Ha regresado el fenómeno anual de Spotify que millones de usuarios esperan: Spotify Wrapped (Spotify resumido). Este sistema recopila las canciones más escuchadas y los artistas favoritos de cada usuario en una lista personal, diseñada para ser compartida en historias de Instagram, TikTok, WhatsApp y X.
Cuando una marca permite que los usuarios se comuniquen entre sí y los convierte en participantes activos de una acción social, detrás hay mucho estudio, análisis de datos y una estrategia de branding fuerte, capaz de “ganar” en días especiales como este.
Orígenes e innovación
El Wrapped comenzó en 2016, cuando Spotify, ya un gigante del streaming musical, empezó a asignar a cada usuario una personalidad basada en su música. Los gráficos y carteles son coloridos, con rostros de artistas famosos, y muestran cómo la empresa se comunica con sus usuarios asignando características individuales. El resultado fue inmediato: interacción del público, aumento de suscripciones y viralidad del fenómeno.
Cómo funciona Wrapped
Wrapped analiza todo el streaming de cada usuario entre enero y finales de octubre/principios de noviembre (no incluye los últimos días de noviembre y diciembre). Cada reproducción genera datos como:
- Canción escuchada
- Artista
- Álbum
- Género asociado
- Hora de escucha
- Dispositivo utilizado
- Duración de la reproducción
Una reproducción se considera válida solo si supera los 30 segundos consecutivos; los plays más cortos no cuentan en las estadísticas.
Spotify utiliza machine learning y etiquetas musicales propias para:
- Clasificar canciones por género y subgénero.
- Relacionar artistas con estilos y “moods”.
- Corregir anomalías en los datos (loops artificiales, bots o reproducciones no orgánicas).
El objetivo es evitar que reproducciones sospechosas o repetidas distorsionen las estadísticas.
Al final, el usuario recibe su reporte personalizado, con frases icónicas como:
“Has escuchado música durante 46.328 minutos en 2024”.
El fenómeno social: ego digital y gamificación
Spotify Wrapped también construye lo que en psicología se llamaría ego digital: las personas disfrutan ver una versión “curada” de sí mismas, que refleja sus gustos, construye identidad pública y proporciona estatus social.
La gamificación es otro factor clave: la plataforma genera competencia social mostrando tiempo de escucha, artistas favoritos, porcentajes y badges emocionales. Los usuarios se sienten valorados, mientras que en realidad se convierten en promotores del brand.
Además, Wrapped produce el efecto FOMO: al salir en una fecha concreta y ser comentado por todos, genera presión social: “si no comparto mi Wrapped, me quedo fuera de la conversación.”
Para la empresa de Daniel Ek, se trata de una campaña publicitaria de costo casi cero, porque los propios usuarios generan los contenidos, cada compartición equivale a publicidad gratuita, y refuerza la retención y afinidad con la marca. Así, Spotify pasa de ser una plataforma de streaming a una verdadera identidad digital.
El otro lado: críticas a Daniel Ek

No faltan las críticas. Daniel Ek, fundador y ex CEO de Spotify, invirtió personalmente a través de su venture capital en Helsing, una startup europea que desarrolla drones militares y sistemas de IA para defensa. Con el tiempo, muchos artistas denunciaron públicamente lo que consideran una paradoja: que el fundador de una plataforma musical financie tecnología bélica.
Algunos críticos destacan la contradicción entre los bajos ingresos de los artistas en Spotify y la capacidad de Ek de invertir cientos de millones en tecnología militar, lo que ha causado un daño ético y moral a la empresa. Artistas como Massive Attack retiraron su música de Spotify en señal de protesta. El inversión de 600 millones de euros en un solo round es una de las mayores en Europa en el sector “defence tech” de startups privadas.
El debate continúa: mientras algunos celebran el éxito de Spotify y su marketing viral, otros subrayan las desigualdades y controversias que surgen por las decisiones del CEO. Comprender la ética de una startup ayuda a los usuarios a identificarse con ella, pero en tiempos de redes sociales, las trampas están siempre a la vuelta de la esquina.
