Sin embargo, hay una que es mucho más poderosa que todas las demás: el dinero. No cabe duda de que en un currículum el manejo de idiomas brilla con luz propia y es un incentivo a la hora de ser contratado para casi cualquier trabajo. Sin embargo, todo aquél que se haya propuesto iniciarse en el estudio de una lengua extranjera se habrá topado con la dura realidad de que es caro, muy caro.

Clases particulares, cursos intensivos, libros de texto y exámenes oficiales que cuestan un ojo de la cara, por no hablar de las cifras astronómicas de los cursos en el extranjero. Por ello habrá quien se pregunte si realmente vale la pena la inversión. Y nosotros tenemos una respuesta precisa.

Desde la web Freakonomics han tratado de cuantificar el beneficio de aprender una lengua extranjera en términos estrictamente económicos. Según su estudio aprender un nuevo idioma aumentará tu futuro salario en un 2%. Es decir, que si tu sueldo anual es de 30.000 dólares, el hecho de hablar un segundo idioma solamente conllevaría un aumento de 600 dólares.

Sin embargo, la publicación The Economist echó literalmente por tierra estos resultados tachándolos de injustos y poco rigurosos. Para comenzar, porque incluso tomando el valor nominal del 2% de incremento salarial, calculando el interés compuesto, (teniendo como punto de partida que el salario inicial medio de un graduado norteamericano son 45.000 dólares, con un 1% de aumento cada año y un 2% de beneficio real a lo largo de una vida laboral de 40 años), terminaría ganando 67.000 dólares más al momento de jubilarse.

Como es natural, este 2% no es más que un promedio, ya que depende en gran medida de cuál sea el idioma en cuestión. Por ejemplo, los mismos estudios revelaron que aprender alemán reportaría una ganancia extra del 3.8%, que significaría 128.000 dólares más al momento de retirarse. El español, por su parte, supondría un incremento del 1.5%, y aprender francés un 2.3%. Y las diferencias entre uno y otro no se basan en el número de hablantes de cada idioma (es obvio que en el mundo hay muchos más hispanohablantes que personas que hablen alemán), sino en las leyes de la oferta y la demanda.