Cuando pensamos en la historia de Zegna, nos imaginamos una saga familiar: no es solo una empresa, sino una larga tradición tejida con hilo de legado, ambición y visión. Tras un proceso que ha durado dos años, el grupo Zegna da paso a la cuarta generación, valorizando así el talento interno. Ahora, más de un siglo después de que el abuelo Ermenegildo fundara su empresa textil la familia afronta un momento histórico: Gildo Zegna, al mando desde 1997, dejará su papel de consejero delegado para asumir una nueva responsabilidad como presidente ejecutivo, mientras sus hijos Edoardo y Angelo se posicionan como co-CEO del icónico sello Zegna. El cambio se hará efectivo el 1 de enero de 2026.
Una herencia que se transforma
Gildo, con 70 años, no abandona el proyecto familiar: se convierte en custodio estratégico de los valores fundacionales. Su nueva función como presidente ejecutivo le permitirá mirar el panorama global con una calma y una profundidad que el día a día como CEO no le permitía. Mantendrá, además, áreas clave bajo su supervisión: relaciones externas, comunicación corporativa, sostenibilidad, cuestiones legales… y, sobre todo, el textil, esa pasión que le ha acompañado toda la vida.
Sus hijos, Edoardo y Angelo, se reparten las riendas operativas del grupo:
- Edoardo Zegna aportará su lado más visionario. Hasta ahora ha estado al frente del marketing, la transformación digital y la sostenibilidad. A partir de 2026 será responsable de la visión estratégica de la marca Zegna: diseñará la identidad de las colecciones, supervisará los puntos de venta y pilotará las estrategias de comunicación junto al director artístico, Alessandro Sartori.
- Angelo Zegna liderará las operaciones comerciales más puras: será responsable de los canales de distribución (venta al por mayor y retail) en todos los mercados clave. Según Gildo, el 5 % de los grandes clientes representa aproximadamente el 40 % de los ingresos de la marca. Angelo, con velocidad de ejecución, cuidará esa parte fundamental del negocio.
Gildo subraya que esta transición no es un regalo familiar sin criterios: “La promoción ha sido basada en el mérito”, afirma. Y no solo para sus hijos, sino también para el nuevo CEO externo: Gianluca Tagliabue, quien hoy es director financiero y operativo, asumirá ese puesto en 2026 tras diez años demostrando su valía en la empresa. En palabras de Gildo, Tagliabue “ha mantenido un balance entre finanzas e industria; tiene visión y determinación, y puede ser un gran guía para la cuarta generación”.
Resultados, retos y estrategia de futuro
Zegna es una compañía sólida, pero enfrenta desafíos globales. En 2024, el grupo reportó unos ingresos de 1.946,6 millones de euros, un 2,2 % más que el año anterior. En cuanto a canales de venta, el grupo ha reforzado su apuesta por el modelo directo al consumidor (DTC). Según su informe, ese canal representó un porcentaje creciente de las ventas con marca, con un fuerte crecimiento especialmente en Estados Unidos y Europa. Además, Zegna ha invertido de forma sustancial en su red comercial y en tecnología: ha destinado 126 millones de euros en 2024 a desarrollo de tiendas físicas, infraestructuras IT y otras funciones estratégicas.
¿Por qué este movimiento importa?
No se trata solo de un relevo generacional. Es una evolución estratégica: Gildo, con su experiencia, pasa a un rol más reflexivo, concentrado en el “qué” y el “por qué”, mientras que sus hijos emergen al frente operativo con perfiles complementarios y ambiciosos. El nombramiento de Tagliabue como CEO externo equilibra la herencia familiar con el profesionalismo corporativo, una fórmula que otras grandes casas de lujo han seguido con éxito.
Este paso también refuerza un mensaje clave: Zegna no solo piensa en presente, sino en sostenibilidad, legado y adaptación. El nuevo liderazgo deberá mantener la esencia que ha hecho famosa a la casa (sus tejidos, su filera integrada, su artesanía), mientras impulsa la expansión comercial, digital y global.
En las grandes empresas como Zegna, un cambio de timón no significa cambiar de rumbo, sino aprovechar el talento joven para abrir nuevas vías hacia el futuro, sin perder de vista la riqueza de su pasado.
