Por décadas, Halloween fue visto como una tradición anglosajona de disfraces, dulces y fantasmas. Hoy es mucho más que eso: un fenómeno económico global que cada año mueve miles de millones de dólares, inspira estrategias de marketing, revoluciona el comercio electrónico y genera oportunidades de inversión incluso en sectores insospechados.
A diferencia de lo que a veces se piensa, Halloween no es una fiesta estadounidense, aunque probablemente en USA sepan celebrarla mejor y la hayan hecho más famosa. En realidad, las raíces de Halloween se remontan a hace más de 3000 años en Irlanda, con la fiesta de Samhain, que marcaba el final del verano y el comienzo del invierno. Los celtas creían que en la noche del 31 de octubre la frontera entre el mundo de los vivos y el de los muertos se difuminaba, permitiendo a los espíritus vagar por la Tierra.
Un mercado que crece cada vez más
Según la National Retail Federation (NRF), el gasto en Halloween en Estados Unidos superó los 12.200 millones de dólares en 2024, un récord histórico. Más del 70% de los consumidores planeó participar en alguna actividad relacionada, y el gasto promedio por persona alcanzó los 108 dólares.
Pero el fenómeno ya no es exclusivo del mercado norteamericano. En América Latina, países como México, Colombia y Chile han adoptado la fecha con entusiasmo. Las cadenas de supermercados, las plataformas de e-commerce y hasta los bancos lanzan campañas temáticas que impulsan el consumo en disfraces, decoración y experiencias.
Las búsquedas en Google relacionadas con “decoración de Halloween” o “ideas de disfraz” aumentan más del 300% durante octubre. Y plataformas como TikTok o Instagram son las nuevas pasarelas de tendencias, donde cada disfraz viral puede convertirse en un éxito comercial en cuestión de horas.
Halloween se ha convertido en una fecha estratégica para el retail. Marcas como Spirit Halloween, Target o Walmart ajustan sus inventarios meses antes, sabiendo que la gente gastará un presupuesto para la fiesta. En paralelo, gigantes del entretenimiento como Netflix o Disney+ aprovechan la temporada para lanzar contenidos de terror o suspenso, capitalizando el interés en la narrativa del miedo. Incluso los parques temáticos han hecho del terror un modelo rentable. El evento Halloween Horror Nights de Universal Studios atrae a millones de visitantes cada año y genera ingresos multimillonarios en entradas, hospedaje y merchandising.
La tendencia actual va más allá de los disfraces. El consumidor busca vivir experiencias, un poco como sucede con el turismo donde no se busca más visitar un sitio sino ser parte de una experiencia, pues igual con las fiestas y con Halloween. Desde cenas inmersivas hasta laberintos del terror premium, el segmento “miedo de lujo” crece.
En Nueva York o Los Ángeles, entradas a eventos privados pueden costar entre 500 y 2.000 dólares. Las marcas apuestan por experiencias exclusivas que combinan arte, gastronomía, coctelería y escenografía cinematográfica.
Y en ese universo de excesos y luces tenues, los famosos son los protagonistas.
Las fiestas de Halloween más caras de los famosos
las fiestas de las celebridades son el escaparate más visible del Halloween de lujo. Aquí, el miedo es glamuroso… y carísimo.
Heidi Klum: la reina del Halloween millonario
Ningún Halloween está completo sin mencionar a Heidi Klum, cuya fiesta anual en Nueva York se ha convertido en un evento de culto. La modelo y presentadora alemana invierte sumas astronómicas en sus disfraces, se estima que el de 2016, en el que apareció rodeada de clones de sí misma, costó 10 millones de dólares. Las entradas VIP pueden superar los 6.000 euros por persona y las mesas privadas alcanzar los 40.000 euros, con un despliegue técnico que rivaliza con producciones de Hollywood.
Kim Kardashian
En 2023, Kim Kardashian transformó su casa en una auténtica mansión encantada, con decoradores, actores y efectos especiales de cine. Los medios estimaron que la ambientación costó más de 1 millón de dólares, sin contar el catering ni los disfraces personalizados para su familia. El evento se convirtió en tendencia global en redes sociales y reforzó su imagen de ícono del lujo aspiracional.
Playboy Mansion: el terror más exclusivo
Durante años, la “Kandy Halloween” en la Mansión Playboy fue sinónimo de exceso y exclusividad. Con entradas que llegaban a 1.000 dólares y un costo de producción de seis cifras, incluía un “haunted house” de 4.000 pies cuadrados, decenas de actores, barra libre, performances y seguridad privada. Más que una fiesta, era una declaración de estatus.
Las fiestas de los famosos, aunque extravagantes, representan un microcosmos de un fenómeno mayor: Halloween como generador de economía de experiencia y contenido.
Desde los productos de un supermercado hasta las marcas que fabrican artículos para la festividad, pasando por un anuncio en televisión o un reel de Instagram que habla de Halloween. Todo sirve desde el punto de vista comercial para aumentar no solo las expectativas hacia la fiesta, sino también para incrementar cada año más la facturación.
El resultado es una cadena de valor donde todos ganan: el retail, el entretenimiento, el marketing digital y los propios inversionistas que ven en Halloween un periodo de alto retorno publicitario.
El miedo con Halloween sigue siendo un gran negocio.
