Mientras el mandato de Jerome Powell se acerca a su fin, el futuro de la Reserva Federal se perfila como uno de los temas más críticos de la economía estadounidense. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha tomado las riendas del proceso de sucesión, elaborando una lista de cinco candidatos que competirán por liderar el banco central en los próximos años.
- Christopher Waller; Gobernador de la Fed
- Michelle Bowman; Vicepresidenta de Supervisión de la Fed
- Kevin Warsh; Ex‑gobernador de la Fed
- Kevin Hassett; Director del Consejo Económico Nacional de USA
- Rick Rieder; Ejecutivo senior de BlackRock
Estos son los nombres que en las últimas horas están dando a entender que sustituirán a Powell; uno de ellos será el elegido.
La búsqueda no solo se centra en encontrar un reemplazo capaz de mantener la estabilidad económica, sino en alguien dispuesto a reestructurar la institución y redefinir su papel en los mercados y la política monetaria. Bessent busca un presidente de la Fed que haga al banco central más eficiente, con menor intervención directa en la economía y un control más riguroso sobre las compras masivas de deuda pública que han caracterizado la política monetaria desde la crisis financiera de 2008.
Reformas internas y control del sistema regional
Uno de los objetivos clave de Bessent es reducir la red de 12 bancos regionales que conforman la Reserva Federal, centralizando operaciones y eliminando puestos de trabajo redundantes. Internamente, candidatos como el gobernador Christopher Waller han mostrado entusiasmo ante estas medidas, con declaraciones breves pero contundentes que reflejan la disposición a realizar cambios significativos en la estructura de la Fed.
El plan del Tesoro va más allá de ajustes regulatorios o ambientales, buscando un banco central más pequeño y ágil, capaz de actuar con rapidez en tiempos de crisis y menos expuesto a presiones políticas o mediáticas. La estrategia también busca reducir la atención pública y mediática sobre la Fed, limitando la cantidad de ruedas de prensa y reuniones formales, algo que algunos aspirantes consideran vital para evitar que cada palabra del banco central altere los mercados financieros.
Tipos de interés y política monetaria
Uno de los ejes de debate entre los candidatos es la política de tipos de interés. Tanto Trump como Bessent consideran que actualmente son demasiado altos. Internamente, Waller y la vicepresidenta de supervisión, Michelle Bowman, han liderado llamadas a recortes de forma gradual, manteniendo un equilibrio entre la agenda del gobierno y la necesidad de estabilidad financiera.
Bowman, en particular, ha promovido la relajación de ciertas normas regulatorias, liberando alrededor de 2,6 billones de dólares en capacidad crediticia según la consultora Alvarez & Marsal, mientras mantiene compromisos con regulaciones internacionales de capital. Sin embargo, su enfoque ha suavizado iniciativas conjuntas en áreas como cambio climático, en línea con la filosofía de Bessent de que la Fed no debe intervenir más allá de su misión principal.
La mirada hacia la relajación cuantitativa
El debate sobre la relajación cuantitativa (QE) también divide a los candidatos. Para Bessent y algunos aspirantes, la QE debe reservarse para crisis extraordinarias, no como herramienta rutinaria de política monetaria. Esta postura coincide con la de críticos históricos de la Fed, como Kevin Warsh, quien advierte que la expansión excesiva del balance del banco central ha generado riesgos sistémicos innecesarios.
Algunos candidatos, como Rick Rieder de BlackRock, han mostrado optimismo sobre la economía y el crecimiento bursátil, aunque sin detallar cómo implementarían reformas significativas en la Fed. Otros, como Kevin Hassett, considerado favorito por su cercanía a la Casa Blanca, podrían ganar terreno más por lealtad política que por propuestas técnicas.
Un proceso largo y de alto riesgo
La segunda ronda de entrevistas del Tesoro se llevará a cabo en las próximas semanas, con la intención de entregar una lista final a la Casa Blanca entre Acción de Gracias y Navidad. La fecha de la última reunión de la Fed sobre tipos de interés, el 10 de diciembre, añade presión sobre los candidatos, que deberán emitir su voto incluso antes de conocer si liderarán la institución.
El proceso de sucesión de Powell no solo definirá el rumbo de la política monetaria estadounidense, sino que podría marcar un cambio estructural profundo en la Reserva Federal, con menos intervención en mercados, una red regional más eficiente y una Fed menos mediática y más técnica. El mundo observa con atención: la elección del próximo presidente de la Fed determinará no solo los tipos de interés, sino también la forma en que Estados Unidos manejará su economía en la próxima década.
