres vueltas cuajado de rubíes procedentes de Birmania, rodeados de diamantes de tallas brillante y baguette, y estos, a su vez, de rubíes más pequeños, todo montado en oro. La reina emérita lo transformó en un juego de diadema y collar largo que suele acompañar de los pendientes de rubíes y diamantes que le cedió su madre, Federica de Grecia. Porque los 36 medallones del collar Niarchos se adaptan para crear gargantillas, pulseras y hasta sortijas.
El collar salió de los talleres de la histórica firma francesa Van Cleef & Arpels, con sede en la Plaza Vendôme de París, y en su día adornó los cuellos de las actrices Audrey Hepburn y Sofia Loren en unas fotos promocionales. No así los de las infantas Elena y Cristina ni el de Letizia, porque Sofía nunca lo ha prestado.
Si los rubíes Niarchos concitan tanta atención es por su color y su resplandor. El rubí, más duro que el acero, es una de las piedras preciosas más estimadas. Su tono refulge tanto como The Macallan Red Collection, la colección de whisky escocés de malta cuyo distintivo es también el rojo, este inspirado en la gama The Macallan ‘Choice Old’, la referencia más antigua de The Macallan, pues data de 1903. En aquel año, para diferenciarse de la clásica gama de añadas de 8 a 12 años, se utilizó tinta roja por primera vez para distinguir a las más preciadas y antiguas expresiones de la casa.
El color distintivo celebra la rica gama de rojos presentes de forma natural en The Macallan, en cada paso del proceso. El color rojo está en la naturaleza, prominente de Jerez, donde se usa el vino de jerez para añejar nuestras barricas de roble antes de llenarlas con The Macallan. El rojo es un color prominente en la paleta de colores del jerez, y encuentra su expresión en un espectro de matices a través del color 100% natural de nuestros whiskies de malta. Por lo tanto, el rojo está presente en el espíritu de The Macallan de principio a fin, desde los campos ámbar de la cebada hasta el cálido cobre de nuestros alambiques calentados, desde el fuego que ruge contra el roble hasta el brillo rubí de cada copa.
Al igual que toda la apasionante historia del collar, la colección de Red Collection refleja nuestro profundo respeto por el tiempo, la tradición y la artesanía. Destilados hace décadas en nuestros curiosamente pequeños alambiques de cobre, cada expresión de esta colección ha madurado lentamente en barricas de roble cuidadosamente seleccionadas a lo largo de muchas décadas bajo la atenta mirada de generaciones de fabricantes de whisky, hasta alcanzar el momento perfecto de maduración, entre cuarenta y setenta y ocho años, para dar lugar a unos whiskies añejos extraordinariamente elegantes.
La serie Red Collection es el legado de todos los maestros destiladores que han pasado por tan prestigiosa destilería. Elaboradas con el mayor respeto a la tradición y a los artesanos que han hecho posible que cada gota sea un disfrute, sus botellas llegan en una caja de madera de roble de cuero rojo. Porque el mismo apellido del fundador de The Macallan, Alexander Reid, procede del escocés y significa ‘the red one’ o ‘red headed one’. Un color que hace vibrar, en el cuello o en la copa.
*Este contenido ha sido elaborado en colaboración con The Macallan.
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