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Un hospital entero para simular los casos más reales que se pueden encontrar los futuros médicos

CEU San Pablo apuesta por lo último en metodologías e invierte más de cuatro millones de euros en el mayor centro universitario de simulación para formar a sanitarios con la mejor solvencia profesional.

Si uno accede por la puerta trasera a la Facultad de Medicina del CEU San Pablo, es posible que el corazón le dé un brinco al ver a unos sanitarios sacando a un herido de un coche volcado para introducirlo en la ambulancia que hay aparcada junto a la puerta. Ni la ambulancia va a arrancar, ni el coche se ha accidentado.

Una mirada más atenta servirá para darse cuenta de que en realidad el paciente —por muy real que parezca— es un muñeco de caucho, y de que los sanitarios son alumnos con el uniforme del Hospital de Simulación que la universidad acaba de abrir en su campus de Montepríncipe en Madrid. Se trata de un innovador proyecto que lleva un paso más allá las áreas de simulación con que cuentan ya la mayoría de las facultades de medicina: un complejo que “de haber una nueva pandemia mañana”, remarca Álvaro Trampal, director del Hospital, “podría comenzar a usarse como centro hospitalario de inmediato”.

Esto es gracias no sólo a que las distintas salas —en total más de 20 espacios, que incluyen quirófano, UCI, triaje, boxes de urgencias, observación, maternidad, fisioterapia o farmacia— cuentan con el material más puntero que existe hoy en el sector hospitalario; sino porque estas salas se disponen siguiendo la estructura de un hospital, con sus pasillos, accesos o ascensores, creando situaciones tan reales que los alumnos a veces se olvidan de que es una simulación. El objetivo, explica el decano de la Facultad, Tomás Chivato, es “que los alumnos se entrenen en situaciones reales para mejorar su soltura en el momento de la verdad, y ganar en seguridad para los pacientes”.

Con más de 4 millones de inversión, el Hospital de Simulación aplica el modelo SimZones, desarrollado por Christopher Roussin y Peter Weinstock en el Boston Children’s Hospital. Porque si algo tiene claro el CEU San Pablo es que la Medicina del futuro es la formación de hoy, por lo que es necesario adelantarse a los escenarios a los que se enfrentarán sus alumnos, pero no sólo técnicos, también éticos, humanos, sociales. En palabras del decano, “queremos formar buenos profesionales y profesionales buenos”, dice mientras muestra en pantalla su fórmula para medir el valor de un profesional: [(conocimiento+competencia) x actitud] x (ética + comunicación). Donde el sumatorio de ética y comunicación sólo puede ser de 1 o 0, “no tiene un gran peso en el producto final”, explica, “pero si es cero, la fórmula entera —el valor— será igual a cero”.

El modelo SimZones organiza el proceso educativo en cinco niveles —desde el autoaprendizaje guiado hasta la reflexión sobre casos reales—, y en el hospital de simulación de CEU San Pablo se centran sobre todo en las zonas 0 a 3 (autoaprendizaje guiado, instrucción de habilidades fundamentales, simulación clínica contextualizada y entrenamiento de equipos y sistemas). Trampal guía a un grupo de periodistas por las estancias. Cada una de ellas cuenta con una sala de observación contigua que se separa por un cristal espejado y donde el profesor analiza con el resto de alumnos el escenario. La decoración de la sala de observación es austera, con las superficies negras en su mayoría, lo que permite ver mejor lo que sucede al otro lado. En el quirófano, el paritorio, la UCI…, un grupo de estudiantes trata de resolver el caso al que se enfrentan ese día, casi como en una escape room hospitalaria. “A veces la simulación comienza con una llamada al busca de un alumnos que se encuentra en clase en ese momento”, cuenta: “El profesor está al tanto, y en ese momento la clase pasa a ser un análisis del escenario, que pueden seguir en directo en la gran pantalla del aula”. El muñeco (en la jerga, el simulador) muestra síntomas reales, que pueden ser señal de diversas dolencias, a veces un medicamento ha provocado una reacción inesperada y, al cruzarse con los síntomas de su enfermedad, presenta un cuadro que genera confusión. Se trata de escenarios reales y realistas. Las pulsaciones del muñeco, la respiración, sus pupilas o la temperatura corporal actuarán en consecuencia.

La simulación en los entornos educativos de las carreras sanitarias no es algo nuevo. Desde que la comadrona francesa Angélique Marguerite Le Boousier du Coudray (1712-1794) diseñó a mediados del siglo XVIII su simulador “La Machine” para su labor de enseñanza obstétrica, los simuladores se han empleado en todas las ramas de la medicina. La Machine consistía en un maniquí de una pelvis femenina y las cavidades uterinas a tamaño real fabricado con tela, cuero, algodón y cartón, con un feto articulado que podía colocarse en múltiples posiciones de cara a un parto más o menos complicado.

A medida que los alumnos van avanzando en su aprendizaje mediante simulación, se enfrentarán a escenarios cada vez más realistas, en los que tendrán que trabajar en equipos multidisciplinares, con enfermeros, fisioterapeutas, psicólogos, y otras titulaciones sanitarias para entrenarse no sólo en la técnica, sino también las habilidades comunicativas, de liderazgo, la colaboración y la gestión emocional. Un día, cuenta el director del centro, “una alumna salía llorando de la UCI: se le había muerto el paciente”. Este es el nivel de implicación que logran los alumnos en el hospital de simulación. ¿Cuándo comienzan a entrenarse en este particular hospital? Los alumnos de Enfermería entran en el primer curso, los de Medicina en tercero. El profesorado está formado por profesionales del sector clínico, tanto en centros privados como públicos , que traen casos reales a las aulas y los analizan con el alumnado con el objetivo de favorecer el espíritu crítico: “Aquí guiamos, hacemos reflexionar; no decimos como está bien o cómo está mal, sino que los alumnos llegan ellos solos a la conclusión”. El reto para el siguiente curso, adelanta Chivato, el decano de la facultad, “es realizar un día de guardia”, en el que los alumnos deberán cumplir las 24 horas en el hospital.

El director general de CEU San Pablo, Javier Tello, advierte: “Los alumnos de segundo de Bachillerato que quieran entrar en esta facultad de Medicina deberían tenerlo claro meses antes de realizar la Evaluación para el Acceso a la Universidad (EVAU), pues el examen —unas pruebas específicas de química, biología o inglés— para entrar en el CEU se realiza por estas fechas. El resultado de este examen propio y la media de las notas de primero de Bachillerato, serán los criterios que establecerán el corte”.

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