Valencia ya ha comenzado a vibrar con el arranque de 2022, año en el que la ciudad portuaria se estrena como Capital Mundial del Diseño. El reconocimiento, otorgado por la World Design Organization, ha comenzado a impregnar la actividad cultural de la ciudad a través de un extenso y transversal programa de eventos donde el diseño es el nexo común.
Más de un centenar de festivales, exposiciones, talleres, conferencias y encuentros profesionales tendrán lugar a lo largo del año en la ciudad y por todo el mundo. ¿El objetivo? Convertirse en el epicentro mediterráneo (e internacional) del diseño y ensalzar el valor de esta disciplina como motor de transformación social, económica, cultural y ambiental de los territorios.
De hecho, uno de los retos del diseño en España para 2022 es consolidarse como herramienta de competitividad. “El diseño es una ventaja estratégica que hace ser un 29% más productivas a las empresas que lo aplican de manera intensiva y un 19% más rentables”, declara Xavi Calvo, director de València Capital Mundial del Diseño 2022. “El diseño nos hace mejores, porque mejora nuestras vidas aportando bienestar. Además, es una palanca esencial para la innovación y la transformación de empresas y sectores enteros. Ser Capital Mundial del Diseño 2022 no es una casualidad sino un hito a aprovechar”, subraya Calvo.
Un diseño que no cura, pero salva
“El diseño en sí mismo no puede curar nada, pero tampoco podría hacerlo una vacuna si no dispusiéramos de una jeringuilla para inyectarla; así que, diseñar esa jeringa no es un añadido, sino algo intrínseco al desarrollo de cualquier innovación”. Quien ofrece esta analogía es el arquitecto, diseñador y divulgador Ramón Úbeda, encargado de una gran exposición sobre el diseño y la salud que tendrá lugar en octubre. La muestra, de carácter pedagógico y divulgativo, es fruto de una exhaustiva investigación que se convertirá en uno de los hitos del Museo Valenciano de la Ilustración y Modernidad (MuVIM). “El objetivo es enseñar que no es necesario entrar en un hospital para comprobar que el buen diseño te puede salvar la vida”, subraya el arquitecto.
Esa característica casi omnipresente del diseño se percibe en el espíritu que mueve al World Design Street Festival, una gran fiesta que este septiembre se extenderá por distintos puntos de la ciudad con sorprendentes y creativas propuestas a pie de calle. “Queremos democratizar el diseño valenciano, hacerlo cercano y accesible a toda la ciudadanía desde lo cotidiano y en los lugares comunes, pero sin dejar de sorprender”, sostiene Clara Icardo, directora de Signne Creative House, la agencia creativa responsable del evento. Romper con ese prejuicio que relaciona el concepto del diseño con la idea de ornamento estético, más propio de la élite y el lujo que del bien social, es la base de lo que, más que un festival, se antoja ya como todo un movimiento. «Pretendemos situar en el imaginario colectivo su vocación como servicio, interés común y necesidad», expone Icardo.
Los grandes protagonistas de la innovación
Para provocar esa reflexión espontánea sobre el sentido del diseño es preciso volver a los orígenes y conocer la herencia directa de la cultura valenciana. Hablamos de un territorio que a lo largo de la historia ha impulsado numerosas innovaciones en las industrias de las artes gráficas, la cerámica, la seda, el textil o el mueble. También, en la tradicional industria artesanal del abanico.
“El diseño genera identidad, y esta debe reflejar el legado cultural de quienes vivimos en este punto del mar de muchas orillas que es el Mediterráneo”, explica Vicent Martínez, comisario de Diseñar el aire, una exposición que aterrizará en abril en el Museo González Martí y que pretende mostrar –a través de los abanicos creados por dieciséis diseñadores internacionales– cómo una alianza entre la artesanía y la tecnología pueden enriquecerse mutuamente y exportar la cultura valenciana al resto del mundo… y proyectarla al futuro.
Abanicos de madera manufacturados con láser, piezas de telas impresas digitalmente o de madera fabricadas con tecnologías punteras son algunas de las obras que se podrán ver en la muestra. “La memoria y la herencia también son futuro”, concluye Martínez.
Esa apuesta por una innovación que bebe directamente del patrimonio cultural es uno de los rasgos característicos del ecosistema empresarial valenciano. Para impulsar esa visión, desde València Capital Mundial del Diseño se ha puesto en marcha un programa –el Programa de Innovación y Diseño (PID)– que tiene el objetivo de reforzar el papel de estos profesionales en aquellas compañías que ambicionan crear soluciones disruptivas. “Los diseñadores y diseñadoras son los principales agentes de cambio social, por lo que pueden ser muy útiles”, señalan desde la organización.
«El diseño es una ventaja estratégica que hace ser un 29% más productivas a las empresas que lo aplican de manera intensiva y un 19% más rentables»
En el programa, que se inició en 2021 y continuará a lo largo de todo 2022 y más allá, han participado ya decenas de empresas. Una de ellas es Logopost, especialista desde hace 35 años en imagen de marca. “Para nosotros el diseño siempre ha sido fundamental en los procesos de innovación y sabemos que tiene que estar presente en la fase inicial (en la conceptualización) para que el proyecto sea bueno”, señala César Pardo, director de la compañía. Por ello, explica, han utilizado su participación en el Programa de Innovación y Diseño, para desarrollar un proyecto que incorpore el diseño desde la raíz y mejore, en este caso, algunos aspectos de la movilidad urbana del futuro: la eléctrica.
“Cuando nos acercamos a los puntos de recarga de los vehículos eléctricos vimos que no se habían ideado para ser confortables para el usuario, que normalmente tiene que esperar un tiempo durante el repostaje”, detalla Pardo. De ahí surgió la idea de diseñar un prototipo de electrolinera inspirada en la naturaleza, capaz de adaptarse a cualquier entorno urbano y con bancos, un parque infantil, un baño o una máquina expendedora de bebidas. Todo, construido con materiales sostenibles. “Buscamos cuidar todos los detalles y crear un lugar amigable que promoviera la reducción de emisiones y la economía circular”, describe Pardo, que explica que actualmente se encuentran en fase de conversación con los diferentes actores interesados en la movilidad –tanto ayuntamientos como fabricantes– que “quieran subirse al carro”.
Como el de las electrolineras, son muchos los proyectos que durante el PID han demostrado el valor práctico del diseño como herramienta de mejora e innovación, pero también como motor de desarrollo económico y social. Con esta idea como hilo conductor se celebrará en octubre de 2022 la World Design Policy Conference, una serie de ponencias en las que participarán primeras figuras internacionales del diseño, como el académico y diseñador italiano Ezio Manzini o la experta en innovación sostenible Leyla Acaroglu.
“Queremos hablar de casos de éxito y buenas prácticas del diseño que se han aplicado de manera efectiva en las políticas públicas”, explica Kike Correcher, diseñador y fundador de Filmac, y uno de los coordinadores del evento. Esta suerte de plataforma global busca promover el intercambio de ideas y soluciones para que el diseño ostente un papel imprescindible en aquellas actuaciones públicas orientadas a promover sociedades más justas, diversas e igualitarias.
“Si durante décadas el diseño ha demostrado tener una enorme capacidad para resolver problemas muy complejos y romper barreras para mejorar la vida de la gente, ¿por qué no se está utilizando ahora?”, se pregunta Correcher. Un fallo en la comunicación y la promoción del diseño, la existencia de mitos o las desigualdades y contradicciones visibles dentro de la profesión son algunos de los motivos que, esgrime el experto, están eclipsando el verdadero potencial de esta disciplina como vehículo para impulsar la prosperidad social. Y añade: “Para eso hemos formado varios paneles de reflexión dedicados a abordar las distintas problemáticas y transformaciones que afectan a los distintos ámbitos del diseño”.
A esta conversación está invitada, como no podía ser de otra manera, el conjunto de la ciudadanía, objeto final, pero también sujeto, del diseño. “Hay que intentar que la sociedad entienda lo que el diseño puede hacer por ella y que, por su parte, este se abra más a la participación de las personas”, concluye Correcher.
«Hay que intentar que la sociedad entienda lo que el diseño puede hacer por ella y que, por su parte, este se abra más a la participación de las personas».
En este sentido, las generaciones venideras se presentan como las grandes protagonistas. Por eso, otro de los ejes clave de València Capital Mundial del Diseño es el Congreso de Moda Sostenible, un programa orientado a mejorar la empleabilidad de los futuros profesionales. De la mano del proyecto de la Unión Europea Sustainable Fashion Employability Skills y de ocho universidades de la Alliance of Universities of Technology, se llevarán a cabo diversas conferencias y workshops en los que participarán tanto reconocidos expertos como empresas y organizaciones. Todo con el fin de acercar los principales conceptos, prácticas y tecnologías sostenibles a los estudiantes.
Además, el programa va mucho más allá de 2022: se espera que las empresas participantes tengan en cuenta a los futuros diseñadores que han recibido esta formación. “Vamos a ofrecer a las compañías un mercado de futuros empleados muy formados, por eso queremos que firmen un pacto y se comprometan, el día de mañana, a ocupar las vacantes con aquellos que han recibido educación sobre herramientas sostenibles”, detalla Corinna Heilmann, directora de programa de València Capital Mundial del Diseño. Porque, en palabras de la propia Heilmann, «de lo que se trata es, sobre todo, de poner una semilla para el futuro”.